Después de veinte años, la Hospitalidad de Lourdes retomó ayer la tradición de celebrar la Eucaristía de su jornada diocesana de convivencia en la Catedral, celebración que presidió el Obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes; acompañado por el consiliario de la Hospitalidad, D. Luis Emilio Pascual; y una decena de sacerdotes.
Más de 1.500 personas, entre hospitalarios y enfermos, participaron en esta celebración en la que el Sr. Obispo les agradeció su fuerza y coraje y definió este día como la “peregrinación chica a Lourdes”, un día de preparación para la XLVI Peregrinación Diocesana a Lourdes, que está prevista del 27 de junio al 1 de julio.
Durante la homilía, Mons. Lorca Planes recordó las inundaciones que se produjeron en el santuario de Lourdes el pasado año y que impidieron que la delegación murciana pudiera realizar su peregrinación; pero también recordó como rápidamente se trasladó el sentir de Lourdes a la Catedral, en la peregrinación que tuvo lugar el 22 de junio del pasado año. “La lluvia no fue capaz de romper la comunicación con María”, explicó el Sr. Obispo, haciendo referencia a que ningún impedimento puede desalentar a los que trabajan bajo el amparo de Ntra. Sra. de Lourdes.
Mons. Lorca Planes recordó, además, que María sigue siendo el mejor ejemplo de fidelidad, por eso tenemos que vivir “según el modelo de la Madre”, que lo es del mundo entero porque así lo dijo Jesús desde la cruz: “en la cruz. Cristo la dice a María que será madre del mundo”.
El presidente diocesano de la Hospitalidad de Lourdes, Joaquín Martínez, afirma sentirse feliz por el desarrollo de la jornada de ayer y destaca la importancia de vivir desde el servicio: “quien no vive para servir, no sirve para vivir; en la entrega a los demás está la esencia de la verdadera felicidad. Ser hospitalario es una forma de vivir”.
Al finalizar la peregrinación se realizó, alrededor de la Catedral, la procesión de las antorchas en la que participaron los hospitalarios (enfermeras, camilleros, médicos, niños del agua), enfermos, sacerdotes y el Sr. Obispo, acompañando a la Virgen de Lourdes. La procesión puso el punto y final a una intensa jornada de convivencia que se realizó en el colegio de los Hermanos Maristas de La Fuensanta.