El modelo aplica la cooperación empresarial para satisfacer las preferencias del consumidor
El consejero de Universidades, Empresa e Investigación, José Ballesta, aseguró hoy que "la existencia de una cadena de valor garantiza la trazabilidad de los productos", de tal manera que "el consumidor va a poder conocer con detalle el origen de sus componentes, la historia de los procesos aplicados al producto, así como la distribución y localización después de su entrega".
"No solamente facilita al consumidor su capacidad de elección y la posibilidad de discriminar en función de sus intereses sino que mejorará la seguridad en la cadena alimentaria y el control de los productos", añadió José Ballesta, quien realizó estas declaraciones durante la inauguración de la jornada 'Cadena de valor agroalimentaria', que acoge el Cuartel de Artillería de Murcia.
En este acto, también estuvo presente el rector de la Universidad de Murcia, José Antonio Cobacho; el director general del Foro Interalimentario, Ignacio Arranz, y el presidente de la Asociación de Supermercados de la Región, Luis Navarro.
En este marco, el consejero situó la cadena de valor dentro de una estrategia europea que se centra en la innovación y la calidad, para ofrecer nuevos productos que se adapten mejor a las preferencias de los consumidores. Al respecto, apuntó que "la cadena de valor agroalimentaria es un concepto pionero en España, que reúne a productores y distribuidores mayoristas y minoristas para ofrecer el mejor producto al mejor precio".
Cooperación empresarial
El responsable autonómico puso especial énfasis en la cooperación empresarial como "punto estratégico y fundamental" de las cadenas de valor, donde las empresas son entidades interdependientes que pasan de tener como objetivo primario el coste y el precio a focalizar la orientación de la empresa en la búsqueda del valor añadido y la calidad del producto, buscando satisfacer las preferencias del consumidor.
Las cadenas de valor son una red estratégica que engloba a productores, procesadores, así como distribuidores mayoristas y minoristas, quienes reconocen la necesidad mutua de trabajar juntos para identificar objetivos estratégicos, que comparten riesgos y beneficios, e invierten tiempo, energía y recursos para realizar el trabajo articulado.
Este modelo de producción y gestión del producto mejora la competitividad e introduce nuevas variables, pues trabaja desde la demanda, ya que su propósito es responder a las necesidades de los consumidores; deja de buscar la optimización de la empresa para lograr la optimización de toda la cadena; y requiere el compromiso de todos los participantes en el control de los factores que afectan a la calidad y consistencia del producto.
En definitiva, la confianza y la cooperación resultantes crean un ambiente en el cual los productos son de alta calidad y llegan al consumidor oportunamente.