Cieza

Don Antonio Salas, para siempre entre nosotros

Vergara pide de nuevo que una calle de "su" barrio lleve el nombre del sacerdote.

"Decía Baden Powell que no era tan importante ser bueno como hacer el bien, que esto último era realmente la mejor manera de proyectarnos hacia la gente. No se trata de una cita literal pero sí del significado de la misma.

Ignoro si Don Antonio Salas –el cura Salas- era un hombre bueno, al menos en el sentido más pacífico y conformista del término dudo mucho que lo fuera. Ni falta que hacía, ni falta que hizo. Pero indudablemente fue un hombre que hizo mucho bien. Su carácter fuerte, a veces seco, su corazón batallador y su inteligencia preclara, tenían que llevarle por otros derroteros distintos de la beatitud tranquila. Hizo el bien a toneladas, lo repartió por centenares de casas y familias ciezanas y especialmente por las de su gente de San Juan Bosco: medicinas, legumbres, estudios, deporte, naturaleza, mediación, consuelo cuando tocaba y defensa las más de las veces. A su impulso y cobijo se transformó el incipiente barrio en el más amplio y heterogéneo de los barrios ciezanos. Si aquí tuviera la osadía de relatar las muchas iniciativas de transformación y mejora que se debieron, al menos en parte, a su desvelo y cuidado me perdería mirando de árbol en árbol sin ver el bosque. Ni es mi propósito ni la sucesión de hechos llegaría al nivel de lo que para muchos, muchísimos ciezanos, representó don Antonio. Por cierto, que resulta curioso que quienes algo le conocían se refirieran a él como el cura Salas y luego al conocerle mejor todos le llamáramos don Antonio. No por despego ni porque él pusiese metros de por medio, sino por todo lo contrario. Conforme más cerca estaba uno de él más gigantesca se hacía su figura y ya el don -¿Como don Bosco?- antecedía a su nombre sin esfuerzo alguno.

A mí me trató siempre con una exquisitez y dulzura extraña para con sus allegados más jóvenes, me distinguió con merecimientos sin duda injustificados a los que yo, pobremente, respondí como mejor supe. Nunca me dio un consejo pero sí me habló de muchas cosas. Y me quedaré, para siempre, con algún magisterio que otro. Gracias y mil veces gracias.

En 1994, creo, este semanario, dirigido entonces por su fundador, pedía una calle para el cura Salas, perdone, don Antonio. No hubo suerte entonces, como tampoco una iniciativa después, con algún comentario político improcedente de por medio (ir a contrapié) y ampliamente respaldada por ciezanos muy destacados. Cumplido el tránsito de su muerte corporal, por lo visto condición indispensable y cicatera para merecer la distinción, vuelvo a pedir que una calle, una buena calle de 'su' barrio, perpetúe la memoria del murcianico del Carmen entre sus ciezanicos de San Juan Bosco. Por nosotros, más que por él". -JLVG-

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