Región

Julieta Venegas y Russian Red acaban con las entradas de La Mar

Sophia Charaï y Balkan Beat Box completan la jornada de mañana viernes 15 de julio

Llegan Julieta Venegas y Russian Red a La Mar de Músicas con todas las entradas vendidas. Julieta Venegas se sube de nuevo al escenario que la vio nacer en la escena musical española hace ya más de diez años, cuando era una total desconocida. Russian Red por vez primera pisará el Auditorio Parque Torres, escenario principal del festival La Mar de Músicas. Una noche que se completará con las actuaciones en el castillo árabe de Balkan Beat Box y la revelación de este año de música francesa Sophia Charaï.

En el FIB y en La Mar de Músicas. En Benicàssim con Arcade Fire, The Strokes o Arctic Monkeys en el cartel y, en Cartagena, en un programa con Cheikh Lô, Omara Portuondo o Gilberto Gil. El signo de los tiempos. Aunque en La Mar de Músicas, Julieta Venegas no despierta controversia alguna –aquí actuó hace diez años siendo prácticamente una desconocida-, muchos asistentes al FIB le han dedicado a la mexicana, vía Twitter, comentarios muy poco favorables que han provocado la reacción de sus seguidores.Hace casi un año que fue mamá dejando a la prensa de la víscera con las ganas de saber el nombre del padre de su hija. Asunto más interesante que el cotilleo son sus colaboraciones en 'Kalea', segundo disco de la trilogía de canciones tradicionales vascas de Kepa Junkera, o en 'Piratas de Sudamérica', EP de El Guincho al que ella contribuye con la relectura de 'Mientes' un clásico del Trío Matamoros. En noviembre cantó en la Plaza de España de Madrid celebrando 100 años de la Revolución Mexicana y coincidiendo con el centenario de la Gran Vía.

Julieta Venegas (Long Beach, California, 1970) se crió en Tijuana y vive en el DF desde los 22 años. El éxito le llegó en 2006 con su cuarto disco 'Limón y sal' y con 'Me voy', una canción que se canturreó durante meses y la convirtió en una de las cantantes favoritas del pop y el rock alternativo latinos. Apta para todos los públicos. Escribió entonces Diego A. Manrique que con ella apareció un nuevo paradigma de cantante mexicana: "Nunca han faltado las divas seductoras o las damas dolientes en el mayor país hispano pero ella rompía esquemas: tenía el sabor de su tierra y sonaba contemporánea. Contemporánea y creativa, nada que ver con el modelo de Paulina Rubio y demás neumáticas fantasías con remite de Televisa".

Dicen que viaja con montones de libros –ama a Murakami- y las fotos de sus seres queridos en su iPod. Y que le gusta beber una copa de tequila del bueno antes de actuar. Aunque la timidez la siga acompañando, Julieta, que de niña confiesa haber sido muy arisca y llevarse mal con la gente, ya no es aquella chica de mirada huidiza y aspecto lánguido. Y, probablemente, a la siempre sobria autora de canciones como 'Amores perros' o 'Andar conmigo', que suele moverse en torno a las emociones con una visión de las relaciones sentimentales que comparten muchas mujeres, se la oiga despedirse de un fracaso amoroso cantando "no voy a llorar / y decir que no merezco eso / porque es probable que lo merezca".

Russian Red

'Te odio pero te quiero' canta en inglés Russian Red, ese tono rojo de pintalabios que eligió como nombre artístico Lourdes Fernández, una veinteañera madrileña. Dice que escribió la canción, 'I hate you but I love you', en la cocina de su casa. El fenómeno de esta chica lo contaba gráficamente Carlos Marcos en octubre de 2008: "Hace poco más de un año actuó en la sala Costello (...) el aforo fue raquítico: 17 personas. Hace dos semanas reventó la sala Ocho y Medio con 400 seguidores. Otros tantos formaron una fila que llegaba a los 500 metros". Russian Red se había convertido en la musa del pop independiente, la estrella del 'indie' nacional. Y ya no ha parado. Desde abrir un concierto de Suzanne Vega en el Palau de la Música de Barcelona hasta irse de gira por Estados Unidos. Su primer disco, 'I love your glasses', del que habría vendido cerca de 40.000 ejemplares, salió en el 2008 en un sello diminuto y no costó demasiados euros. El segundo acaba de editarlo una multinacional: producido en Glasgow por Tony Doogan (The Delgados, Teenage Fanclub, Mogwai...) y grabado con músicos de Belle & Sebastian.

Balkan Beat Box

El 'beat boxing', esa forma de percusión vocal basada en la habilidad de producir sonidos de batería y percusión con la boca, está aquí en manos de israelíes. De la región de los Balcanes son apenas los ritmos que ellos utilizan en su música. Balcan Beat Box lo fundaron dos israelíes que vivían entonces en Nueva York, el saxofonista Ori Kaplan y el percusionista y programador Tamir Muskat. Kaplan y Muskat son los cerebros de un proyecto musical que, como pueden hacer Gogol Bordello o DeVotchKa, toma elementos tradicionales balcánicos y les añade apuntes de música judía, gitana, electrónica, dub, ragga, hip hop... En una reseña de la BBC se hacía referencia a bandas como la británica Asian Dub Foundation o la belga Think of One. Antes de una de sus actuaciones en España se les anunció en la prensa como una combinación fatal de agitadores, gira perillas y monos digitales, asegurando que destruyen nacionalidades y descubren un nuevo Mediterráneo. Ellos recuerdan un concierto en Tel Aviv ante 35.000 personas y sueñan con poder tocar algún día en Gaza. Y en Líbano, Jordania, Siria, Egipto o Irán. La revista Spin los describió como "una misión de paz global con la que se puede bailar".

Sophia Charaï

Poco se sabía de Sophia Charaï hasta que se publicó 'Pichu' en enero. Un primer disco suyo editado en 2004, y grabado en directo en el Satellit Café, de París, había pasado sin pena ni gloria. La marroquí de Casablanca, que conoce bien el circuito parisino de los clubs de jazz, canta en árabe de Marruecos y en francés. Y cuenta con la ayuda de su compañero sentimental Mathias Duplessy, productor, compositor y multiinstrumentista.

En Casablanca, entre la música de las películas egipcias y los programas franceses de variedade, la joven Sophia escuchaba discos de músicos de jazz como Duke Ellington, John Coltrane, Stan Getz... pero, sobre todo, a cantantes negras como Aretha Franklin o Nina Simone. De ahí cree que le viene lo de "voz negra de Marruecos" con que la apodaron en Libération. Al diario francés todo el mérito de haber hablado por primera vez de Sophia hace... ¡diez años!. La nota la firmó Bouziane Daoudi para anunciar una actuación en el Satellit Café: "Sophia Charaï vive en Francia. Vino de Casablanca para ser arquitecto como papá. Una vez conseguido el diploma se sube al escenario".

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