La Consejería de Agricultura y Agua desarrolla en el Parque Regional de Calblanque un Plan de Control de la Flora Exótica en aquellos hábitas que han sido colonizados por especies alóctonas (que tienen su origen en un lugar diferente).
Asimismo, ha restaurado la mota norte de las salinas del Rasall y ha mejorado el Centro de Visitantes Las Cobaticas. Todo ello ha supuesto una inversión de 330.000 euros, financiados mediante fondos FEDER, que han generado 1.400 jornales de trabajo.
El director general de Patrimonio Natural y Biodiversidad, Pablo Fernández, destacó que "la presencia de especies alóctonas o invasoras es actualmente la segunda causa de pérdida de biodiversidad". Además, apuntó que "provocan efectos negativos sobre las poblaciones de flora autóctona, tales como hibridación de especies, pérdida de hábitats y propagación de plagas y enfermedades".
Por tal motivo la Dirección General ha eliminado de forma manual, mecánica y química diversas especies invasoras en las baterías de La Chapa y Monte de las Cenizas. Algunas de esas especies son el aeonio (Aonium arboreum), pita (Agave americana), aloe (Aloe musculata), caña (Arundo donax), uña de gato (Carpobrotus acinaciformis), gandul (Nicotiana glauca), eucalipto (Eucalyptus), chumbera (Opuntia ficus-indica), yuca (Yuca gloriosa), siempreverde (Myoporum insulare) y árbol del paraíso (Eleagnus angustifolia), entre otras.
Asimismo, se han realizado tratamientos selvícolas de poda, clareo y eliminación de residuos en nueve hectáreas de pinar (Pinus halepensis). También se ha restaurado la mota norte de las salinas del Rasall, mediante la reconstrucción del talud y su fijación con una malla orgánica de esparto.
Otros trabajos han consistido en el anclaje del vallado perimetral de la explotación salinera en una longitud de 2.300 metros lineales, la instalación de conducciones y un servicio de bombeo de agua, la restauración de las charcas de invertebrados acuáticos o la mejora del control de accesos.
El Centro de Visitantes Las Cobaticas también ha sido objeto de diversas mejoras, tales como la instalación de sistemas de climatización y alarma.
Efectos positivos
Pablo Fernández destacó, entre los efectos positivos de estas actuaciones, "la mejora de la biodiversidad y la riqueza florística de la zona, la amortiguación de los procesos erosivos y la disminución del riesgo de incendios".
Respecto a las salinas del Rasall, señaló que "el mantenimiento de una lámina de agua permanente favorecerá los procesos biológicos de las especies de fauna que allí habitan".
La existencia de estas salinas se remonta a la década de los cincuenta del pasado siglo, época en la que la sal era un bien altamente cotizado. El Rasall, junto con Marchamalo, son los últimos reductos de explotaciones salineras artesanales del litoral de la Región. El interés de su conservación "no solamente abarca aspectos biológicos, sino también culturales y otros valores asociados a formas de vida tradicionales", concluyó el director general.