El Obispo de la Diócesis, Mons. José Manuel Lorca Planes, presidió ayer por la tarde la Eucaristía de apertura de curso delPontificio Instituto Juan Pablo II para estudios sobre el Matrimonio y la Familia en la Diócesis de Cartagena. La celebración tuvo lugar en la Capilla de los Vélez de la Catedral de Murcia. Junto al Pastor Diocesano concelebraron el Vicario General, D. Juan Tudela, el Vicario de Murcia, D. José Sánchez, el Director del Instituto, D. Alberto Guerrero, el Delegado Episcopal de Pastoral Familiar, D. Pedro Tudela y algunos profesores y sacerdotes de la diócesis.
Al principio del acto, el Director del Instituto Juan Pablo II dirigió unas palabras a los congregados. D. Alberto Guerrero recordó que la misión de este Instituto es “ayudar a la Iglesia, al matrimonio y a la familia”, tal como indicó el Papa Juan Pablo II. “Lo propio del Instituto es contribuir a la evangelización de la familia- explicó.- Pone en las manos de los creyentes los instrumentos válidos para defender la vida”. Asimismo, remarcó su comunión con Roma, con las demás diócesis, así como con el Sr. Obispo y la pastoral diocesana. Guerrero tuvo un recuerdo especial para Mons. Juan Antonio Reig Pla, anterior Obispo de Cartagena, quien constituyó este Instituto en la Diócesis y quien sigue siendo su Vicepresidente-Decano.
Mons. Lorca Planes comentó en su homilía que el tema de la familia está presente en los tres objetivos del Plan Pastoral que ha diseñado para la Diócesis, a partir de las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad. El Sr. Obispo afirmó que la familia “es la generadora de esperanza y transmisora de la fe”. En este sentido, explicó la importancia que tienen los demás miembros de la familia a la hora de trasmitir la fe a los más pequeños. “La familia cristiana necesita un testimonio válido”- precisó. “La familia como tal es el modelo que Dios ha querido”- añadió. Así, indicó que “Dios ha preparado al hombre y a la mujer para que puedan vivir esta espléndida gracia”. Con todo, reconoció que “no faltan propuestas de una cultura laica que pretende crear sentimientos como si Dios no existiera”, que “nos encontramos en una sociedad que cuestiona y ridiculiza la dimensión del creyente” y que “el matrimonio y la familia de hoy están sometidos a muchas presiones sociales”. Y precisamente por eso, señaló que “esto nos obliga a hacer de profetas, a ser testigos”. “La familia es un bien indispensable para la sociedad y un tesoro para los esposos”- apuntó.
El Sr. Obispo mencionó ayer que este año pedirá de una manera concreta “que las familias sean transmisoras de la fe a sus hijos”. “La Iglesia Diocesana quiere insistir este año en descubrir a los padres como transmisores de la fe. Sólo una familia cristiana tiene la mejor escuela de humanidad”. De este modo, animó a los presentes a “transmitir estos valores y ser signo de la bondad y belleza del matrimonio”.
Recordando las palabras de Benedicto XVI en la Sagrada Familia de Barcelona, Mons. Lorca subrayó que “sólo donde existen el amor y la fidelidad, nace y perdura la verdadera libertad”. Así pues, remarcó que “la vida pertenece a Dios” y que “la única dirección es la que Dios nos ha enseñado”. “Pido a Dios que más personas se puedan formar en este Instituto para gloria de Dios y para el bien de las almas”- concluyó.