Murcia, 26 mar (EFE).- El profesor de psicología de la Universitat de Valencia Vicente Garrido identificó hoy las agresiones de adolescentes a sus padres como un nuevo tipo de violencia doméstica, ya que, a su juicio, existen similitudes en el comportamiento de las víctimas y la actitud del agresor.
En el IV Congreso Internacional de Derechos Humanos de la Universidad de Murcia, Garrido explicó que los jóvenes que ejercen esta violencia contra sus progenitores sufren un transtorno conocido como "síndrome del emperador".
Según el profesor de la Universitat de Valencia, el perfil de este agresor es un chico adolescente, egocéntrico y narcisista, que se desarrolla en un entorno familiar normal pero que tiene falta de conciencia y dificultades para desarrollar vínculos emocionales.
Entre las similitudes con la violencia doméstica Garrido se refirió al ocultamiento de la situación, la culpabilidad, la vergüenza y el aislamiento que desarrollan las víctimas, así como la pérdida de autonomía en el hogar y el deterioro de la relación familiar.
Los jóvenes que desarrollan este síntoma presentan también características propias de la psicopatía, entre las que citó profundo egocentrismo, insensibilidad y narcisismo, que les lleva a exigir a los demás un trato deferente.
Garrido distinguió diferentes fases en el comportamiento de los agresores, ya que, normalmente pasan de una actitud de "parásito" en la que muestran indiferencia ante los padres, a amenazarlos, de forma explícita o velada, posteriormente al abuso psíquico, y en el último estadio estaría la agresión física, que sólo se manifiesta en los casos más graves.
El psicólogo indicó que se trata de una violencia sistemática, prolongada en el tiempo y ejercida de manera global, con el objetivo de controlar la casa, que no se corresponde con los perfiles de chicos con problemas como pudiera ser haber sufrido maltrato con anterioridad en el ámbito familiar, tener problemas mentales o consumir drogas.
El "síndrome del emperador" se da en hijos que no acceden a cumplir las ordenes de sus padres, que sienten odio hacia ellos y que pretenden controlarlos para llevar a cabo sus propias metas.
Además, según Garrido, muchos de los jóvenes que presentan este síndrome extrapolan la situación de violencia fuera del hogar familiar y practican también acoso en el ámbito escolar.
Garrido consideró como un factor decisivo para afrontar este problema "desculpabilizar" a los padres, ya que en el desarrollo del síndrome influyen tanto factores ambientales como biológicos que no tienen porque estar relacionados con la atención que éstos le presten a sus hijos.
Asimismo, relacionó este tipo de transtorno con la sociedad actual, "en la que se da una menor contención de la violencia" porque los mecanismos de presión se han debilitado y el concepto de lo que significa ser jóvenes se relaciona con la carencia de responsabilidades, que lleva a los adolescentes a una actitud de "inutilidad existencial".
El psicólogo fijó como variables a tener en cuenta para elaborar un diagnóstico sobre este síndrome la presencia de rasgos propios de la psicopatía, la utilización de la violencia, los daños que se observen en la familia, la conducta antisocial y el entorno en el que se desarrolle el adolescente.
En cuanto a la intervención necesaria para remediar las situaciones de violencia, Garrido señaló que los padres deben restaurar su autoridad en el hogar, establecer un nuevo marco de referencia en el que comprendan las particularidades y deficiencias de su hijo y, a partir de esta valoración, desarrollar metas viables que corrijan su comportamiento de forma progresiva.
Por último, destacó la relevancia de tratar este nuevo ámbito de violencia, ya que estos adolescentes pueden convertirse en agresores adultos, por lo que incidió en la importancia de la educación. EFE