En este sentido, los hombres tienen más problemas que las mujeres para reconocer las adicciones y pedir ayuda debido al estigma social, la discriminación y los roles de género propios de la masculinidad hegemónica, especialmente en el contexto del consumo de alcohol y la adicción al juego.
El trabajo en el que han participado Julio Á. Camacho Ruiz, Carmen M. Gálvez Sánchez, y Rosa M. Limiñana Gras, investigadores del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológicos de la Universidad de Murcia (UMU), ha sido publicado en la revista Journal of Clinical Medicine. Se trata de la primera revisión sistemática que aborda este tema, resaltando la necesidad de integrar una perspectiva de género en el tratamiento de las adicciones.
Este estudio llega en un momento crucial, en el que los trastornos adictivos y el consumo de sustancias son un desafío con mayor incidencia anual. Así, un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) reveló que cada año mueren más de tres millones de personas por consumo de alcohol y drogas, la mayoría de ellas hombres.
Sin embargo, solo una de cada 11 personas recibe tratamiento, con cifras aún más alarmantes para las mujeres. Estos datos evidencian la urgencia de mejorar los sistemas de ayuda y diseñar tratamientos adaptados a las diferencias de género como se propone en dicho estudio.
Resultados clave de la investigación
El estudio revela que las barreras para buscar ayuda afectan de manera particular a los hombres. Pues las mujeres, suelen mostrar una mayor tendencia a buscar apoyo, mientras que ellos se enfrentan en muchas ocasiones a expectativas sociales patriarcales y normas de género que los desmotivan a reconocer sus problemas y pedir ayuda, ya que esto es visto cómo una muestra de debilidad.
Respecto a las principales barreras para buscar ayuda entre hombres con problemas de adicción, los estudios analizados destacan el estigma público, la autoestigmatización, la vergüenza, la baja autoestima, las normas de género propias de la masculinidad hegemónica (por ejemplo: "ser duro" o "ser fuerte") y la falta de información o conocimiento sobre los recursos disponibles para recibir ayuda y las vías de acceso a estos. En contraste, como facilitador de la búsqueda de ayuda, los autores indican que el apoyo social es uno de los factores más relevantes para los individuos con adicción.
Hacia un enfoque de género
La investigación destaca la importancia de considerar las diferencias de género en el diagnóstico, la prevención y el tratamiento de las adicciones. Los investigadores de la UMU, subrayan que el tratamiento psicológico debe adaptarse para abordar de forma específica las necesidades de los hombres, dado que su acceso al tratamiento suele verse limitado por las normas de género propias de la masculinidad hegemónica y las presiones sociales asociadas al sistema patriarcal. Con ello se lograría mejorar sustancialmente los resultados y el bienestar de quienes enfrentan trastornos adictivos.
El sistema patriarcal es el único responsable de excluir a los hombres del bienestar emocional, obligándolos a desarrollar comportamientos entendidos hegemónicamente como masculinos, comportamientos que, en la mayoría de los casos, conllevan la supresión de la empatía y evitar pedir ayuda.
Adicción al juego
En la investigación se plantea que los comportamientos asociados al juego son capaces de activar sistemas de recompensa similares a los que producen las sustancias adictivas. Además, muchos profesionales de la salud tienden a perpetuar estereotipos sobre estas personas con adicción al juego, describiéndolas como individuos sin autocontrol, irresponsables o incluso como personas propensas a comportamientos poco éticos o delictivos. La asociación de estas etiquetas solo contribuye al estigma, que dificulta significativamente que las personas pidan ayuda.
Patrones de consumo en jóvenes
En un informe llevado a cabo por el Ministerio de Sanidad de España, se estimó que la edad media del inicio de consumo de estupefacientes es del 16,5 en el alcohol y 16,6 años en el tabaco.
Asimismo, el estudio mencionado anteriormente confirmaba un mayor consumo entre los hombres. El estudio de los investigadores de la UMU concluye que la desconexión emocional que manifiestan a menudo los jóvenes varones los puede conducir al abuso de sustancias, y la participación social en ambientes donde se incita a su consumo como parte de la integración en el grupo de iguales.
El estudio de los investigadores de la UMU Julio Á. Camacho Ruiz, Carmen M. Galvez Sánchez, y Rosa M. Limiñana Gras no sólo proporciona una visión más profunda y empática sobre las barreras que impiden a los hombres solicitar ayuda, sino que también abre el camino para desarrollar programas y políticas de salud pública que respondan a esta problemática de manera integral y adaptada; e incluyan la perspectiva de género.
Acceso al artículo: Patterns and Challenges in Help-Seeking for Addiction among Men: A Systematic Review.