Opinión

La violencia institucional es violencia real, detrás de ella hay víctimas

En medicina los enfermos crónicos o con enfermedades invisibilizadas, generalmente afectan a un 90% de mujeres con Fibromialgia, Encefalomielitis Miálgica, Sensibilidad Química Múltiple, etc, son continuamente cuestionadas

Cuando enfrente tienemos a un profesional que "cree" o NO, lo que relatas y que tanto te ha costado verbalizar, se impone el "habitus" como decía Pierre Bourdieu. Lo normal o habitual es seguir lo establecido por la costumbre o el poder, sin tener posibilidad de defenderte. El habitus es una "suerte de trascendente histórico" que funciona como esquema abierto de producción, percepción y apreciación de prácticas y que, a la vez, se adquieren sólo mediante la práctica.

Más que violencia institucional es más violencia real, y así lo dicen algunos profesionales médicos, con gran experiencia como la (1) Dra. Carmen Valls ("Despreciar en la consulta el dolor de una paciente es violencia de género") o. (2) Dra. Ana Maestre Peiró , ("El buen médico trata la enfermedad, el gran médico trata al paciente que tiene la enfermedad." ) que reconocen abiertamente la falta de investigación de las enfermedades que causan dolor en la mujer.

¡A mismo padecimiento, distinto trato! Eso es violencia (Institucionalizada).

Por lo que de simbólica solo tiene la definición, pues lamentablemente es una violencia institucional que pasa inadvertida, pues es lo que por hábito o costumbre, por el organigrama establecido jerárquicamente, etc.., se hace o dice.

El retraso de diagnóstico a una mujer, es muy evidente según los estudios realizados, como sesgo de género, lo que acarrea un peregrinar, suplicar una atención mínimamente digna . Las mujeres son afectadas por la enfermedad de diferente manera y como resultado necesitan una prevención, un tratamiento y una atención diferenciada.

Y para colmo de esta violencia

Institucional real, se ve desacredita frente a la sociedad, el Estado, las Instituciones, y frente a la propia familia, que se acomoda al lado de los dispensadores de Ansiolíticos y Antidepresivos para acallarte y mantener el circuito de la violencia en lo Habitus, Habitual.

¡No tienes nada¡ Tras esta afirmación sin conocimiento, sin pruebas, se esconde una situación de violencia real, más que simbólica. A las mujeres en 2021 se les receta cinco veces más antidepresivos que a los hombres y el doble de ansiolíticos.(1) Bajo el (3)patriarcado establecido, socaban la salud física y psicológica de las enfermas.

Todo se alinea en esa posición construida y a la enferma le toca cargar con su padecimiento invisible .

El apoyo psicológico necesario en estas circunstancias tiene que acompañar a los enfermos en afrontar una enfermedad que en algunas ocasiones está citada con un nombre de partida, con cierto menosprecio o levedad y la lucha por un diagnóstico, tratamiento, adecuadas para sobrevivir. Esto vuelve a ser violencia, y no es simbólica.

Bajo estas premisas, (4) la mujer enferma mayoritariamente, sigue con la carga de los roles establecidos como los cuidados de niños y mayores, las labores de la casa, las tareas organizativas domésticas y su realización, y además si su salud se lo permite, hace una jornada laboral retribuida fuera del hogar, con lo que arrastrándose físicamente, sigue sosteniendo el rol adjudicado amablemente por una sociedad patriarcal, que nos permite ese privilegio. Porque enfermar y que nos reconozcan un grado de discapacidad o una Invalidez es casi una quimera, pues toda la jerarquía establecida está basada en lo que al enfermo hombre, le limita o disminuye su capacidad para desarrollar su trabajo habitual. Sin tener en cuenta que la enferma mujer, tiene la triple vertiente de enferma-cuidadora-trabajadora.

El derecho a ser cuidado y el deber de cuidar es responsabilidad individual y colectiva. (4.1) Proponemos una administración pública cuidadora y cuidadosa, y que la ética del cuidado supere el cuidado de la salud y convierta el cuidado en un valor público. El derecho a ser cuidado y el deber de

(5 ) El "no-reconocimiento," basado en el mecanismo institucionalizado de violencia simbólica más básica, la nominación, performativos o categorización, consiste en el hecho que el Estado, por medio de los diversos organismos de la Administración

Pública, obra siguiendo el principio de no-reconocimiento de EM/SFC directamente denegando las certificaciones pertinentes. Otras estrategias disuasorias del Estado para obtener el mismo resultado: humillaciones y maltratos sistemáticos a las pacientes para que se desesperen y abandonen, vulneración de los derechos de las enfermas, abusos reiterados, y dilatación de las solicitudes de reconocimiento. La principal consecuencia de estas conductas es la negación del valor social de las enfermas de ME/ SFC, FIBRO, SQM... tanto como personas como como enfermas. Pero también conlleva la dificultad del enfermo para aceptarse a sí mismo y a sus limitaciones, y la interiorización de la denegación del reconocimiento, la vulneración del derecho a la dignidad de las familias afectadas, la judicialización de las solicitudes de reconocimiento.

Estas contradicciones se producen cuando los diagnósticos de los miembros de las profesiones sanitarias son directamente desautorizados y negados por las instituciones certificadoras pertinentes (Seguridad Social, INSS, Instituto Catalán de Evaluaciones Médicas [ICEM], etcétera). Esto deja a las enfermas y a sus familias sin saber qué esperar, en tierra de nadie, y siempre en falso, dentro de un vacío social.

Además, en campos como la sanidad pública, los servicios sociales, y la asistencia sociosanitaria, este principio de no-reconocimiento de las enfermedades autoinmunes y neuroinmunes vendrá acompañado de dos mecanismos complementarios: la "desatención institucionalizada" (La desatención institucionalizada puede conducir fácilmente a varios tipos de discriminación. También hay una desatención científica referida a la escasez o, mejor dicho, la falta de fondos (públicos y privados) para la investigación de estas enfermedades.

Referencias: 

1.-Dra. Carmen Valls. Especialista en endocrinología   y   medicina   con perspectiva de género con motivo de la reedición de su libro. 16/11/2020

2.-Dra. Ana Maestre Peiró. Internista en el Hospital Universitario del Vinalopó. Máster Universitario en Salud Pública y

Gestión de Servicios Sanitarios por la UMH. @AnaMaestre16 (El sesgo de

género en la atención sanitaria.)

3.-María Pazos Morán. (Género y Salud) El patriarcado perjudica la salud.

4.- María del Mar García Calvente. (Profesora/Investigadora) El estudio de las desigualdades de género en salud, y especialmente en   los   cuidados informales en salud y el impacto de cuidar en la salud y calidad de vida de las personas que cuidan. 4.1-Victoria Camps. TIEMPO DE CUIDADOS. Otra forma de estar en el mundo.

5.-Xavier Gimeno Torrent. Sociólogo e investigador independiente y traductor.

Firmado: Harmonie Botella y Mónica Arranz. 2022 

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