VALLAS DE SANGRE
Las hemos integrado en nuestro paisaje, en nuestro día a día y, lo que es más importante, nos hemos acostumbrado a la idea de que oferten mujeres como el que anuncia colchones. Están tan normalizadas que ya casi no reparamos en ellas. Pero ahí están, dejándonos claro que las mujeres somos un producto más de consumo; y que por un módico precio tienes todo un catálogo disponible, hasta para los "caballeros más exigentes".
En España el proxenetismo está tipificado como delito y cuesta pensar que esos anunciantes no lo son. A pesar de esto, no tenemos una regulación que, de forma concreta, prohíba que estas enormes vallas publicitarias se usen para anunciar locales de alterne, páginas web de contacto y demás fórmulas donde el fin último es el consumo de mujeres.
La regulación de éstas es competencia de los Ayuntamientos y, repasando las ordenanzas de las poblaciones más importantes de nuestra región, nos encontramos que, salvo Cartagena que recientemente prohibió de forma concreta la publicidad sobre prostitución en su término municipal, el resto se conforman con la fórmula básica de "objeto lícito", para referirse "al qué" se puede anunciar. Parece que Murcia y Molina de Segura, por ejemplo, han venido entendiendo la explotación sexual como algo lícito.
A mediados del año pasado, el Ayuntamiento de Murcia anunció que iba a poner fin a estas vallas publicitarias a través de una ordenanza sobre "publicidad sexista". O que iba a intentarlo, porque no abordó el tema con la rotundidad que cabría esperar de un partido que se dice abolicionista. No hace falta decir que aún estamos esperando el tan deseado texto donde se pretende abordar, no sólo el uso de la mujer como reclamo publicitario, sino también cualquier publicidad que incite a la prostitución.
Y es que, a pesar de las dudas éticas que plantea este tipo de publicidad y de las propias líneas ideológicas de quienes tienen encargada la tarea de legislar (la propia concejala de Igualdad del consistorio murciano, Teresa Franco, se define como abolicionista), la prostitución sigue siendo intocable.
Prueba de ello son las tensiones que en el seno del Gobierno central hay con respecto a la futura "Ley de Trata" a cuenta de incluir en el texto la abolición de la prostitución, dándonos buena muestra de la posición tan a la cola que ocupamos las mujeres. Es inevitable preguntarnos cómo es posible no tener asegurada la abolición de la prostitución con un gobierno formado y liderado por el PSOE, partido que se declara abolicionista, y con una Ministra de Igualdad que se (auto)identifica abolicionista. Parece que no es suficiente y que la prostitución se ha colado entre sus filas.
A fin de cuentas, la prostitución mueve en torno a 5 millones de euros diarios sólo a nivel nacional, por lo que entendemos que hay muchos intereses en juego para quienes hacen el negocio a costa de las mujeres.
España es líder en consumo de prostitución en Europa. Según datos oficiales, 4 de cada 10 (varones) españoles reconocen haber consumido prostitución. 4 de cada 10 hombres en España ha recurrido a esos "campos de concentración para mujeres pobres" que también llamamos prostíbulos. Porque sí, aunque películas como "Pretty Woman" hayan dibujado un ideal romántico de la prostitución, con los datos en la mano, el mito de la libre elección cae y el ejercicio de la prostitución no es una cuestión de dinero fácil.
Las mujeres no nacemos para putas, no necesitamos cursillos sobre prostitución, ni queremos ser el objeto de consumo.
Las mujeres queremos el derecho a no ser el negocio (de otro).
Radfem Murcia