Ayer por primera vez, acudí a un pleno acompañando a varios aficionados de Real Murcia, donde se planteaban las diferentes acciones que llevaría a cabo la corporación local sobre el tema del FC Real Murcia, donde una vez planteadas, las diferentes formaciones políticas allí presentes, saldría una moción desfavorable.
Mi decisión de acudir a este pleno cuando normalmente no voy a ninguno, pero el interés se despertó en mí, ya que no soy murciano, sino de Ceuta y quería saber por qué mi hijo de 21 años, que desde bien pequeño, tan solo con tres meses de vida sus abuelos lo hicieron socio, tiene pasión por este club, tanto que cuando el equipo grana descendió de categoría lo vi llorar, yo no entendía en aquellos momentos esos sentimientos de mi hijo.
Pues en este pleno en el que estuve arropado por los aficionados pimentoneros, conforme transcurría el mismo y observando las maniobras orquestadas por las diferentes formaciones políticas y en particular, la de Ciudadanos, donde uno de sus concejales aseveró "yo no soy accionista del club y tampoco compraré acciones", es en ese mismo instante que escuché esas palabras que salían de la boca del concejal, sentí y supe en ese mismo momento lo que mi hijo día a día con sus actos sentía por este club.
En ese mismo instante lleno de rabia por lo que allí se fraguaba, me di cuenta de que el FC Real Murcia es más que un club, es la historia de esta Región y la de sus gentes, donde me percaté que la administración que gobierna no escucha a sus ciudadanos y que por ello va siendo hora de que dejen sus sillas y den paso a rostros nuevos con ganas de hacer que Murcia sea un referente.
Lo que sí me quedó muy claro es que este club se salvará gracias al empuje aguerrido de sus socios que, son los que llevan por bandera a su equipo y ahora también el mío, caballa de nacimiento de la ciudad de Ceuta y a nuestra ciudad.
José Carbonell Buzzian