Juan José Gómez Navarro, miembro del grupo Modelización Atmosférica Regional (MAR), lidera el proyecto internacional Paleolink. El objetivo es comprender mejor la evolución del clima en el pasado para así caracterizar hasta qué punto el cambio climático es atribuible a la actividad humana y predecir mejor su futuro.
Sin mediciones de otras épocas como las de ahora, estas indagaciones se sirven de leyes físicas inmutables para realizar reconstrucciones y modelizaciones. Estas últimas se realizan con programas informáticos que implementan ecuaciones de la dinámica y química atmosférica. En palabras del investigador: "Si el modelo climático simula el presente, me puedo creer que también será capaz de reproducir el pasado, así como el futuro".
El proyecto surge con la pretensión de resolver dos problemas esenciales: la dificultad de comparar hasta qué punto los modelos se parecen las reconstrucciones; y la necesidad de centralizar información y generar colaboraciones para obtener resultados más notables. Para solventarlos, el científico entró en contacto con 'Pages', un consorcio internacional para fomentar los estudios sobre la variabilidad climática del pasado. La propuesta es conformar una red de colaboraciones para mejorar los modelos de alta resolución y ahondar en su evolución. "No solo se trata de publicar, sino de tener visibilidad y liderazgo: colocar los papers en el centro de Europa", especifica el físico.
Esta iniciativa persigue poner término al denominado 'scale gap', el agujero de conocimiento entre la información que proporcionan simulaciones y reconstrucciones del clima . Es decir, ejercer de el enlace entre ambas. En las simulaciones globales que abarcan toda la tierra, el coste computacional es muy grande, lo que deviene en poca resolución espacial. Por ejemplo, cuando se simula el clima en una zona semejante a los Pirineos y se compara con las observaciones, ambos datos no coinciden. Esto es así porque un modelo global no es capaz de reproducir los detalles locales. Para resolverlo, el científico explica que "se pone en medio un modelo regional, que en lo fundamental se diseña como uno global, pero se aplica sobre un área limitada más pequeña, como la península ibérica".
Gómez Navarro ilustra que esta problemática técnica tiene su reflejo en el mundo real de la comunidad científica. "Busco aprender de los dos y reconciliar la información de programas informáticos y la de experimentales, creando sinergias y aunando capacidad y conocimiento", recalca el modelizador.
El equipo, liderado desde la UMU a diferentes partes del mundo, pone una pica en la asociación Pages, conocida a nivel mundial en el campo de la climatología y con presencia organizativa en todos los congresos de la materia. Financiado por Estados Unidos y Suiza, este vivero de ideas está organizado en grupos de trabajo temáticos por las múltiples fuentes que se utilizan en su área. Uno de ellos es Pages 2k, donde se enmarca la acción murciana y que enfatiza la investigación en los últimos dos mil años. Aunque no es una fuente de subvención directa, proporcionan visibilidad, cofinancian la organización de pequeños congresos especializados, listas de correo, etc. Unos de los productos más importantes de esta red ha sido una compilación de reconstrucciones a escala planetaria, creando así un fondo inmenso de datos sobre variabilidad climática que está siendo explotado por investigadores de todo el mundo. .