Este clásico del costumbrismo romántico, de Pedro Antonio de Alarcón, tendrá lugar a las 21 horas
Morfeo Teatro Clásico presenta el jueves, 10 de mayo, en el Teatro Romea de Murcia el Sombrero de Tres Picos, una puesta en escena sobre la inmortal obra del siglo XIX y del literato español Pedro Antonio de Alarcón, basada en el conocido romance castellano de la molinera y el corregidor, asimilado por la cultura popular en muchas variantes y por toda la geografía española.
La representación tendrá lugar a las 21 horas, en el Teatro Romea de Murcia. El precio de las localidades es de 15, 12 y 8 euros.
Sin lugar a duda, se trata de un clásico del costumbrismo romántico, cuya novela fue llevada a la fama internacional gracias a la adaptación que hicieran los Ballets Rusos de Diaghilev, con partitura musical de Manuel de Falla, y escenografía y figurines de Pablo Picasso, en 1919, que recorrió con enorme éxito los más prestigiosos teatros de Europa.
Posteriormente, a mediados del siglo XX, se relanzó a la fama mundial con unos famosos decorados de Salvador Dalí.
Se presenta una adaptación netamente teatral fiel a la novela original escrita por Alarcón en 1874, respetando tanto el romance castellano como el espíritu del propio escritor, que legó a la posteridad una joya costumbrista de la vida en la España rural del siglo XIX.
Todo con una puesta en escena con vestuarios y decorados de puro corte clásico, en estética del goyesco español, y que, dentro de su popularidad y gran diversión, afín al gran público, respeta con rigor la calidad literaria del original.
Está situada la acción a principios del siglo XIX, en una venta, cercana a la ciudad de Sevilla. En dicha venta, el tío Lucas es un molinero cuarentón, "más feo que picio", casado con la bellísima Frasquita. El libidinoso corregidor Don Eugenio de Zúñiga ansía los favores de la molinera, que ésta se niega a concederle. El corregidor idea una estratagema para alejar al tío Lucas de la venta, pero una vez allí el azar le hace caer al canal de agua y se ve obligado a despojarse de sus ropas y a guardar cama. En lo que Frasquita va a avisar a su marido regresa el molinero y descubre que el corregidor está en su lecho, pensando que ha sido burlado, arrebatándole sus ropas con el objeto de vengarse y hiendo a seducir a la esposa de éste. Cuando se enteran, Frasquita y el corregidor se lanzan a impedir la maquiavélica venganza del molinero. Tras muchos enredos, el corregidor recibe el apetecido escarmiento, y el tío Lucas y su pícara molinera pueden retirarse a vivir en paz.