Murcia, 21 ene (EFE).- El CB Murcia viaja mañana a Barcelona consciente de que necesita un milagro para salir victorioso del Palau, ya que tras la derrota la pasada semana en casa ante el Fuenlabrada (70-78), el conjunto murciano se encuentra instalado en la penúltima posición de la clasificación, con dos victorias de ventaja sobre el último, el Cajasol, (2-17), y a una de la salvación.
El conjunto murciano se encuentra sumido en una importante crisis institucional, provocada por la falta de pago de uno de los patrocinadores principales, que incluso provocó hace unos días la amenaza de plante de varios de los estadounidenses de la plantilla.
En lo deportivo, varios de los jugadores afectados por el virus que aquejó a la plantilla la semana pasada han mejorado su estado con el paso de los días, por lo que se espera que mejoren su rendimiento.
El escolta madrileño Pedro Robles afirmó que los jugadores se enfrentan al partido "con respeto pero sin miedo", y aseguró que van a intentar jugar "el mejor partido posible, intentar competir y dar una buena imagen", porque "tampoco es que sean invencibles o de otra galaxia".
Por su parte, el base murciano José Antonio Marco reconoció que los jugadores catalanes "son buenos", y afirmó que la principal diferencia entre ambos equipos es "sobre todo física, porque tienen gente muy grande, con cinco pívots por encima de 2,10, y muy potente". EFE