Murcia, 29 dic (EFE).- El Real Murcia encara el año 2009 en una delicada situación por su mala clasificación -está en puesto de descenso a Segunda División B- y por la crisis económica en la que se encuentra y lo hará con un presidente y un entrenador de la Región, algo poco frecuente últimamente.

Los malos resultados y la inestabilidad institucional precipitaron los acontecimientos en los últimos días del año que acaba el miércoles y Jesús Samper, dueño mayoritario de la entidad, abandonó la presidencia que había ostentado desde 2001. Poco después fue destituido Javier Clemente como técnico.

El puesto de presidente ha pasado a ser ocupado por Juan Guillamón, quien ya era miembro del consejo de administración, y otro murciano, el mazarronero José Miguel Campos, fue el entrenador elegido para sacar al equipo de las posiciones de descenso.

Campos, quien procede del filial grana, con el que ascendió la pasada campaña desde Tercera y lo tenía en la zona alta de la clasificación en Segunda B, toma las riendas siendo el Murcia el antepenúltimo clasificado con sólo 13 puntos sumados en 16 partidos y estando a 7 de los puestos que dan la permanencia, aunque con un partido menos, el que quedó pendiente el pasado 20 de diciembre ante el Celta de Vigo por intoxicación alimentaria de 13 futbolistas granas.

El doble debut de Guillamón y Campos se producirá el sábado contra el Alicante en un partido que se celebrará en el estadio José Rico Pérez de la capital alicantina.

Desde hace diez años no se daba la circunstancia de que el presidente y el entrenador del Murcia eran de la Región. Sucedió en la época presidencial de Francisco Soler, con quien entre 1997 y 1999 estuvieron en el banquillo el santomerano Vicente Carlos Campillo y durante una sola jornada el lorquino Benigno Sánchez. EFE