Hoy España cuenta con siete psicólogos graduados por cada 100.000 habitantes, muy por debajo de la media europea, que se sitúa en 18. Esta escasez de profesionales tiene su reflejo en el Sistema Nacional de Salud: según el Instituto Nacional de Estadística, el registro de psicólogos con especialidad sanitaria fue de 43.628 en 2024 frente a los casi 310.558 médicos. Sin embargo, en la convocatoria de empleo de 2025/2026, el número de plazas PIR ofertadas ha sido de 280, una cifra excesivamente baja si tenemos en cuenta que se presentan más de 3.000 profesionales.
Con una población de 49 millones de personas, no parece que salgan las cuentas para poder abordar la tendencia creciente de las patologías mentales: según los últimos datos arrojados por el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, entre 2018 y 2024, las bajas por síntomas emocionales aumentaron cerca de un 490%, los diagnósticos de estrés grave un 230% y los trastornos de ansiedad un 120%.
El pasado 17 de septiembre, el Pleno del Congreso de los Diputados aprobó el Informe de la Subcomisión para mejorar la protección, la promoción y la atención integral de la salud mental; en el mismo, se destaca la necesidad de incrementar el número de psicólogos clínicos en el Sistema Nacional de Salud, siendo uno de los principales objetivos, según los profesionales, aumentar esta cifra en Atención Primaria para garantizar el acceso temprano y equitativo a la atención psicológica y, además, evitar la prescripción de psicofármacos como respuesta inmediata.
"Según el Ministerio de Sanidad, las personas con problemas mentales y del comportamiento acuden 1,5 veces más al año a las consultas de Atención Primaria que la población general, habiéndose experimentado un incremento de los episodios de ansiedad, los trastornos del sueño y la depresión. Este es el primer nivel asistencial, por ello, desde el Sindicato de Técnicos de Enfermería (SAE) consideramos fundamental aumentar el número de psicólogos en las plantillas, pues es donde se detectan y previenen trastornos incipientes. Además de crear las vacantes necesarias, creemos urgente la implantación de un equipo de enfermería en salud mental, donde los Técnicos en Cuidados de Enfermería (TCE) deben tener un papel primordial, o la puesta en marcha de campañas para luchar contra el estigma asociado, especialmente cuando hablamos de suicidio, donde el trabajo de prevención es fundamental. Y, por supuesto, es imprescindible el desarrollo de programas específicos para ayudar y apoyar a los profesionales sanitarios y socio sanitarios que sufren problemas de salud mental relacionados con su labor asistencial, pues si no se cuida a quienes debemos cuidar, es difícil poder realizar un trabajo eficaz con el paciente", explica Daniel Torres, secretario de Acción Social de SAE.