La DANA está causando estragos en el este y sur de España, dejando inundaciones, desbordamientos y miles de personas afectadas en varios pueblos. En la Comunidad Valenciana, la situación ha sido especialmente complicada.
La desastrosa gestión de esta catástrofe nunca se nos va a olvidar. Esta descoordinación y falta de atención a las víctimas y a los damnificados no quedará en el olvido. La lenta respuesta de las administraciones ha conseguido que hayan muerto más personas de las que se hubiesen producido si los ciudadanos estuviesen avisados de las características de esta, en tiempo y forma.
El aluvión de voluntarios para suplir la no ayuda de las instituciones y del gobierno quedará patente siempre.
La destrucción de embalses, la no limpieza de cauce de los ríos ha propiciado este desastre. El mal reparto y la mala atribución de competencias entre el Gobierno central y los Ejecutivos autonómicos, el retraso, la confusión, la descoordinación entre instituciones, las disfunciones, la burocracia que ha producido muertes y el enfado con la clase política no pasará por alto ni se olvidará.
El modelo ha fallado, no ha sido eficaz, ha llegado tarde, no ha evitado muertes. El ejército debería haber entrado desde el minuto uno, pues es el mejor preparado para abrir vías de comunicación, distribuir alimentos y rescatar personas.
La Ley orgánica 5/2005 de la Defensa Nacional en su artículo 15 dice que “Las Fuerzas Armadas, junto con las Instituciones del Estado y las Administraciones públicas, deben preservar la seguridad y bienestar de los ciudadanos en los supuestos de grave riesgo, catástrofe, calamidad u otras necesidades públicas, conforme a lo establecido en la legislación vigente”.
En 2004 el gobierno, de aquel entonces en Valencia, anunciaba la creación de una presa en Cheste para evitar que los 16 pueblos afectados estos días por esta DANA estuviesen con miedo y mirando al cielo cada vez que llegan tormentas. Es por todos conocidos desde hace años, que los barrancos y la rambla del Poyo castigan con grandes inundaciones estas zonas año tras año de Paiporta, Ribarroja, Torrent, Quart de Poblet, Mislata, Picanya, Godelleta y Massanassa entre otros ¿Por qué quedan impunes las promesas incumplidas de los políticos? ¿Cuál es el coste al País de ello? ¿Este? Es demasiado precio el que pagamos.
La DANA ha afectado al 32% del PIB de la región de Valencia, con un impacto significativo en 68 localidades que generan 21.819 millones de euros. La zona más gravemente afectada, conocida como “zona cero “, representa el 19.7% del PIB provincial. En estas áreas hay registradas 48.722 empresas y 264.883 empleos, concentrándose la mayoría en los 32 municipios más afectados. Los daños en la agricultura se estiman en más de 20.000 hectáreas, con un capital asegurado de aproximadamente 160 millones de euros.
La situación es tan crítica, que no podemos permitir que quienes tuvieron el poder de evitar esta catástrofe escapen sin pagar por sus negligencias, y como dice nuestro presidente nacional, Alfonso Galdón, “ahora toca seguir colaborando con los vecinos y tiempo habrá para pedir responsabilidades”, y sería bueno para nuestra democracia, que los responsables de esta situación tan terrible, una vez restaurada la normalidad, presente la dimisión, caiga quien caiga, llámese Pedro Sánchez, Mazón, el responsable de la Confederación Hidrográfica u otros que por sus negligencias, no obraron en consecuencia.