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Marruecos: un año del terremoto

Aldeas Infantiles SOS ha atendido en el último año a más de 57.000 personas afectadas por el seísmo en Marruecos

La ayuda humanitaria incluyó la distribución de alimentos, agua potable, atención médica y psicológica, ropa y kits de higiene, además de espacios de protección infantil y servicios de reunificación familiar.

"Trabajamos para ayudar a restaurar la cotidianidad a pesar de la situación de emergencia, de modo que el desarrollo de niños y niñas se viese impactado lo menos posible", explican desde la organización.

La fase de reconstrucción está centrada en proporcionar hogares y restablecer servicios esenciales para las comunidades afectadas: agua, educación, atención psicológica y fortalecimiento familiar.

Cuando se cumple un año del seísmo más letal que ha golpeado a Marruecos en el último siglo, Aldeas Infantiles SOS hace balance de su respuesta de emergencia, que ha incluido una primera fase de ayuda humanitaria y una segunda de apoyo al proceso de recuperación y reconstrucción. En total, la organización ha atendido a 57.078 personas afectadas por la catástrofe, de las que 39.248 son niños y niñas.

El 8 de septiembre, un terremoto de magnitud 6,8 sacudió Marruecos, causando gran destrucción y pérdida de vidas. La presencia de Aldeas Infantiles SOS en cinco localidades del país magrebí, Imzouren, Dar Bouazza, El Jadida, Agadir y Aït Ourir, y en particular en esta última, cercana al epicentro del seísmo, permitió desplegar de manera inmediata un Programa de Respuesta a Emergencias para atender las necesidades de miles de niñas, niños y familias que resultaron damnificadas.

"Todo estaba en ruinas, las carreteras estaban cortadas y había niños y niñas que se quedaron solos entre los escombros", recuerda Samya ElMousti, directora nacional de Aldeas Infantiles SOS en Marruecos. "En la Aldea de Aït Ourir instalamos un campamento temporal para albergar a personas afectadas e invertimos importantes recursos en la búsqueda de familiares y la consiguiente reunificación familiar".

Durante los primeros meses tras el terremoto, Aldeas implementó una fase de emergencia dirigida a cubrir las necesidades más urgentes de la población afectada. La ayuda humanitaria incluyó la distribución de alimentos, agua potable, atención médica, ropa y kits de higiene. Se crearon espacios de protección infantil, donde los niños, niñas y adolescentes que estaban solos pudieron permanecer mientras se trataba de localizar a sus familiares, y donde recibían, además de ayuda humanitaria, atención psicológica. En total, la organización atendió en este periodo a 36.596 personas, de las cuales 27.248 eran niños y niñas, y 9.348 adultos.

Con el fin de asegurar una recuperación sostenible, Aldeas Infantiles SOS puso en marcha una segunda fase de reconstrucción en enero de este año, que está centrada en proporcionar hogares y restablecer servicios esenciales para las comunidades afectadas. "Trabajamos para ayudar a restaurar la cotidianidad a pesar de la situación de emergencia, de modo que el desarrollo de niños y niñas se vea impactado lo menos posible", explican desde la organización.

Para algunos niños y niñas esta tragedia ha significado la pérdida de sus padres, madres o cuidadores. Aldeas Infantiles SOS ha encontrado familias de acogida temporales para 120 de ellos, mientras que otros cinco permanecen en la Aldea Infantil SOS de Aït Ourir, donde reciben un cuidado de carácter familiar, en pequeños grupos y con figuras de referencia estables.

Hasta el momento, 26 familias monoparentales, que representan un total de 175 personas, entre ellas 130 niños, han recibido viviendas temporales y se están construyendo otras 16 casas que ofrecerán refugio a más familias en situación de vulnerabilidad.

Asimismo, Aldeas ha trabajado para asegurar el acceso a agua potable en las zonas más afectadas, con la construcción de tres pozos de los que ya se benefician 1.020 personas en comunidades rurales.

En el ámbito educativo, la organización ha instalado aulas prefabricadas que permiten a 7.200 niños y niñas continuar con sus estudios, a pesar de las difíciles circunstancias. Además, 1.126 niños y niñas han tenido la oportunidad de acceder a programas de educación no formal y aprendizaje digital, facilitados a través de caravanas móviles que recorren las zonas afectadas.

La salud mental de la población también ha sido una prioridad. "Los terremotos no solo generan daños físicos, sino también traumas emocionales, y la intervención temprana es clave", aseguran desde la organización de atención directa a la infancia. A través de sus servicios de apoyo psicosocial y salud mental, 10.378 personas, entre ellas 3.189 niños y niñas, han recibido la atención necesaria para lidiar con las secuelas emocionales del desastre.

Con el fin de que las familias puedan cuidar y proteger a sus hijos e hijas, evitando así posibles separaciones de estos de sus progenitores, Aldeas ha ampliado los Programas de Fortalecimiento Familiar que desarrolla de forma permanente, en los que trabaja con 583 participantes, de los cuales 376 son niños y niñas.

Aldeas Infantiles SOS está presente en Marruecos desde 1985 y cuenta en la actualidad con varios Programas de Protección (o cuidado alternativo) y de Fortalecimiento Familiar, en los que brinda su apoyo a niños y niñas que han perdido el cuidado parental o están en riesgo de perderlo y a sus familias.

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