Una investigación de la UOC ha analizado metáforas conceptuales a partir de blogs escritos por pacientes y profesionales
Las metáforas son más usadas por los pacientes que por los sanitarios
El estudio ha identificado qué características deben tener estas metáforas para mejorar el discurso público sobre la salud mental y las terapias
Las metáforas de viajes y de lucha o guerra son probablemente las más utilizadas en todo tipo de ámbitos, especialmente para referirse a enfermedades como el cáncer o, más recientemente, la COVID-19. Un nuevo estudio de investigadores de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) ha examinado el uso de estos dos tipos de metáforas conceptuales en el contexto de los trastornos mentales graves a partir del análisis de blogs en castellano de pacientes y de profesionales de la salud mental. Los resultados, publicados en la revista Metaphor and the Social World, muestran que ambas tipologías de metáforas se utilizan para referirse a las mismas cuestiones —?como los trastornos mentales, sus síntomas, los problemas cotidianos, la actividad médica, los prejuicios sociales, etc.—, pero enmarcadas de forma distinta. Además, el estudio destaca que pueden dar una visión tanto positiva como negativa en cuanto al modo de afrontar el trastorno mental, las emociones que transmiten o el empoderamiento de los pacientes.
Estas conclusiones tienen implicaciones para la comprensión de la enfermedad, pero también para la mejora de la comunicación con los pacientes. "Los resultados tienen un potencial muy importante en la forma como se abordan los discursos públicos y profesionales sobre salud mental, e incluso en tratamientos o terapias. Puede ser muy útil promover los usos positivos de estas metáforas y, por el contrario, reconvertir o descartar los usos negativos, es decir, los desempoderadores o que transmiten emociones negativas, como desolación, ansiedad, vulnerabilidad, etc.", subrayan Marta Coll-Florit y Salvador Climent Roca, miembros del grupo GRIAL-UOC, de los Estudios de Artes y Humanidades.
Metáforas clave en las narrativas sobre salud mental
El estudio se basó en el análisis de aproximadamente un millón de palabras escritas en blogs personales de 73 pacientes diagnosticados con uno de los cuatro trastornos mentales graves más comunes —depresión, esquizofrenia, trastorno bipolar o trastorno obsesivo-compulsivo— y de 22 profesionales del ámbito de la psiquiatría, la psicología, la enfermería y la educación social. En este corpus de texto se identificaron un total de 3.204 metáforas de guerra y viaje. "Cualquier situación conflictiva se expresa en términos de guerra o lucha, y los males se presentan como enemigos. Asimismo, muchos procesos largos y costosos se metaforizan en términos de caminos, obstáculos, avances, retrocesos, progresos, etc. De este modo, dado que una afectación mental tiene mucho que ver con el conflicto personal y social, y al mismo tiempo también tiene que ver con el proceso (por ejemplo, de recuperación), estábamos seguros de que estas dos metáforas también serían muy importantes en las narrativas sobre salud mental", explican los investigadores.
Una vía para facilitar la expresión íntima de los pacientes
Desde el punto de vista cuantitativo, el estudio también detectó que estas metáforas son utilizadas más frecuentemente por las personas afectadas por un trastorno mental que por los profesionales de la salud mental. Según los investigadores, estos datos "fortalecerían la hipótesis de que las metáforas se usan en este contexto para expresar experiencias complejas y emocionalmente intensas".
Esta capacidad de recoger las vivencias íntimas de los pacientes también refuerza la utilidad del método de estudio empleado en la investigación —la detección de metáforas conceptuales en los discursos sobre salud mental— para comprender este tipo de enfermedades. "Se hace evidente que es una metodología de análisis muy sistemática y muy útil para revelarnos sentimientos, pensamientos y actitudes de las personas que sufren trastornos mentales, así como de los profesionales de la salud mental. Es decir, el hecho de conocer las metáforas más frecuentes en las narrativas sobre trastornos mentales nos permite acercarnos a lo que realmente piensan, sienten y viven las personas afectadas y, por lo tanto, nos ayuda a entender más su sufrimiento", argumentan los investigadores.
Afectividad, empoderamiento y emociones positivas
Entre los factores del discurso sobre salud mental que pueden tener efectos positivos en las personas afectadas, los investigadores señalan la importancia de "transmitir un sentido de agentividad y un sentido de control sobre la vivencia (que, en conjunto, definirían el empoderamiento), además de la transmisión de emociones positivas como el orgullo o la consecución de hitos, etc.". Un ejemplo de este uso positivo recogido en el trabajo es la conceptualización del trastorno mental "como un compañero de viaje, un tipo de metáfora que denota aceptación y que puede tener un uso positivo en la forma de vivir el trastorno".
Las metáforas de guerra no son intrínsecamente negativas
Uno de los resultados que ha sorprendido más a los investigadores es que hay casos de uso positivo y negativo en ambos tipos de metáforas. "No es cierto, como podría presuponerse, que las metáforas de guerra sean intrínsecamente negativas porque transmiten conflicto y las de viaje sean positivas porque transmiten avances. Por ejemplo, las metáforas de guerra en muchos casos transmiten espíritu de lucha y, por lo tanto, agentividad y empoderamiento, lo que puede reforzar la autoestima de las personas afectadas y repercutir favorablemente en su vivencia", explican.
En cualquier caso, los investigadores destacan que pueden utilizarse metáforas diferentes para hablar de un mismo asunto y que igualmente pueden tener efectos positivos, en función del objetivo que se busque en la comunicación. "Por ejemplo, no es lo mismo decir luchar contra tus miedos (un enemigo) que decir ir superando tus miedos (un obstáculo en el camino). En el primer caso se destaca el espíritu de lucha de la persona afectada y en el segundo se transmite un cierto sentido de control, puesto que se presenta la experiencia como un proceso con mejoras graduales", argumentan los investigadores.