En las fechas de días pasados el Santísimo Cristo de las Vera-Cruz y María Santísima de las Angustias Coronada eran trasladados a la Parroquia de Santa María de la Asunción de la ribereña localidad sevillana de Alcalá del Río donde se celebraron los cultos extraordinarios por el 50º Aniversario de la Coronación de la Virgen de las Angustias.
En el Calvario dispuesto en el paso procesional del Santísimo Cristo, tal y como se viviera el 10 de octubre de 1971 tras la Coronación de manos del Cardenal Bueno Monreal, o en el XXV Aniversario y proclamación Canónica, en 1996, María Santísima de las Angustias se mostraba radiante a los pies del Santísimo Cristo: Una explosión de luz que nos devolvía la esperanza.
De este modo, una vez concluida la Santa Misa ante los Sagrados Titulares en la Real Ermita de San Gregorio de Osset, el cortejo procesional comenzó a discurrir a las 10:00 horas. Celebraron esta Eucaristía como acción de gracias por este sueño hecho realidad, disponiendo sus almas para reconciliarse con Cristo, compartiendo el pan y el vino transformados en el cuerpo y la sangre del Señor, unidos en una sola carne y agradeciendo el regalo de la fe.
Las puertas de la Real Capilla se volvieron a abrir para que en Alcalá del Río volviera a florecer la primavera en una mañana de otoño.
La Virgen de las Angustias, ataviada de blanco -estrenaba un manto de Genoveva Rodríguez Sanchez y saya de Mariano Martín Santoja- resplandecía portando la Corona de oro con la que el Cardenal Bueno Monreal la coronara hace ahora 50 años.
Su Bendito Hijo, el Cristo de la Vera-cruz sol de los Ilipenses, sobre monte de claveles rojos bendecía a los Hermanos y devotos presentes de Alcalá del Río.
El acompañamiento musical vino de la Banda de música del Maestro Tejera, cuyo director José Manuel Tristán Becerra, nacido en Sevilla en 1963, es la tercera generación al frente de la Banda Tejera.
“Una Señora vestida de blanco, que brillaba más que el sol, de quien irradiaban unos rayos de luz clara e intensa, en la mano derecha llevaba un rosario y los niños quedaron inmersos en la luz que los rodeaba…”
Esta descripción de la aparición de la Virgen en Fátima pudiera ser fiel reflejo de cómo se sintieron los hermanos y devotos presentes ante la presencia de María Santísima de las Angustias en esta jubilosa y extraordinaria mañana de gloria. “Yo vengo del cielo», respondió la Virgen ante la inquietud de los niños y a ese mismo cielo les elevó en aquella mañana rebosante de grandeza, luz, oración y dulce espera.
Los cruceros han esperado por mucho tiempo y no perdieron la fe, la que les sostiene, alimenta y fortalece: Sueñan con verla a los pies de Su amado Hijo, emulando aquella aciaga tarde en la que por amor infinito expiraba en el madero, como un stabat Marter. Y la providencia y el poder del Santísimo Cristo, con la mediación de Su Madre, ha derramado sus Bendiciones.
Muchas súplicas se elevaron al cielo para que este instante de luz infinita y gloria sublime nos alcanzara. Para que la Virgen de las Angustias, no solo asomara al dintel de la Real Ermita de San Gregorio, como ya lo hizo en febrero, sino que radiante, majestuosa, a los pies de Su Hijo y a hombros de todos los portadores nazarenos de paso de la Hermandad, atravesara ese dintel repartiendo caridad, consuelo, salud, gracia y magnanimidad por las calles del pueblo: Como Reina Universal y Amparo de la Fe.
Así, fue en esa sublime mañana, el cortejo, formado por hermanos y hermanas que, particularmente, iban ataviadas con mantilla blanca, discurrió por la plaza de San Gregorio, Coronel García-Baquero, Real de Castilla, Ilipa Magna, Plaza de España, Cristóbal Colón, Reyes Católicos, Blas Infante, Plaza del Calvario, Hermanos Merchante, Padre Ruiz Páez, para hacer la entrada en la Parroquia de la localidad a las 13:45 horas.
Todo el recorrido fue perfumado con nardo y repleto de romero por sus calles, para recibir a la Madre del Cristo la Virgen de las Angustias Coronada.
Durante el recorrido, se admiraron estampas inéditas, despertando en todo momento gran júbilo y fervor entre los cruceros y la multitud de devotos que acompañaron en todo momento a los Titulares: La emoción incontenible y sincera de la salida de la Real Ermita; el homenaje a los mayores de la Residencia “Virgen de las Angustias” y a los Hermanos difuntos del Columbario, al pasar por el Edificio Vera-Cruz; las numerosas lluvias de pétalos; el baño de luz que envolvía el bellísimo rostro de la Madre de las Angustias; el engalanamiento que lucía como nunca antes por las calles del Municipio Ilipense y las casas de los Hermanos con colgaduras, reposteros y guirnaldas verdes; la magistral interpretación de la Banda Maestro Tejera; y por lo extraordinaria que ha sido, en sí, esta procesión de traslado, para sus cultos de Triduos.
Ha sido la primera en Alcalá del Río, celebrándose, además, en tiempo y forma para orgullo de los cruceros y de Alcalá del Río. Danos Siempre Tu Amor.
Fotos Antonio Rendón Domínguez y Emilio López Valdivia.