La organización de atención directa a la infancia muestra su preocupación por la situación a la que se enfrentan muchos de los jóvenes que abandonan el sistema de protección al cumplir los 18 años.
Aldeas Infantiles SOS prepara a los jóvenes para su transición a la edad adulta y continúa acompañándolos más allá de la mayoría de edad, hasta su plena integración en la sociedad.
Con una tasa de paro juvenil que ha llegado a rozar el 33% en plena pandemia y con grandes dificultades de acceso a la vivienda, los jóvenes de nuestro país se enfrentan a un futuro cargado de incertidumbre. Y si a estas dificultades se añade el hecho de haber crecido en el sistema de protección, la situación se complica todavía más. Coincidiendo con del Día de la Juventud, Aldeas Infantiles SOS quiere alertar sobre la difícil situación a la que se enfrentan los jóvenes que han crecido privados del cuidado parental al cumplir los 18 años. La mayoría de edad supone el cese del acogimiento y hace que estos jóvenes tengan que enfrentarse a un proceso de transición a la vida adulta muy diferente al del resto de sus iguales, obligándoles a emanciparse once años antes (en España la media de edad de emancipación se sitúa en torno a los 29 años).
En nuestro país, casi 50.000 niños, niñas y adolescentes viven bajo una medida de protección, ya sea de acogimiento residencial o familiar. Y llama la atención que, de los que se encuentran en acogimiento residencial, un 60% son chicos y chicas de entre 15 y 17 años, frente al 20% de ese rango de edad que crecen en acogimiento familiar.
Con motivo del Día de la Juventud, Aldeas Infantiles SOS recuerda que el proceso de dejar atrás el acogimiento es muy importante tanto para los jóvenes como para los profesionales responsables de su cuidado, y que debe reflejar la eficacia de la inversión del Estado y la capacidad de los profesionales, tal y como marcan las Directrices de las Naciones Unidas sobre las Modalidades Alternativas del Cuidado de los Niños. Además, Naciones Unidas, en su recientemente aprobada resolución sobre la protección de los niños privados del cuidado parental, también subraya la importancia de asegurar que los adolescentes y jóvenes que salen del sistema de protección reciban un apoyo apropiado para preparar la transición a la vida independiente, incluida la ayuda para obtener acceso al empleo, a la educación, a la capacitación, a la vivienda, al apoyo psicológico o a los servicios sociales.
"Sin embargo, lo habitual es que los jóvenes que viven bajo el amparo del sistema de protección tengan que enfrentarse a una transición breve y acelerada a la etapa adulta al cumplir la mayoría de edad, lo que los sitúa en una clara desventaja respecto al resto de jóvenes y contribuye a su distanciamiento del sistema educativo y del mercado laboral, convirtiéndolos en uno de los grupos más vulnerables de la sociedad", ha explicado Pedro Puig, presidente de Aldeas Infantiles SOS. "Sin formación adecuada, sin redes familiares que les sirvan de apoyo para continuar sus estudios y sin ayudas sociales durante esa transición a la vida adulta, difícilmente podrán integrarse con éxito en la sociedad".
En el último año fueron 4.835 los jóvenes que cumplieron la mayoría de edad y tuvieron que hacer frente a la salida del sistema de protección en nuestro país, 4.002 procedentes de la modalidad de acogimiento residencial y 833 de la de acogimiento familiar.
Más desalentador es todavía el caso de los jóvenes inmigrantes: el número de niños y niñas no acompañados que llegan a España se ha multiplicado exponencialmente, alcanzando un total de 13.796 menores. Su salida del sistema de protección puede ser aún más difícil, pues a veces no han superado la barrera del idioma ni conseguido el permiso de residencia o documentación que les permita acceder a cualquier tipo de recurso. Esto no solo acrecienta las desigualdades, sino que los deja en una condición de extrema vulnerabilidad.
Apoyo a la emancipación de los jóvenes
Por eso, uno de los objetivos de Aldeas Infantiles SOS es preparar a los jóvenes para su transición a la vida adulta y acompañarles más allá de la mayoría de edad a través de su Programa de Jóvenes. Gracias a este recurso, los jóvenes de sus programas se independizan de media a los 27 años, una edad mucho más cercana a la de sus iguales, que se sitúa en los 29 años.
"Desde Aldeas Infantiles SOS somos plenamente conscientes de las incertidumbres por las que atraviesan estos chicos al cumplir la mayoría de edad y tratamos de ayudarles para que su proceso de emancipación sea más fácil, brindándoles las mismas oportunidades que tendría cualquier chico de su edad", explica Pedro Puig.
Así, a través de su Programa de Jóvenes, con el que Aldeas apoya cada año a 1.139 jóvenes, la organización ofrece una respuesta adaptada a las necesidades de cada joven y les procura los apoyos necesarios hasta conseguir su correcta integración social y laboral, con independencia de su edad.
Ayudarles a completar su proceso educativo, encontrar un trabajo, ser capaces de mantener relaciones maduras o ayudarles a establecer su propio hogar son algunos de los objetivos perseguidos por Aldeas con este programa. "Un apoyo que comienza años antes de cumplir la mayoría de edad, para que cuando lleguen a ella hayan podido contemplar los distintos escenarios que se encontrarán, hayan podido reflexionar sobre sus aspiraciones y sobre los proyectos que les gustaría realizar, y hayan podido incluso tomar algunas de las decisiones que les permitirán lograr sus metas en el futuro", subraya el presidente de Aldeas.
Avalados por toda esta experiencia y con el objetivo esencial de seguir escuchando a los jóvenes y de seguir construyendo con ellos su futuro, Aldeas Infantiles SOS puso en marcha hace tres años el proyecto Preparados para emanciparse, que cuenta con la cofinanciación de la Unión Europea y del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social. Esta iniciativa, que se ha implementado de forma simultanea en diez países europeos (Croacia, España, Italia, Letonia, Lituania, Austria, Bulgaria, Estonia, Hungría y Rumanía), nació en 2017 con el objetivo de brindar a los jóvenes un sistema de transición gradual a la edad adulta en el que los profesionales que los acompañan tuvieran la mejor capacitación posible para garantizarles el éxito de su proceso de emancipación. En estos tres años, se ha formado a un total de 1.100 profesionales del cuidado, 34 jóvenes han colaborado como coformadores y 304 han participado en sus diferentes fases.