Hosteleros muleños se han concentrado este lunes en el parque Cristóbal Gabarrón para manifestar su rechazo a las medidas impuestas por la administración regional que les obliga a permanecer cerrados para evitar la propagación de la Covid-19.
Con estrictas medidas de seguridad y el respaldo de todos los grupos políticos municipales, el presidente de la Asociación de Comerciantes y Hosteleros de Mula (Acohomul) procedía a la lectura de un manifiesto en favor de la hostelería y donde el sector profundizaba en las duras y estrictas medidas a las que se han visto abocados desde el pasado de mes marzo y que han llevado a los negocios a estar al límite.
Esta situación sumada a que en los periodos que han podido abrir, lo han hecho con restricciones de aforo y de horario, los está llevando a la ruina y muchos tendrán que cerrar definitivamente al no tener ya margen para reaccionar.
El acto se ha realizado sin público y sin convocatoria pública para evitar cualquier tipo de aglomeración en apoyo al sector.
Los hosteleros muleños han demostrado una vez más compromiso, seriedad y unión y han pedido a los vecinos que de forma individual contribuyan a frenar este virus para que la situación vuelva a estabilizarse y poder reabrir la hostelería.
MANIFIESTO HOSTELERÍA MULA. Lunes 25 enero
Afrontamos el tercer cierre de la hostelería desde el pasado mes de marzo.
Ningún sector empresarial está sufriendo el acoso social y económico al que se está viendo sometido el de la restauración y estamos afrontando doblemente esta crisis sanitaria: como ciudadanos y como un sector cerrado que a pesar de no tener ingresos tiene que seguir haciendo frente a sus pagos.
Hemos trabajado en los últimos meses bajo unas condiciones muy restrictivas, en ocasiones hasta demasiado. No tenemos que volver a recordar cómo no sólo nos limitaron los aforos de nuestros locales durante estas navidades, sino que nos obligaron a cerrar las tardes de los principales días festivos limitando nuestro trabajo y por lo tanto nuestros ingresos.
Todavía hay quien dice que la hostelería no es la culpable cuando con el mínimo indicio de subida de los casos afectados, aun sabiendo que éstos proceden del ámbito social, nos cierran las puertas. Aseguramos que no, que la hostelería no es la culpable.
Según un estudio reciente a nivel nacional, se ha demostrado que la hostelería no tiene un impacto directo en el crecimiento de los contagios tras las Navidades. La subida de casos afectados en las últimas semanas coincidía con duras restricciones para estos negocios y un descenso generalizado de las reservas.
A lo largo de los últimos 10 meses hemos tenido que adaptarnos a todas las medidas preventivas que nos indicaban, garantizando el mejor servicio para nuestros clientes. Con un tercer cierre sobre nuestras espaldas los datos no son nada esperanzadores. Desde el pasado mes de marzo hasta finales de diciembre se habían producido en nuestro municipio poco más de 600 casos afectados. Sólo en lo que llevamos de 2021 los casos en Mula superan los 700, no creemos que sea culpa nuestra y más cuando la mayor parte del tiempo desde que llegó el Covid, o hemos estado cerrados o restringidos laboralmente.
Hemos visto como el ocio nocturno se quedaba huérfano.
Hemos cerrado nuestras barras, los aforos en el interior se han reducido drásticamente, las celebraciones han quedado en nada y hemos sacado nuestros locales a la calle. Muchos nos hemos reinventado, hemos adaptado nuestros negocios y el ‘para llevar’ es nuestra única oportunidad ahora. ¿Seguro que es nuestra única oportunidad? No, aseguramos que estas medidas no sirven, que no llegamos ni a cubrir los costes por prestar este servicio, aun así, lo seguimos haciendo para mantener la fidelidad de nuestros clientes. No sólo es duro cerrar, también es duro ver que no llegamos mientras se acumulan las facturas y la caja está vacía.
Apoyamos a otros comercios, no queremos que nadie tenga que verse como nosotros, pero sí es cierto que nadie puede enfadarse si nos ofende que sectores similares al nuestro mantengan sus puertas abiertas y todos seamos testigos de que las normas no están siendo iguales para todos. Nos enfadamos cuando vemos que no se respetan aforos, cuando vemos aglomeraciones en colas de supermercados o cuando no hay dispensadores de geles hidroalcohólicos en muchos establecimientos. No es lo mismo que en el bar o restaurante te desinfectaran la mesa y la silla antes de sentarte y que acudamos a centros sanitarios o de cualquier otro tipo sin saber quién se habrá sentado antes allí… nadie exige nada, las únicas exigencias han estado en nosotros y han estado visibles para todos.
La hostelería muleña fue la primera en tomar medidas. En marzo, antes de decretarse el estado de alarma, de forma unánime, con una gran responsabilidad y una solidaridad absoluta, decidimos cerrar nuestros establecimientos para luchar contra esta pandemia. Somos un sector luchador, duro y generoso, pero estamos en un momento de extrema debilidad.
Todo nuestro trabajo y nuestro esfuerzo ha quedado en nada cuando ahora, en plena tercera ola de contagios y con una situación sanitaria a la deriva, somos el único sector que debe cerrar sus puertas, situándonos como responsables del incremento de casos.
Somos de los pocos sectores que mejor se ha adaptado a la nueva realidad. Todas y cada una de nuestras acciones han sido visibles porque nuestro trabajo siempre es cara al público, con las puertas abiertas y dispuestos a ser juzgados.
Cada semana nos interponían nuevas normas y ha sido un sin vivir hacer frente a todas ellas mientras seguíamos atendiendo a nuestros clientes. Siempre dispuestos y siempre agradecidos porque cada vez que alguien atraviesa la puerta de tu establecimiento es un soplo de aire fresco a tu labor diaria.
Hoy estamos aquí para alzar la voz en nombre de nuestro sector: la hostelería. Salones de celebraciones, restaurantes, bares o cafeterías, todos únicos, todos indispensables y todos una parte muy importante de la economía muleña.
Hablan de actividades esenciales, ¿realmente nosotros no somos esenciales? Entiéndanlo, todas las actividades son esenciales desde el momento en que hay familias que comen de ellas.
Amamos nuestro trabajo. Es nuestra forma de vida. Decenas de familias dependen de nosotros, todas ellas se verán afectadas, al igual que muchos otros sectores diversos a los que también arropamos en esta concentración: carniceros, panaderos, pescaderos, fruteros o distribuidores de bebida, la lista sería muy larga para citarlos a todos.
Necesitamos y exigimos medidas que realmente nos permitan salir adelante con nuestros negocios. Damos la cara y pedimos el máximo respeto y la valoración que corresponde para este sector y las familias que en él trabajan.
No podemos consentir que se criminalice a nuestros negocios, que se les utilice y nos hagan responsables de los contagios cuando los rebrotes se han producido fuera de nuestros locales. Con los bares de copas cerrados, limitaciones de aforos y los horarios reducidos, el número de contagios ha seguido creciendo.
Necesitamos que nuestros políticos caminen a nuestro lado con planes acorde a nuestras verdaderas necesidades y durante el periodo en que no se pueda desarrollar la actividad con total normalidad.
No es justo que nos obliguen a endeudarnos de por vida o que finalmente algunos no podamos volver a abrir.
Queremos que se valore realmente esta decisión y se trabaje en actuaciones que realmente sirvan para frenar esta crisis sanitaria. Necesitamos planes reales y medidas tan extraordinarias como la situación que nos acontece.
Hemos colgado las chaquetillas de forma provisional, pero vamos a seguir aquí unidos y apoyando nuestra labor y buen hacer.