Molina de Segura

Restaurada la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno en Molina de Segura

El trabajo de restauración ha sido realizado por María Fuensanta López Rosagro, y será presentado, hoy viernes 11 de noviembre, a las 20.15 horas, en la Iglesia de Ntra. Sra. de la Asunción

El acto de presentación de la restauración realizada por María Fuensanta López Rosagro de la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, obra original del imaginero albaceteño Clemente Cantos, tiene lugar, HOY viernes 11 de noviembre, a las 20.15 horas, en la Iglesia de Ntra. Sra. de la Asunción. Asisten el alcalde de la localidad, Eliseo García Cantó, y el concejal de Turismo, Andrés Martínez Cervantes.

Juan Manuel Rodríguez Cantero habla así de la talla del Nazareno y de su autor Clemente Cantos:

"La imagen de Nuestro Padre Jesús fue encargada a Clemente Cantos en la década de 1940 por la Hermandad del Santísimo de la parroquia de la Asunción, para sustituir la anterior, quemada en la Guerra Civil. Se trata de una imagen de candelero, estando solamente talladas cabeza, manos y pies. Se ciñe a la iconografía tradicional de Jesús Nazareno desde el Barroco, hecho para llevar túnica, cordonería, cabellera postiza y corona de espinas superpuesta y el pie apoyado en un esquivel.

El Señor está totalmente vencido hacia delante, aplastado por el peso de la cruz, que originalmente era redonda y de gran tamaño, cosa rara entre los nazarenos levantinos. La cabeza está inclinada hacia el suelo pero la mirada, un tanto perdida, busca el cielo. Es un rostro alargado, bello, patético y lleno de ternura, que refleja el sobreesfuerzo que está realizando y lo dramático de la escena, a la misma vez que muestra la pureza e inocencia de la Víctima. Posee fuerte componente místico y con un estudiado trasfondo psicológico que hace al fiel empatizar con su sufrimiento y ayuda ciertamente a la comprensión del misterio de la Redención.

Su inspiración se puede encontrar en el tipo creado por el Greco a finales del siglo XVI, alejándose del espectro salzillesco que imperaba, ya manido, en la posguerra. Sin salirse de la tradición, la imagen de Clemente posé aspectos propios de la vanguardia de principios del siglo XX, como el tremendo realismo de la imagen cargada con la cruz, pero sobre todo la policromía, que gracias a la restauración se puede observar perfectamente, es pálida la encarnación y no está dada de una manera plana y lisa, sino que a base de veladuras, en las que se aprecian los trazos del pincel y las manchas azules, verdes y amoratadas dadas con tino que dan plasticidad a la obra.

El Nazareno de Molina es una obra importante dentro del panorama escultórico regional del siglo XX, pues respeta la tradición iconográfica y técnica, a la par que es una obra de su tiempo, con un agravado realismo y novedad, que lo hace único en su simbolismo y concepción".

Clemente Cantos, artista olvidado

Clemente Cantos nace en Ontur (Albacete), en 1893, en el seno de una familia humilde. Desde su infancia despertó en él una importante vocación artística que expresaba pintando pequeños cuadros inspirados en la naturaleza que le rodeaba, usando los elementos que encontraba a su alcance, como tintes para la ropa o grasa de las norias.

A los 10 años, tras quedar huérfano de padre, es enviado a estudiar a colegio de la Merced de Murcia, de donde pasará a cursar artes en el Círculo de Bellas Artes de la Real Sociedad de Amigos del País, donde adquirirá las bases técnicas para el desarrollo del arte, donde se quedó como profesor de modelaje. Pasó a trabajar al taller del afamado escultor Anastasio Martínez, donde coincidió entre otros colegas, con el escultor José Planes, con quien trabó una gran amistad compartiendo a diario sus inquietudes sobre el arte Clásico y el Renacimiento. De esta relación surgiría la tertulia del Café Oriente, donde los artistas e intelectuales acudían para hablar de artes, literatura y pensamiento, dando origen a la que se podría llamar la generación del 27 murciana, que los círculos academicistas del momento apodaron la Plebe.

Es destacable su faceta de maestro, siendo su alumno más destacado Juan González Moreno, escultor más capaz de la posguerra murciana.

Clemente Cantos fue una persona de carácter afable y sencillo, odiaba la violencia y amaba profundamente la naturaleza. Quizás este carácter casi eremítico le hiciera que jamás buscara la fama, sino que el fin de su trabajo no fuera más que la búsqueda de la belleza. Tanto así que trabajó para sus propios alumnos realizando partes menores de sus obras, como manos y pies, o para los marmolistas de Espinado, haciendo pequeñas esculturas de lápidas, muchas veces a cambio de la pensión. Clemente Cantos murió en Murcia en 1955, casi en el absoluto olvido, hasta de sus amigos y discípulos.

Sin duda, a esto se debe que su nombre no esté entre los laureados del arte murciano, pues un artista de tales virtudes, carece aún de un catálogo completo de su obra y de un estudio sistemático de la misma. Es cierto que no se conoce una ingente cantidad de obra suya, quizás porque la mayoría de su carrera la dedicó a trabajar para sobrevivir y que no recibió encargos principales, pero Molina tiene la gran suerte de tener tres obras suyas: San Vicente Mártir, Ntra. Sra. del Rosario y Ntro. Padre Jesús Nazareno. Con su restauración y puesta en valor se está contribuyendo al rescate de la memoria de este artista olvidado.

Restauración

La talla ha sido restaurada por María Fuensanta López Rosagro, licenciada en Bellas Artes y Geografía e Historia en la especialización de Historia del Arte y máster en Restauración del Patrimonio Histórico.

Desde 1999, María Fuensanta López viene trabajando en procesos de restauración, tanto en pintura de caballete como en escultura policromada. Gran parte de los trabajos han sido realizados en el Centro de Restauración de la Comunidad Autónoma, donde particip en La Santa Cena de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, la Oración en el Huerto de la Cofradía California de Cartagena, San Andrés titular de dicha iglesia de Murcia, San Blas,… todo obras de Francisco Salzillo. También a formado parte del equipo de restauración del San Pedro de Nicolás de Bussy, perteneciente a la Archicofradía de la Sangre, Ángeles de González Moreno de la Cofradía del Perdón y Demonio de San Miguel de Nicolás Salzillo, entre otras obras.

Otras entidades a con las que ha trabajado a nivel particular han sido el Ayuntamiento de Murcia, el Museo de la Ciudad, el Museo Ramón Gaya, y diferentes cofradías de la Región de Murcia (Moratalla, Abarán, Cehegín, etc.), Ilustre Colegio de Médicos, Fundación Cajamurcia, Fundación Telefónica, Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno…

Ha participado en varias exposiciones como Huellas, Salzillo, Testigo de un Siglo, Floridablanca. La utopía reformadora, Místicos en Caravaca de la Cruz, Pintores murcianos en el Museo del Prado en el Almudí, Solana y Romero de Torres de la Fundación Unicaja, etc.

En la actualidad es la conservadora del Museo de la Sangre (Coloraos) y en proceso de trabajo de la Virgen del Rosario (Clemente Cantos) de la Archicofradía del Resucitado de Molina de Segura.

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