Un paraíso olvidado por las administraciones que lo gestionan
La Manga del Mar Menor, ese singular cordón litoral que separa el Mediterráneo del Mar Menor, vive sumida en un abandono institucional que resulta tan incomprensible como inaceptable. Mientras los políticos se disputan su gestión desde los despachos de San Javier y Cartagena, los residentes y visitantes de esta franja de 21 kilómetros padecen a diario las consecuencias de una dejadez administrativa que afecta a los servicios más básicos.
Sanidad: La Gran Olvidada
La situación sanitaria en La Manga es alarmante. Con una población que se multiplica exponencialmente durante la temporada estival, el consultorio médico existente resulta claramente insuficiente. Los tiempos de espera son interminables, la falta de especialistas es crónica, y ante cualquier urgencia mínimamente seria, los pacientes deben desplazarse a Cartagena o Los Alcázares.
¿Es aceptable que en pleno siglo XXI, un enclave turístico de primer nivel carezca de un centro de salud adecuadamente dotado? ¿Dónde está la inversión sanitaria que merece una población que supera los 40.000 habitantes en verano?
Educación: Instalaciones del Siglo Pasado
Los centros educativos de La Manga presentan un estado de conservación lamentable. Instalaciones obsoletas, falta de recursos tecnológicos, y una oferta educativa limitada que obliga a muchas familias a desplazar a sus hijos a municipios vecinos. Las promesas de mejora se acumulan legislatura tras legislatura, pero las actuaciones brillan por su ausencia.
Nuestros jóvenes merecen las mismas oportunidades educativas que cualquier otro estudiante de la región, no ser ciudadanos de segunda por el simple hecho de residir en La Manga.
Limpieza y Mantenimiento: Una Imagen Deplorable
Pasear por La Manga fuera de temporada alta es contemplar un paisaje de dejadez: calles sucias, contenedores desbordados, jardines abandonados, mobiliario urbano deteriorado y playas que no reciben el mantenimiento adecuado. Durante el verano, el problema se agrava exponencialmente cuando los servicios de limpieza, ya deficitarios, se ven completamente desbordados.
Las empresas de limpieza contratadas realizan el mínimo esfuerzo, conscientes de que nadie les va a exigir responsabilidades. Y mientras tanto, la imagen turística de La Manga se deteriora año tras año.
El Problema de Fondo: Una Gestión Partida e Ineficaz
El verdadero problema de La Manga es su división administrativa entre San Javier y Cartagena. Esta peculiaridad geográfica se ha convertido en la excusa perfecta para la inacción. Cuando surge cualquier problema, ambos ayuntamientos se lanzan la pelota mutuamente. San Javier alega falta de recursos, Cartagena considera La Manga una prioridad secundaria, y el resultado es siempre el mismo: nada se hace.
Esta situación genera:
Duplicidad ineficiente de servicios en algunos aspectos y vacíos absolutos en otros
Falta de planificación coherente sobre el territorio
Imposibilidad de desarrollar proyectos estratégicos que requieren coordinación
Desatención sistemática a las necesidades específicas de los residentes
Es Hora de una Solución Definitiva
La Manga del Mar Menor necesita urgentemente una solución administrativa propia. Ya sea mediante la creación de una mancomunidad con competencias reales, una entidad local menor con capacidad de gestión, o incluso la constitución como municipio independiente, lo que resulta evidente es que el modelo actual ha fracasado estrepitosamente.
Los habitantes de La Manga no pueden seguir siendo rehenes de una situación administrativa absurda que lleva décadas sin resolverse. No pueden seguir pagando impuestos a administraciones que no les prestan los servicios básicos que merecen y necesitan.
Es momento de exigir:
Una gestión unificada y con recursos suficientes
Inversión real en infraestructuras sanitarias, educativas y de servicios
Un plan integral de limpieza y mantenimiento durante todo el año
Representación política propia que defienda los intereses específicos del territorio
La Manga del Mar Menor ha sido durante demasiado tiempo el hijo no deseado de dos administraciones. Sus residentes han demostrado una paciencia infinita ante promesas incumplidas y proyectos que nunca se materializan. Pero esa paciencia tiene un límite.
Es hora de que La Manga tome las riendas de su propio destino. Es hora de que deje de depender de ayuntamientos que la consideran una carga o un recurso económico a explotar sin dar nada a cambio. Es hora de dignidad administrativa, de servicios de calidad, de una gestión eficiente.
Es hora de que La Manga sea dueña de su futuro.