La Semana Santa de Jumilla arrancó, oficialmente, el pasado domingo con la celebración del Pregón ofrecido por el Arzobispo de Zaragoza Manuel Ureña Pastor, quien fue, durante siete años, obispo de la Diócesis de Cartagena.

Antes de su pregón, Ureña Pastor fue recibido por parte de las autoridades en el Ayuntamiento de Jumilla, donde saludó a la corporación y a los presidentes y directivos de las Hermandades, Cofradías y Junta Central y firmó en el libro de honor.

En este libro escribió “estoy encantado de volver a Jumilla a pregonar la Semana Santa, Jumilla la gran Jumilla, verdadera perla del Altiplano murciano, va a celebrar el próximo año, el sexto centenario de las cofradías y desfiles procesionales, magnífico centenario. El centenario significa que la fe en Cristo, el redentor de todos, el señor de cielos y tierras ocupa y llena vuestros corazones, os deseo que cobréis cada vez mayor fuerza para crecer y cantar todos el triunfo de Cristo sobre la muerte y el pecado, triunfo que se transfiere de Cristo a nosotros y se hace nuestro. Enhorabuena”.

Por su parte, el alcalde de Jumilla Francisco Abellán dio la bienvenida a “quien fuera nuestro obispo, así como al presidente de la JCHSS que nos convoca en este día importantísimo del pregón de Semana Santa”. Abellán añadió que “se respira quietud, lo que se demuestra en la formalidad de quienes representan a la institución, sus grupos municipales y concejales, una formalidad y una serenidad que nos transmite estar cerca de la Semana Santa”. Sobre el pregonero, dijo “para nosotros es un honor contar con tan digno e ilustre pregonero, don Manuel Ureña que dejó un gran recuerdo en nuestra diócesis, fue una persona cercana, amable y cariñosa con todos los ciudadanos de la región y eso hizo que en las distintas ocasiones que tuvimos la oportunidad de compartir dejara un grato recuerdo”. El alcalde, en nombre del Ayuntamiento, le hizo entrega de un recuerdo consistente en un abre cartas y un pisapapeles con el escudo de Jumilla.

Tras este recibimiento, la comitiva se trasladó a la Iglesia Mayor de Santiago, donde primero se ofició la Eucaristía Concelebrada, entre el Arzobispo de Zaragoza, el obispo de la Diócesis de Cartagena, el párroco de Santiago y el fraile de Santa Ana. En la Santa Misa intervino la Coral Discantus, dirigida por Ángel Luis Carrillo. En este acto religioso estuvieron presentes numerosas personas, así como autoridades políticas, civiles y religiosas.

Después de la Eucaristía, el que fuera director general de Cultura José Miguel Noguera fue el encargado de presentar al pregonero. A continuación tomó la palabra Manuel Ureña Pastor que comenzó agradeciendo las palabras de Noguera, del que destacó su labor en la restauración de la Parroquia Mayor de Santiago “este trabajo es una manera de valorar el pasado de nuestras raíces”.

Además el Arzobispo de Zaragoza destacó la importancia y trascendencia del proceso de beatificación de Juan Paco Baeza, que él mismo inició en el año 2004. El pregonero también tuvo palabras y gestos emotivos para al actual Obispo de la Diócesis de Cartagena, quien fue su discípulo y Vicario General, José Manuel Lorca Planes.

La parte central del pregón fue dedicada a las cofradías y hermandades de Semana Santa, a su origen, desde la predicación de San Vicente Ferrer, y su evolución, así como a la celebración de su 600 aniversario, “una Semana Santa muy importante, una de las más antiguas de España y que la tenemos de cuidar y defender ante cualquier adversidad”. Citó todos y cada uno de los pasos de la Semana Santa y especial referencia hizo al Cristo Amarrado a la Columna.

Terminó con la parte religiosa de la Semana Santa e insistió en “preservar la identidad y, también, en que se exprese con claridad y con pureza el Misterio Pascual de Cristo por el que salvó a los hombres del pecado y de la muerte”. Según fuentes de la Junta Central de Hermandades fue un pregón “muy desenfadado y que levantó en varias ocasiones los aplausos del público asistente”.

Este evento fue seguido y retransmitido, en directo, por distintos medios de comunicación de la localidad.