Internacional

Rusia pierde la guerra informativa: los cinco fallos de su estrategia

El apoyo masivo de Occidente a Ucrania se ha articulado con la verificación de bulos y la oposición frontal de los potenciales aliados de Rusia

La rápida respuesta de las instituciones europeas, vital para desmontar la propaganda más organizada

"La desinformación intenta eliminar los símbolos para que parezca que el conflicto no existe". Con esta frase explica Alexandre López-Borrull, profesor de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), uno de los elementos en los que Rusia ha basado su campaña de propaganda en torno a la invasión de Ucrania. "Intentó negar que el bombardeo del hospital de Mariúpol fuera realmente una maternidad diciendo que la embarazada que vimos en imágenes era, en realidad, una influente, como si no pudiera haber influentes embarazadas". Desde el principio, Rusia ha perdido la guerra en el campo informativo, pero ¿cuáles han sido los elementos que han contribuido a que no haya podido vender su versión de los hechos?

1- La sociedad apoya masivamente Ucrania

Una encuesta de Euroskopia de marzo de 2022 indica que casi el 80 % de los europeos considera inaceptable la invasión de Ucrania, y ocho de cada diez estadounidenses apoya las sanciones económicas a Rusia, según un sondeo de la Universidad de Monmouth. "Al inicio de un conflicto, lo más importante es la batalla por el relato, esto es, con quién está la sociedad y a quién culpabilizan y victimizan", explica López-Borrull. En la misma línea se pronuncia Alberto Quian, profesor colaborador de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC, que apunta a una de las claves: "El uso que Zelenski hace de las tecnologías y canales de comunicación sociales y convencionales de manera ordinaria, como si fuese un ciudadano más". Esa cercanía del líder ucraniano frente a la imagen distante de su rival es, según Quian, un elemento decisivo en esta victoria moral.

2- Los bulos no funcionan sin polarización

El ejemplo del hospital de Mariúpol es solo uno de los, hasta ahora, más de cien que han desmentido empresas de verificación como Newtral o Maldita. Comprobar datos es esencial en los conflictos, ya que, por una parte, medios de comunicación cubren con reporteros a pie de calle lo que se está viviendo en las zonas asediadas y, por otra, la propaganda y los bulos intentan viralizarse entre la ciudadanía. Pero una de las características propias de esta guerra es que la desinformación que a menudo sale de las llamadas granjas de trolls con ánimo de dividir a la ciudadanía está prendiendo menos que en otros sucesos (Chalecos Amarillos, pandemia o elecciones a la presidencia de los Estados Unidos de 2016, por poner solo tres ejemplos). ¿A qué se debe? "La eficacia está siendo baja porque, para que esta desinformación surta efecto, es necesaria una polarización de la sociedad, que es lo que convierte en virales estos bulos", continúa explicando López-Borrull. "En los primeros días, al no haber muchas imágenes del conflicto, circuló un vídeo sobre un presunto ataque ruso que resultó ser un videojuego; sin embargo, este bulo no afecta al relato", indica Alexandre López-Borrull.

3- Los aliados de Putin le dan la espalda

Durante años, el presidente ruso tendió numerosos lazos con la ultraderecha europea, por lo que no es descabellado pensar que antes de iniciar el ataque a Ucrania contaba con ese apoyo en Occidente. Sin embargo, esos líderes "han ido blanqueando y disimulando aquellos lazos", explica López-Borrull.

Otro apoyo con el que contaba era China, que hasta ahora no ha respondido como Rusia esperaba, y también el de la misma ciudadanía rusa. "Putin solo será considerado un héroe en su propio país si logra doblegar a la OTAN más que a Ucrania, pero no fuera de sus fronteras. Y dentro podría acabar siendo un villano si sus ciudadanos empiezan a padecer penurias", explica Alberto Quian.

Según el organismo independiente pro-derechos humanos OVD-Info, son más de 15.000 los ciudadanos rusos detenidos por protestar contra la guerra, y explica que la censura y la represión se han endurecido desde que comenzó el ataque. "Putin no fue capaz de controlar este elemento: dijo que quería desnazificar Ucrania. Dijo incluso que Zelenski había huido del país. Quería bajar la moral de las tropas, pero en el campo de la información no ha logrado su propósito", expone López. "El relato completo sobre Zelenski ya se ha escrito, al menos en Occidente: si resiste, será declarado un héroe nacional y de las democracias occidentales; si es derrocado o muere, será mártir nacional y, por tanto, también un héroe", comenta Quian.

4- Sputnik y Russia Today dejan de operar en la Unión Europea

Otro mazazo contra Rusia fue el anuncio de sanciones de la Unión Europea contra Sputnik y Russia Today, agencia de información y cadena de televisión rusas, respectivamente. "En este tiempo de guerra, las palabras importan. Estamos presenciando propaganda masiva y desinformación sobre este escandaloso ataque a un país libre e independiente", comenzaba diciendo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el pasado 2 de marzo. Ambos medios dejaban de emitir para Europa y sus cuentas en redes sociales quedaban suspendidas. Y, como indica Alberto Quian, "las redes sociales son un excelente canal para la desinformación, que forma parte de las clásicas estrategias propagandísticas, más en tiempos de guerra". El último vehículo potencialmente propagandístico de Rusia se desconectaba de Occidente.

A Rusia le ha quedado, con este escenario, poco territorio para convencer a los occidentales de los motivos de su invasión. Como comenta Quian, hay un frente más, el de la ciberguerra, "donde se intenta controlar, destruir o intervenir las redes de información", pero este frente se escapa al ciudadano común. Forma parte de las llamadas "guerras híbridas", fenómeno relativamente reciente que desarrolla en su libro Civilización hacker.

5- El fact-checking y la inteligencia de fuentes abiertas como elementos de apoyo al periodismo de guerra

La verificación de los datos o fact-checking es otro de los elementos valiosos con los que cuenta esta guerra. Por una parte, los reporteros están cubriendo una información que no solo presencian, sino que, como recuerda Alexandre López-Borrull, "verifican antes de informar", lo que le quita fuerza a los ciberanzuelos (clickbaits) y se la concede al periodismo confiable. Por otra, hay lo que se conoce como inteligencia de fuentes abiertas, es decir, datos accesibles para cualquier persona disponibles en múltiples fuentes, desde documentos de organismos oficiales hasta medios de comunicación, pasando por testimonios gráficos, lo que hace que muchos de los elementos propagandísticos puedan ser inmediatamente desmentidos.

Protegernos de la desinformación, pero también de la sobreinformación

¿Cómo podemos protegernos de la desinformación? López-Borrull y Diego Redolar, profesor de Neurociencia en los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC, explican cómo podemos enfrentarnos a la información que nos llega del conflicto. Seguir a periodistas en redes sociales mejor que a ciertas etiquetas nos dará una visión más veraz de lo que sucede; ampliar el número y la línea editorial de medios a los que seguimos habitualmente es vital para tener una visión más completa en lugar de buscar el sesgo de confirmación; es importante también no hacer virales ciertas imágenes cuyo origen desconocemos, bien por respeto a posibles víctimas, bien por no poder comprobar su veracidad, ya que compartir información no contrastada contribuye a expandir bulos, y huir de los ciberanzuelos eliminará tanto la desinformación como la ansiedad que puedan provocar ciertas noticias. Y en este sentido, en el de tranquilizarse, Redolar recomienda "consultar las noticias relativas a la guerra una vez al día, sin saturarse. El exceso de información aumenta la percepción de falta de control". Porque en este conflicto, a la desinformación y la propaganda se une lo que la OMS llamó infodemia, esto es, exceso de información (veraz o no) sobre un tema concreto. Ya se vivió en los peores momentos de la pandemia y la historia se repite. Y si la desinformación nos desprotege como ciudadanos, la sobreinformación ataca nuestra salud mental. "No vivimos una percepción de alarma permanente comparable al de una víctima directa de la guerra de Ucrania, pero puede generarnos trastornos del sueño y puede hacernos aumentar el riesgo de crisis de ansiedad", explica Redolar.

Esa sensación de que perdemos el control, si bien "se diluye un poco más que durante el peor momento de la pandemia porque no nos toca tan de cerca", continúa Diego Redolar, "es acumulativa, precisamente porque venimos de la crisis de la covid". Por tanto, y por nuestra salud mental, informarse con rigor es preceptivo, pero también, como indica el profesor, lo es hacerlo en pequeñas dosis.

Noticias de Internacional