La diversidad lingüística de España, desde el catalán hasta el gallego y el vasco, supone un reto para los expatriados que llegan a equipos ya consolidados; una experta explica cómo superar la barrera del idioma y sentirse integrado en el nuevo trabajo
Mudarse a un nuevo país y comenzar un trabajo ya integrado en una cultura corporativa puede ser especialmente difícil cuando el entorno laboral implica el uso de varios idiomas. En España, no son infrecuentes las situaciones en las que los compañeros de trabajo utilizan, además del castellano, lenguas regionales como el catalán, el gallego o el vasco, lo que puede crear una sensación de aislamiento para quienes llegan de fuera.
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la población residente en España era de 48 619 695 habitantes a 1 de enero de 2024, dato publicado en diciembre de 2024. De este total, el 13,4 % tenía nacionalidad extranjera, lo que pone de manifiesto la importante presencia de expatriados en el país.
En estas circunstancias, la diversidad lingüística, fruto de las múltiples lenguas y dialectos que se hablan en las diferentes comunidades autónomas , pueden reforzar los círculos de convivencia íntima entre quienes ya conocen los códigos culturales y lingüísticos. En barrios y ciudades con una fuerte tradición regional, la lengua local suele estar en los ambientes informales, los cafés, las reuniones e incluso la comunicación interna de las empresas.
Por lo tanto, ¿cómo adaptarse y construir un sentimiento de pertenencia en un entorno en el que los compañeros ya comparten historia, dialecto e intimidad? Para la psicóloga y especialista en recursos humanos y expatriados Luciane Rabello, directora general de TalentSphere People Solutions, es esencial afrontar el reto con humildad y proactividad. “Al llegar a un nuevo país, el primer reto es afectivo: sentirse parte del equipo. El idioma es la puerta de entrada a ese sentimiento, no solo para la ejecución de las tareas. Recomiendo combinar la humildad con la proactividad: aprenda lo básico, y pida ayuda. Las empresas que estructuran la incorporación multicultural reducen el riesgo de pérdida de talento y aceleran la productividad”. Esta visión refuerza la importancia de dar el primer paso, aunque sea de forma tímida, para construir conexiones reales.
Entre las estrategias prácticas para acelerar la integración en la empresa, la experta en RRHH Luciane Rabello y creadora de Talent Sphere People Solutions, destaca:
? Dominar bien el español(o castellano) — base de comunicación en todo el país, sino también aprender expresiones o saludos en la lengua. Este esfuerzo se percibe de manera positiva, ya que demuestra respeto por la identidad del país.
? Usar el lugar de trabajo como “clase” — Pedir paciencia a los compañeros, solicitar que repitan expresiones, explicar que estás aprendiendo. A menudo, las pequeñas peticiones de ayuda generan empatía y ayudan a integrarse.
? Buscar un «compañero» o aliado interno — alguien dispuesto a ayudar con la adaptación a los códigos culturales, presentar a compañeros, participar en actividades informales, indicar grupos sociales de la empresa. Esto ayuda a “desbloquear” la sensación de extrañeza.
? Participar en la vida social fuera del trabajo — Las actividades extra trabajo, como eventos sociales, afterworks, grupos deportivos o culturales, ayudan a la inmersión, al aprendizaje del idioma y al sentimiento de pertenencia.
? Ser transparente con los gerentes sobre su nivel de idioma. — Deja claras cuáles son tus dificultades y acuerda expectativas a corto y medio plazo, como objetivos razonables de aprendizaje y oportunidades de participación creciente en las tareas del equipo.
Al combinar estos esfuerzos personales con buenas prácticas de acogida por parte de la empresa, como mentorías bilingües, programas de incorporación y apertura a la diversidad cultural, es posible superar la barrera lingüística y construir vínculos auténticos con los compañeros y con la cultura local. La adaptación también puede ser una puerta hacia el crecimiento personal y profesional, transformando lo que parece un obstáculo en una oportunidad de inclusión y aprendizaje.