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En la semana del Black Friday, los niños aprenden que reparar es mejor que comprar

En pleno auge del Black Friday, donde todo invita a comprar más y más rápido, algunos proyectos escolares ponen el foco en lo contrario: educar a los más pequeños en la reparación, la sostenibilidad y el aprecio por lo que ya tienen, frente a la cultura del descarte.

Cada juguete arreglado se convierte en una lección: los alumnos descubren cómo funciona lo que usan y cómo cuidar mejor los recursos a su alcance.

En los últimos años, el consumo ha experimentado un fenómeno doble y aparentemente contradictorio. Por un lado, crece el interés por la segunda mano impulsado por plataformas como Wallapop o Vinted, que normalizan la compraventa y reutilización de objetos, y cada vez más familias descubren en este formato una forma eficaz de ahorrar, reducir residuos y frenar la sobreproducción..

Pero, por otro lado, se ha consolidado una semana “clave” para el consumo masivo: el Black Friday, un periodo que nació como un fin de semana de descuentos y que hoy se ha convertido en una campaña prolongada que abarca casi una semana entera de ofertas. Su objetivo real: estimular un nuevo ciclo de compras y captar clientes, muchas veces fomentando adquisiciones impulsivas que contradicen la lógica de la reutilización y la sostenibilidad.

Diversos informes internacionales advierten de que estos picos de consumo generan un alto volumen de residuos, aumentan la huella de carbono asociada a la producción y transporte de productos, y acortan el ciclo de vida útil de los objetos, especialmente en sectores como la moda, la electrónica o los juguetes y productos infantiles.

En una sociedad cada vez más marcada por el consumo rápido y la cultura de lo desechable, muchos centros educativos buscan formas de enseñar a los niños a valorar, cuidar y reparar aquello que ya tienen. Es el caso de Highlands School El Encinar, donde la coordinadora de Infantil, Eva Alcalá, ha impulsado un proyecto innovador: el Hospital de Juguetes.

La iniciativa invita a los alumnos a participar reparando materiales dañados como juguetes, libros y otros recursos del aula.

Los objetos reciben distintos tipos de atención según su estado e incluso pueden ser arreglados electrónicamente en el taller de Tecnología, gracias a la colaboración de alumnos y profesores de Secundaria que diseñan y fabrican piezas con impresoras 3D.

Este proceso convierte la reparación en una experiencia educativa: los niños observan cómo funcionan las cosas, aprenden que los objetos no son desechables y descubren que muchas veces basta con arreglar, ajustar o cuidar para que algo vuelva a servir.

Al mismo tiempo que aprenden valores como la fortaleza, enfrentándose a desafíos sin rendirse; la sinceridad, reconociendo el estado de los materiales y admitiendo errores; la gratitud, valorando los recursos disponibles; y el liderazgo de servicio, al colaborar y ayudar a otros.

El mensaje es claro: no siempre hace falta comprar, sobre todo cuando se puede reparar. En un contexto donde las plataformas de segunda mano demuestran que reutilizar es tendencia, el Hospital de Juguetes añade un componente formativo fundamental: enseñar a los niños que la sostenibilidad empieza con gestos pequeños y cotidianos, y que prolongar la vida útil de un juguete es un acto de responsabilidad social.

Así, mientras las grandes campañas de descuentos invitan a consumir sin pensar, esta iniciativa propone darle la vuelta: aprovechar esta semana precisamente para educar en lo contrario el valor de lo que ya tenemos, la importancia de reparar y el poder de la reutilización. 

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