El fenómeno creado por Nil Ojeda, capaz de vender miles de productos en horas y movilizar a multitudes, se analiza ahora como ejemplo real para explicar storytelling, gamificación y psicología del consumo.
Consiguió vender más de 5.000 tartas en menos de 48 horas, reunió a más de 3.000 personas en un evento para conseguir uno de sus drops y consiguió subastar un cuadro hecho con billetes por más de 20.000 euros. Este es el caso de Nil Ojeda, creador y estratega detrás de Milfshakes, que ha logrado redefinir cómo las marcas conectan con la generación Z, convirtiendo cada lanzamiento en un espectáculo viral que combina creatividad, provocación y marketing digital de alto impacto. Desde camisetas y tazas hasta la famosa Milfcake, cada producto se transforma en un evento cultural capaz de generar conversación, debate en redes sociales y una expectación constante entre su audiencia.
Lo más llamativo es cómo estas estrategias trascienden el consumo: los seguidores no solo compran, participan activamente en la narrativa de la marca, amplificando el efecto viral y convirtiéndose en embajadores espontáneos de la misma.
Y precisamente por su creatividad y capacidad de generar impacto, Milfshakes se ha convertido en una herramienta pedagógica inesperadamente eficaz.
Siguiendo esta línea, el pasado viernes, alumnos de 2º de Bachillerato del Cumbres School de Valencia participaron en un seminario impartido por ESIC, donde analizaron la marca como caso práctico.
La actividad permitió trabajar conceptos clave de marketing y, a diferencia de un ejercicio teórico, aquí los estudiantes pudieron observar cómo estas estrategias se aplican en la vida real: cómo un lanzamiento limitado genera urgencia, cómo una campaña de gamificación involucra a la comunidad, o cómo el storytelling y la segmentación de público afectan la percepción de valor y la motivación de compra.
Este enfoque permite que los alumnos repasen y reflexionen sobre los contenidos desde la práctica, entendiendo cómo la teoría del marketing moderno se traduce en resultados concretos y cómo las decisiones estratégicas se alinean con la psicología del consumidor.
Con fenómenos así, la educación conecta mejor con el presente y los estudiantes comprenden que el marketing ya no es solo teoría: es un laboratorio vivo, donde una idea bien ejecutada puede traspasar pantallas, llenar calles y convertirse en un caso de estudio. Y es precisamente en ese cruce entre lo viral, lo académico y lo estratégico donde las marcas están redefiniendo cómo se enseña y cómo se entiende hoy el marketing.
La propuesta se alinea también con un cambio cultural dentro de los centros educativos: enseñar a “mirar por dentro” los fenómenos virales para evitar que su atractivo superficial desplace el análisis profundo. En un momento en el que la viralidad condiciona decisiones de compra, aspiraciones profesionales e incluso formas de relacionarse, comprender las dinámicas del mercado se convierte en una forma de alfabetización contemporánea.
Desde la dirección del colegio lo resumen con claridad: “Trabajar un caso como Milfshakes no significa subirse a una moda; significa aprovechar un lenguaje que los jóvenes ya conocen para enseñarles a pensar.”
El resultado es un espacio donde los adolescentes puedan entender el mercado que los rodea, desarrollar criterio y asumir un rol frente a las marcas que marcan su cultura. Porque educar hoy también implica enseñar a interpretar los códigos de un mundo donde las decisiones se toman en segundos y la influencia se mide en millones.