Granada volvió a latir al compás del arte. En los escenarios del Espacio Escénico Ciudad de Maracena y del Teatro Federico García Lorca de Fuente Vaqueros, Rafael Amargo presentó Majestad Flamenca, un espectáculo que unió flamenco, moda y solidaridad, demostrando que el arte verdadero no se mide en público, sino en alma.
Aunque las funciones coincidieron con el puente del Día de la Hispanidad —algo que restó afluencia—, el corazón de los artistas bastó para llenar el teatro. Desde el primer compás, Amargo imprimió su sello inconfundible: duende, teatralidad y emoción desbordada. No hubo artificio ni espectáculo vacío, sino verdad escénica. Majestad Flamenca se alzó así como una declaración de principios: el arte sigue vivo mientras quienes lo crean lo hagan desde la autenticidad y la pasión.
"A veces el arte no está en llenar teatros, sino en llenar corazones", dijo Amargo tras la función."Cada mirada y cada silencio cómplice del público me recuerdan por qué sigo bailando."
Un elenco que brilla como una constelación
Si el alma de Majestad Flamenca nace de Amargo, su fuerza se multiplica con un elenco que transformó el escenario en una constelación de talento. Alejandro Granados, elegancia y maestría en cada movimiento; Juan Amaya "El Pelón", compás y carisma en estado puro; Sandra Hita y Sandra Abril Hita, madre e hija unidas por la herencia artística; y Victoria Duende, un auténtico torrente en el escenario, poderosa y desbordante de energía. Ana Calí, con su personalidad escénica inconfundible, y Coral Fernández, en la función de Maracena, aportaron frescura y juventud al conjunto. En el cante, David Sorroche y Jacob de Carmen pusieron alma y emoción a cada palo, mientras Jony de Pinos (guitarra) y Manuel Vílchez (percusión) sostuvieron el compás con inspiración y hondura.El sonido contemporáneo de Dany Cohiba completó un montaje donde la raíz flamenca dialogó con la modernidad sin perder autenticidad.Cada artista fue parte de un engranaje armónico, donde el talento individual se fundió en una misma verdad: la del arte compartido.
Moda y esperanza sobre la pasarela
Uno de los momentos más emotivos del fin de semana fue el desfile solidario organizado por ÑZ Experience, bajo la dirección de Carmen Laura García Fernández, en colaboración con la Fundación UAPO (Unidad de Apoyo al Paciente Oncológico).Los verdaderos protagonistas fueron los pacientes de la fundación, que desfilaron con valentía, sonrisa y esperanza, demostrando que la moda también puede sanar.
La Fundación UAPO, heredera del legado del doctor Jesús Candel "Spiriman", trabaja por mejorar la calidad de vida de pacientes oncológicos mediante un enfoque integral que combina ejercicio, fisioterapia, psicología y nutrición. En Majestad Flamenca, sus pacientes se transformaron en modelos por una noche, recordando que la creatividad es también una forma de resistencia.
"Ver la fuerza y la alegría de estas personas me llena de emoción. Ellos me enseñan lo que significa luchar con dignidad y disfrutar cada momento", expresó Amargo.
El fotógrafo y maquillador David Muñoz fue el encargado de captar la atmósfera de un evento donde arte y humanidad caminaron de la mano.
ÑZ Experience: la belleza con propósito
El desfile fue solo una muestra del universo ÑZ Experience, grupo granadino que ha hecho de la creatividad un motor de transformación social.Dirigido por Carmen Laura García Fernández, modelo, presentadora y empresaria —Miss España y Top 22 en Miss World 2009—, el proyecto combina moda, formación, eventos y tecnología bajo una misma filosofía: crear belleza con sentido y compromiso.
Desde su escuela ÑZ Models by Carmen Laura, en el centro de Granada, forma a nuevas generaciones de modelos, comunicadores y artistas, inculcando valores de empatía, disciplina y respeto.ÑZ Experience integra también la firma Cañizares Woman, símbolo de elegancia andaluza con proyección nacional; Finca Pascade, espacio para galas y actos solidarios; y Wemax Teleco, dirigida por su esposo José Miguel Cañizares, que lleva conectividad y tecnología a zonas rurales.
"ÑZ Experience no es solo una marca, es una forma de entender la vida. Queremos unir la moda, la comunicación y la tecnología para inspirar y ayudar a construir un mundo mejor", afirma Carmen Laura.
El grupo ha extendido su acción solidaria más allá de España: durante la crisis de Ucrania, facilitó medicinas, ambulancias y líneas móviles gratuitas a familias refugiadas.En Majestad Flamenca, esa visión se plasmó con fuerza: moda, arte y solidaridad unidas en una experiencia que conmovió a artistas y público.
Finca Pascade: hospitalidad y corazón granadino
Durante todo el fin de semana, el equipo de Majestad Flamenca —artistas, técnicos, periodistas y producción— se alojó en la Finca Pascade, en Ogíjares, un enclave donde la hospitalidad granadina se siente desde el primer instante.Propiedad de Carmen Laura y José Miguel Cañizares, la finca abrió sus puertas con generosidad y calidez, ofreciendo un espacio de descanso, convivencia y arte compartido.Entre risas, ensayos y comidas familiares, el ambiente se convirtió en una prolongación del escenario.
En ese entorno, Esther, colaboradora de la familia y querida como una más, se ganó el cariño de todos con su simpatía y cercanía. Su arroz con pollo se volvió casi un símbolo de ese espíritu de hogar que define la casa.Con sus 23.000 metros cuadrados, villas independientes, piscina y vistas a la Alhambra y Sierra Nevada, Finca Pascade no fue solo alojamiento, sino un verdadero refugio creativo y humano.
"Carmen Laura y José Miguel no solo nos abrieron su hogar, sino su corazón. Y Esther fue el alma de la casa: siempre sonriente, siempre dispuesta", destacó el jefe de prensa Ramiro Gil.
El arte que se comparte
Al final, Majestad Flamenca fue mucho más que un espectáculo: fue una lección de vida.Rafael Amargo quiso agradecer la entrega de todo su equipo —artistas, técnicos y producción— y la implicación de ÑZ Experience y UAPO, que hicieron posible un proyecto donde el arte se convierte en puente y esperanza.
"Todos dimos lo mejor para que el público sintiera la emoción del flamenco en su forma más pura", concluyó Amargo."Majestad Flamenca ha sido una experiencia de entrega, unión y amor por el arte."
En Granada, aquella noche, el flamenco no solo se bailó: se compartió, se vivió y se recordó con alma.