Inspirado por la pasión culinaria de su padre y su herencia, un chef transforma el mundo de la gastronomía con ideas innovadoras, liderando cocinas desde San Pedro Sula, hasta Vermont y creando platos que unen culturas.
En el dinámico escenario de la gastronomía mundial, un nombre destaca por su audaz combinación de herencia e innovación: Erick Mackay. Este chef de origen
hondureño ha trazado un camino único desde las vibrantes cocinas de San Pedro Sula hasta las cumbres nevadas de Vermont, en los Estados Unidos, creando platos
que trascienden fronteras y unen culturas. Como líder culinario, las creaciones de Mackay no son solo comida: son historias tejidas con las fibras de sus raíces, su
resiliencia y una pasión inquebrantable por el sabor.
Un Viaje Culinario Forjado en la Resiliencia.
La historia de Mackay comienza en Honduras, donde la necesidad encendió una pasión que definiría su vida. Tras el divorcio de sus padres, asumió el rol de cocinar junto a su padre, limitado por la artritis. “Empecé por necesidad, pero encontré una alegría que me transformó”, recuerda Mackay con emoción. Las recetas de su abuela, como los pipianes rellenos, siguen siendo un pilar de su arte, conectándolo con su herencia mientras explora nuevos horizontes.
Sin acceso a escuelas culinarias en Honduras, Mackay se formó en Administración de Empresas, una base que fortaleció su enfoque. “Un gran plato requiere precisión
y disciplina”, afirma, una filosofía que lo ha convertido en un líder excepcional. Su capacidad para combinar pensamiento estratégico con creatividad lo ha distinguido
en cocinas de todo el mundo.
De Honduras al Escenario Global
El ascenso de Mackay es un testimonio de determinación y talento. Desde sus inicios como sous chef en San Pedro Sula, ha trabajado en cocinas de prestigio en
Montana, Nueva York y Alaska, cada experiencia enriqueciendo su repertori culinario. En un resort de Nueva York, cocinó para figuras como la leyenda del béisbol David “Big Papi” Ortiz, aprendiendo una verdad universal: “La autenticidad conquista cualquier paladar, por más exigente que sea”.
Sus platos son un diálogo vibrante entre sus raíces hondureñas y los sabores de sus hogares adoptivos. Un ejemplo es sus bolas fritas de queso de cabra con culantro, menta y reducción de huckleberry, un platillo que evoca tanto los recuerdos de su infancia como su viaje global. “La comida es contar historias”, dice Mackay. “Cada
bocado debe transportarte”.
Un Líder que Une a Través del Sabor
Bilingüe en español e inglés, Mackay no solo conecta culturas con su comida, sino también con su liderazgo. Como gerente de cocina, fomenta la colaboración,
animando a sus diversos equipos a incorporar sus propias raíces en su trabajo. “La excelencia no se negocia”, declara, pero sus cocinas vibran con creatividad y camaradería. Su filosofía es simple pero profunda: “Un gran plato habla un lenguaje universal; une corazones”.
Mackay prospera bajo presión, ya sea en eventos de alta exigencia o adaptándose a cocinas desconocidas. Su habilidad para transformar desafíos en oportunidades le
ha valido una reputación como chef que no solo ofrece comida, sino experiencias inolvidables.
Una Visión para el Futuro
De cara al futuro, Mackay sueña con explorar sabores brasileños y llevar cortes como el NY Strip a Honduras. “Quiero que mi gente descubra el mundo a través de
mi lente”, dice con entusiasmo contagioso. A los chefs latinos emergentes, les aconseja: “Respeten sus tradiciones, pero innoven. Su historia es su ingrediente
más valioso”.
Con cada plato, Erick Mackay redefine lo que significa ser chef. Su comida es una celebración de la autenticidad, un puente entre culturas y una prueba del poder de
la pasión. Mientras sigue abriendo caminos, una cosa es segura: los paladares del mundo son más ricos gracias a él. Sigue el viaje culinario de Erick Mackay en Instagram: @Erickmackayh.
la pasión. Mientras sigue abriendo caminos, una cosa es segura: los paladares del mundo son más ricos gracias a él. Sigue el viaje culinario de Erick Mackay en Instagram: @Erickmackayh.