La intolerancia a la fructosa y el sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado (SIBO) representan dos de las alteraciones digestivas más comunes en la actualidad. Daniel Mantas, director de NutriNour y dietista especializado en nutrición clínica, centra parte de su labor profesional en el tratamiento nutricional de estas patologías, cuyo impacto en la calidad de vida de los pacientes requiere un abordaje clínico riguroso.
La relación entre la intolerancia a la fructosa y el SIBO se ha convertido en un eje clave para desarrollar estrategias dietéticas efectivas y sostenibles.
Intolerancia a la fructosa y SIBO: un vínculo clínico complejo
El SIBO se caracteriza por una colonización anómala de bacterias en el intestino delgado, una zona habitualmente poco poblada a nivel microbiano. Este desequilibrio puede desencadenar alteraciones en la digestión y absorción de nutrientes, además de inflamar la mucosa intestinal. Como consecuencia directa, es frecuente que se manifiesten intolerancias alimentarias, especialmente a compuestos fermentables como la fructosa.
En este contexto, la intolerancia a la fructosa no suele constituir una patología independiente, sino que se presenta asociada a procesos inflamatorios intestinales, entre ellos el propio SIBO. La malabsorción de este monosacárido genera síntomas como hinchazón abdominal, gases o diarrea. A su vez, la fermentación de la fructosa no absorbida en el intestino da lugar a la producción de gases como hidrógeno y metano, cuya presencia puede confirmarse mediante pruebas de aliento.
Una intervención nutricional basada en dietas bajas en FODMAP —grupo al que pertenece la fructosa— permite reducir la sintomatología, al tiempo que se favorece la reparación de la mucosa intestinal. Esta estrategia debe aplicarse bajo supervisión profesional, adaptando la dieta al nivel de tolerancia de cada paciente y evitando restricciones innecesarias que comprometan la salud nutricional.
Un enfoque profesional basado en el acompañamiento individualizado
Daniel Mantas cuenta con una sólida formación en nutrición clínica y digestiva, así como experiencia en el tratamiento dietético de intolerancias alimentarias vinculadas a alteraciones como el SIBO. Su método se fundamenta en un conocimiento profundo del paciente y en una atención adaptada, que incluye tanto la educación alimentaria como la planificación nutricional estratégica.
Las consultas se ofrecen en modalidad presencial —en Sevilla y Marbella— y online, garantizando una atención continuada y flexible. El objetivo es restaurar la función intestinal y favorecer la reintroducción progresiva de alimentos, mediante una intervención respetuosa con la realidad clínica y emocional de cada persona.