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Federico Mayor Zaragoza, ex director general de la UNESCO: Un hombre para la historia

Por José Luis Ortiz Güell

Federico Mayor Zaragoza, figura universal y faro de la ética global, ha dedicado su vida a la construcción de un mundo más equitativo y pacífico. Su influencia trasciende fronteras y disciplinas, anclada en un enfoque que combina rigor científico con una profunda sensibilidad humanista. Desde su rol como director general de la UNESCO hasta su continua labor en defensa de los derechos humanos y la sostenibilidad, Mayor Zaragoza, se erige como un ejemplo vivo de liderazgo visionario. Referente indiscutible en la defensa de la paz, la educación y los derechos humanos, ha dedicado su vida a construir puentes entre la ciencia, la cultura y la humanidad. Su visión universal, forjada en el rigor científico y una sensibilidad humanista, ha dejado una impronta profunda en la historia contemporánea. Desde su liderazgo en la UNESCO hasta la creación de la Red Global de Universidades e Instituciones Científicas y Artísticas de Apoyo a las Cátedras de Educación para la Paz, la Convivencia Democrática, los Derechos Humanos, Educación y Sostenibilidad, en unión de la Dra. puertorriqueña Maylene Cotto Andino y la Fundación Cultura de Paz, Mayor Zaragoza ha trabajado incansablemente para promover un mundo más justo, igualitario y pacífico.

Nacido en Barcelona el 27 de enero de 1934, Mayor Zaragoza se destacó desde joven por su intelecto y compromiso social. Su trayectoria académica comenzó con un doctorado en Farmacia en la Universidad Complutense de Madrid, donde desarrolló una brillante carrera como catedrático de Bioquímica. Su incursión en la política durante la transición española marcó un punto de inflexión, demostrando su capacidad para liderar en contextos de transformación histórica.

En los años que siguieron a la dictadura franquista, Mayor Zaragoza desempeñó un papel crucial en la transición hacia la democracia. Como ministro de Educación y Ciencia de España entre 1981 y 1982, impulsó reformas clave para democratizar y modernizar el sistema educativo español. Fue un defensor inquebrantable del acceso universal a la educación, comprendiendo que esta es la base de una sociedad equitativa y próspera. Su contribución en esta etapa crítica consolidó su reputación como un líder visionario y comprometido.

En 1987, su nombramiento como director general de la UNESCO lo situó en el epicentro de la diplomacia internacional. Durante su mandato, trabajó para transformar la UNESCO en un pilar de cooperación global, promoviendo la educación como un derecho humano fundamental y como motor de paz y desarrollo sostenible. Bajo su liderazgo, se lanzaron programas emblemáticos que priorizaron la alfabetización, la diversidad cultural y la investigación científica como herramientas esenciales para abordar los desafíos globales.

La creación de la Red Global de Universidades e Instituciones Científicas y Artísticas de Apoyo a las Cátedras de Educación para la Paz, la Convivencia Democrática, los Derechos Humanos, Educación y Sostenibilidad refleja la visión compartida de Federico Mayor Zaragoza, la Dra. Maylene Cotto Andino y la Fundación Cultura de Paz. Esta iniciativa conecta instituciones académicas y artísticas de todo el mundo para fomentar la educación como un derecho universal, y promueve el entendimiento entre los pueblos mediante la cooperación y el diálogo intercultural. La Red es un vehículo para la transformación, uniendo a científicos, educadores y artistas en la construcción de una sociedad más inclusiva y resiliente.

Su legado en la UNESCO no estuvo exento de desafíos. En un mundo marcado por tensiones geopolíticas, tuvo que navegar las complejidades de una organización sometida a presiones externas. Sin embargo, su capacidad para mediar y mantener el enfoque en los valores universales permitió que la UNESCO desempeñara un papel central en la promoción de la paz, la diversidad cultural y los derechos humanos.

A lo largo de su vida, Mayor Zaragoza ha defendido la idea de una "cultura de paz", una visión que se materializó en iniciativas concretas como la Declaración Universal de la Diversidad Cultural y los programas globales de educación para la paz. La creación de la Red Global es un ejemplo vivo de esta filosofía, que busca erradicar la violencia y la desigualdad mediante la educación y el entendimiento mutuo.

Su capacidad para combinar el rigor científico con un enfoque ético y cultural lo ha convertido en un líder atemporal. Como presidente de la Fundación Cultura de Paz, tanto él como su equipo de trabajo, continúan abogando por soluciones globales a problemas como el cambio climático, las desigualdades sociales y los conflictos armados. Su trabajo inspira a generaciones de líderes, académicos y ciudadanos comprometidos con la justicia y la sostenibilidad.

Federico Mayor Zaragoza, el secretario con el mandato más largo en la UNESCO, es, aún hoy en día, un faro de esperanza y acción en un mundo que enfrenta desafíos globales sin precedentes. Su legado —desde su papel en la transición española hasta su liderazgo en la UNESCO y la creación de la Red Global— es un testimonio de su compromiso con los derechos humanos, la igualdad y la paz. Al preguntarnos cómo continuar su labor, su ejemplo nos impulsa a creer que un mundo más humano, justo y sostenible no solo es posible, sino imprescindible.

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