El encuentro entre Juan Ramón Jiménez y Federico García Lorca en Granada.

Hace más o menos un siglo, en el verano de 1924, Juan Ramón Jiménez y su mujer, Zenobia Camprubí, pasaron unas semanas en Granada, invitados por Federico García Lorca y su familia, aquellos días marcaron profundamente a Juan Ramón, que años más tarde, ya en el exilio, sería reconocido con el Nobel de Literatura. Juan Ramón Jiménez y Federico García Lorca, dos de los escritores más influyentes de la literatura española y universal, crearon en esos días, un vínculo extraordinario, que repercutió en la obra de los dos poetas. En 1945, cuando Juan Ramón estaba ya exiliado en Estados Unidos, escribió una carta a Isabel García Lorca, hermana de Federico, en un párrafo de dicha carta le dice:

“Nosotros no hemos olvidado nunca aquellos días de Granada, en que ustedes nos acompañaron tanto, haciéndonos un doble paraíso de su ciudad maravillosa. Cuando estábamos en Madrid mirábamos con frecuencia aquellas fotografías que nos hicimos juntos en tanto sitio hermoso. Días como aquellos se viven pocas veces en la vida”.

Durante esos maravillosos días del verano de 1924, Federico García Lorca, sus padres y sus hermanos Isabelita y Paco, compartieron con Juan Ramón y su mujer, sus lugares favoritos en Granada y también sus mejores amigos, entre los que se encontraban Manuel de Falla, Fernando de los Ríos… es difícil imaginar una conjunción de talento, creatividad y arte en un mismo momento y en un mismo lugar; en casa de los García Lorca, en la Acera del Darro, a escasos metros del palacete El Ladrón de Agua en el que HAMMAM AL-ÁNDALUS ha abierto su primera tienda insignia en la que EL JARDÍN DE HAMMAM tiene su espacio más emblemático, precisamente cuando se cumple un siglo de ese encuentro providencial entre los dos genios de la literatura de nuestra era, Juan Ramón Jiménez y Federico García-Lorca.

Este nuevo espacio en Granada responde quizás a la descripción que hace Zenobia Camprubí, la esposa de Juan Ramón Jiménez, después de su estancia en Granada:

“Estoy segura de que ha sido todo una especie de encantamiento”.

No puede haber un lugar en el que ese “encantamiento” esté más justificado. El agua, “la sangre de Granada” que dice Lorca, es el eje y el hilo conductor de este espacio único. Juan Ramón Jiménez, en su visita a los jardines del Generalife, se quedó impresionado por el recorrido del agua, y sobre todo por la escalera del agua que es uno de los lugares más emblemáticos de los jardines. 

Algo muy profundo se quedó en el alma de Juan Ramón, Federico y toda la familia García Lorca, su descubrimiento de Granada y toda la simbología del agua que traslada en su libro Olvidos de Granada, en este libro, además del famoso poema Generalife, se encuentra otro poema que por el misterio que encierra, se ha convertido en un referente, El Ladrón de Agua.

En este poema el agua adquiere formas y personalidades distintas, durante mucho tiempo se ha especulado sobre el significado de la composición y del título, la teoría más plausible es que el ladrón de agua sea una metáfora del aljibe que recoge y esconde el agua que recibe.

Hammam Al-Ándalus: El Encanto de Granada Reflejado en un Nuevo Espacio

El ladrón de agua es uno de los textos más intensos y secretos de Juan Ramón, y por eso, es aún más notable la relación que guarda con el lugar que ahora ocupa la nueva tienda insignia en la que Hammam Al-Ándalus y El Jardín de Hammam se entregan completamente a la magia de la poesía. El río Darro fluye a escasos metros de la entrada de la tienda, desde la que se divisa la Torre de la Vela de la Alhambra. En el interior, el agua encuentra su camino a través de la fuente y se termina escondiendo en el epicentro del espacio, un aljibe original en el que se vive la intensidad y el misterio del poema de Juan Ramón.

Son demasiadas coincidencias, los aljibes tienen alma, y el que ahora se puede visitar en el nuevo espacio, rodeado de todas las esencias y aromas de los jardines de Granada, conserva la mágica poesía de unos días como aquellos.