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Bodegas Pinoso producirá 1,7 millones de botellas tras invertir 1,3 millones de euros en la ampliación de la cooperativa

La ampliación de Bodegas Pinoso implica un retorno medioambiental, económico y social para la comarca del Medio Vinalopó

La cooperativa ha invertido en la ampliación de sus instalaciones 1.265.000 euros en el último año, de los que 478.000 proceden de los Fondos de Intervención Sectorial Vitivinícola (ISV)

Los 130 socios verán reducida la producción a granel a favor de una “microdiferenciación paulatina” mediante el embotellado hasta superar 1,7 millones de botellas en los próximos cinco años

Según la estimación hecha por Masqueingenieros (MQI), estudio encargado de la intervención, las obras estarán finalizadas en el mes de junio y la nueva instalación reducirá la emisión de 40 toneladas anuales de CO2 a la atmósfera

La instalación está alineada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible 8 y 9 de Naciones Unidas para un crecimiento económico sostenible y la construcción de infraestructuras resilientes

A punto de culminar la ampliación de la cooperativa Bodegas Pinoso, prevista para este mes de junio, el proyecto significará una garantía para la pervivencia del cultivo de la vid en la comarca del Medio Vinalopó, la continuidad de una actividad económica sostenible y una oportunidad para que las futuras generaciones puedan continuar “con el mismo esfuerzo con el que sus fundadores la impulsaron en 1932”. 

Alcanzar un millón de botellas de producción y no poder ampliar más por falta de logística y de espacio. Esta fue la principal motivación que impulsó en 2022 la ampliación, que tuvo que afrontar una modificación del PGOU de Pinoso y profundizar en el reto de la sostenibilidad iniciado por la cooperativa con la apuesta por el cultivo ecológico desde 1997, un hito pionero en la producción vinícola de entonces en la Comunidad Valenciana. 

El proyecto, que amplía un 29,8% las instalaciones de la cooperativa -de 6.200 a 8.050 metros cuadrados-, fue encargado en 2022 al estudio Masqueingenieros (MQI) bajo la dirección de Miguel Ángel Gómez. La intervención permite ampliar la producción embotellada de los 130 socios hasta un umbral potencial de 1,7 millones de botellas y, a la vez, “favorece una microdiferenciación paulatina de embotellado en detrimento de la producción a granel”. Lo que significa más eficiencia económica, un mayor retorno en prosperidad para la comarca y el municipio y una mejora de la renta para los agricultores.

El proyecto apareja una inversión de 1.265.000 euros, de los cuales 478.000 proceden de los Fondos de Intervención Sectorial Vitivinícola (ISV). “Para obtener esa ayuda pública, ha sido imprescindible trabajar un proyecto ganador y sostenible, con una cimentación muy compleja por las características del terreno, donde ha habido que trabajar micropilotes de 16 metros de profundidad hasta encontrar un sustrato resistente”, apunta el ingeniero de MQI encargado del proyecto.

Retorno medioambiental: 39.000 kilos de CO2 menos a la atmósfera y ODS 9

Con todo, el retorno económico también da paso al retorno medioambiental. Según Gómez, la nave resultante de la ampliación, cuya finalización está prevista para este mes de junio, tiene una calificación de tipo B en edificación industrial que, entre otros elementos sostenibles, incluye 15 kW fotovoltaicos en la cubierta, que se suman a los 70 preexistentes de las dos instalaciones anteriores para un total de 85 kW, que, según el ingeniero técnico, supondrán “una reducción de 39.000 kilogramos de CO2 al año”. La actuación, así, se alinea en este capítulo con el Objetivo de Desarrrollo Sostenible (ODS) número 9 de Naciones Unidas.

Retorno social: una oportunidad para seguir y mantener los viñedos 

Asimismo, tal y como indica José Cerdá, presidente de la cooperativa, la ampliación también va a tener un retorno social para el municipio y la comarca: “hemos hecho un esfuerzo inversor similar al esfuerzo al que hicieron los fundadores en su momento. Va a dar una oportunidad a las futuras generaciones de poder seguir trabajando el campo y cultivando viñas, que es lo tradicional de aquí, de un pueblo del interior de Alicante. La ilusión es que se sigan manteniendo los viñedos y teniendo una actividad económica que ayuda a Pinoso y a todos un poco”. Un aspecto que atiende el ODS 8 de Naciones Unidas.

De Pinoso a Alemania, Países Bajo y Estados Unidos

La intervención va a permitir “comprar mayor volumen de materia prima, reducir costes, un mejor servicio especializado y garantizar un stock a los mercados”, explica Javier García, director de La Bodega de Pinoso. Precisamente, el 80% de la producción embotellada ya se destina a la exportación. Alemania es el principal mercado destinatario, seguido de Países Bajos, Bélgica, Reino Unido, Polonia y Estados Unidos. “Antes de la guerra, también lo eran Rusia y Ucrania”. 

Unos mercados que, según indica García, “cada vez piden más blancos y rosados, en detrimento de los tradicionales consistentes tintos”. 

Climatología favorable para la producción de vino ecológico embotellado

La escasa pluviometría y la cantidad de horas anuales de sol que registra la comarca favorecen la apuesta por la producción ecológica. “Son condiciones que favorecen hacer vino ecológico porque las plagas son residuales, lo que minimiza la utilización de productos fitosanitarios”. 

De hecho, en 1997, cuando la cooperativa Bodegas Pinoso inició la comercialización directa después de haber sido proveedor hasta entonces de vino para una cooperativa de segundo grado de la provincia de Alicante, siete agricultores comenzaron a apostar por la producción ecológica hasta que “hoy ya es un valor distintivo de la cooperativa y de sus vinos embotellados, que tienen una perspectiva de crecimiento de entre un 5 y un 10% anuales desde la puesta en marcha de las nuevas instalaciones”, subraya García.

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