A pocos días del tradicional mensaje de Navidad del Rey de España, es momento de reflexionar sobre cómo debería potenciarse la comunicación del discurso con habilidades en la voz, el tono, el ritmo, la imagen a proyectar, el lenguaje no verbal, el entorno y escenografía, la interactividad y proximidad con el ciudadano y hasta la vestimenta, entre otros aspectos que podrían aportar novedades para potenciar su difusión.

García Gómez, director de comunicación de la Fundación Casaverde. ha elaborado un decálogo centrado en aspectos formales. fruto de su experiencia como asesor de técnicas y habilidades de expresión y docente de rendimiento para hablar en público con eficacia y persuasión:

La voz, el ritmo y el tono son prioritarios en este discurso del monarca. Debería trabajar tonos graves de la voz, con más registros, para calar en la audiencia enfatizando y proyectando las frases más importantes de la alocución a modo de titulares periodísticos.

La imagen a proyectar jugará un importante papel para conseguir con una mirada directa y gesto natural en el rostro, la proximidad y familiaridad con el ciudadano.

El lenguaje no verbal deberá medirse con movimientos estratégicos de manos, acompasando el mensaje oral para resaltar las frases más destacadas.

El entorno debería actualizarse más allá del escenario habitual en la sala de Zarzuela, incluso se podría realizar en exteriores del palacio para romper la monotonía del set estático.

La realización técnica del vídeo podría darnos alguna novedad como planos cenitales, donde la cámara hiciera un barrido de arriba abajo, lo que proporcionaría mas sentido narrativo y descriptivo del mensaje.

El riguroso directo aportaría frescura y motivaría la atención del espectador, en lugar del habitual que se graba con anterioridad. Con este paso innovador se podría conseguir elevar índices de audiencia en general.

Atraer a los más jóvenes con guiños verbales a la población de futuros adultos. Exponer ejemplos de sus inquietudes, dificultades y logros.

La vestimenta menos formal, eliminando la corbata, manteniendo traje o americana y pantalón sport casual, aproximaría al monarca a los espectadores y conseguiría entrar en los hogares con más facilidad.

Acortar la duración y no sobrepasar los 6 minutos. Anteriormente han sido registrados una media 10 minutos. Es preferible condensar la atención con brevedad y concisión para mantener la esencia del discurso.

Y por último un guiño a la interactividad con la ciudadanía, a través de una comunicación previa de recepción de propuestas por escrito de los españoles, vía e-mail, para que Felipe VI seleccionara 2 o 3 frases destacadas de las propuestas planteadas.