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El Informe IPC de Naciones Unidas declara la Fase 5 Catástrofe, el nivel más grave de inseguridad alimentaria

Equipos de Acción contra el Hambre distribuyen frutas y verduras frescas a familias afectadas por el conflicto en Deir Al Balah, en el centro de Gaza © Acción contra el Hambre

El informe sobre seguridad alimentaria (IPC) elaborado por Naciones Unidas, gobiernos y ONGs, entre las que figura Acción contra el Hambre, acaba de publicarse con la clasificación más alta, Fase 5 o Catástrofe, por seguridad alimentaria en dos áreas de Gaza.

La falta de alimentos es tan extrema que uno de cada cuatro hogares en Gaza sufre inanición, tasas alarmantemente altas de desnutrición aguda entre los niños y niñas más pequeños y un exceso significativo de mortalidad.

Desde el fin del breve alto el fuego del 1 de diciembre, la escalada de ataques en el sur de Gaza ha obligado a la mayoría de las organizaciones humanitarias a reducir sus operaciones al mínimo.

A pesar de la extrema dificultad, Acción contra el Hambre continúa trabajando en algunas zonas de Gaza distribuyendo agua, fruta fresca, pañales o instalando letrinas.

Acción contra el Hambre expresa su más profunda preocupación por la declaración de un riesgo altísimo de llegar a sufrir hambruna en el norte de Gaza y para los miles de desplazados internos en el sur de la Franja, una de las zonas más densamente pobladas del mundo, donde la mitad de la población son niños. La declaración ha sido activada por el sistema de Clasificación Integrada en Fases (IPC), un marco de seguridad alimentaria que incluye Naciones Unidas, gobiernos y ONGs, entre las que figura Acción contra el Hambre como organización humanitaria que opera en Gaza desde 2005.

La declaración de hoy es, o debería ser, un punto de inflexión, ya que en las últimas décadas solo se han producido cuatro declaraciones de hambruna: Sudán del Sur (2017); Somalia (2011); Corea del Norte (1995) y Etiopía (1984). En el caso de Gaza, más del 90% de la población está en fase crisis (3) o peor. De hecho, más de 1,3 millones de personas se encuentran en fase de emergencia o catástrofe (4 y 5 respectivamente). Al menos uno de cada cuatro hogares se enfrenta a condiciones de inseguridad alimentaria aguda catastrófica. Eso quiere decir que la falta de alimentos es tan extrema que sufren inanición, tasas alarmantemente altas de desnutrición aguda entre los niños y niñas más pequeños y un exceso significativo de mortalidad.

Prácticamente todos los hogares en Gaza se saltan comidas cada día y en cuatro de cada cinco hogares en el norte, y en la mitad entre los desplazados en el sur, las familias pasan días y noches enteros sin comer nada. Esta situación podría revertirse inmediatamente con un mayor acceso de la ayuda humanitaria.

“La combinación de bombardeos incesantes, escasez de alimentos, agua, combustible y la incapacidad de las agencias humanitarias para operar en Gaza nos ha llevado a esta situación desesperada. Naciones Unidas y organizaciones humanitarias llevamos semanas advirtiendo sobre la necesidad de eliminar barreras a la entrada de ayuda humanitaria en Gaza para evitar esta realidad”, comenta Chiara Saccardi, responsable regional de Acción contra el Hambre en Oriente Medio.

“Todo lo que estamos haciendo es insuficiente para atender las necesidades de dos millones de personas. Es difícil encontrar harina y arroz y las personas deben esperar horas para tener acceso a letrinas y a poder lavarse. Estamos viviendo un nivel de complejidad en esta emergencia como nunca lo había visto”, añade Noelia Monge, responsable de emergencias de Acción contra el Hambre, que acaba de regresar de la zona.

“Nuestra organización”, comenta Noelia Monge, “puede seguir operando en Gaza aunque sea mínimamente, porque llevamos muchos años trabajando en la zona y conocemos bien a proveedores, tenemos un mapeo muy exhaustivo de dónde podemos conseguir los bienes y una capacidad de movilización alta apoyándonos en personal local. Pero si no pueden entrar camiones y no hay gasolina, la distribución de alimentos se hará prácticamente imposible”.

Ahora mismo el acceso a las personas necesitadas es más crítico que nunca, pero desde el final de la breve pausa de siete días el 1 de diciembre, la escalada de ataques, particularmente en el sur, ha obligado a la mayoría de las organizaciones humanitarias a reducir sus operaciones a un nivel mínimo, insignificante en comparación con las necesidades.

El hambre nunca debería utilizarse como arma de guerra. Cuando las personas sufren una escasez extrema de alimentos, no sólo pueden terminar muriendo, sino que pasan por graves dolores, desequilibrios electrolíticos, apatía, fatiga, deterioro físico y psicológico, degradación de tejidos y daño en órganos clave.

Durante los últimos dos meses, Acción contra el Hambre ha trabajado en condiciones extremas y peligrosas para proporcionar agua, saneamiento y ayuda alimentaria, pero la seguridad y el acceso se han visto severamente restringidos. No llega suficiente ayuda a Gaza, no hay suministro en el mercado local, ya no podemos llegar a zonas del Norte debido a los combates y la falta de transporte. Es una situación desesperada.

Además, Acción contra el Hambre valora el esfuerzo realizado por la resolución de la Asamblea General de la ONU que pide un alto el fuego humanitario y la liberación incondicional de los rehenes retenidos en Gaza. Sin embargo, no podemos perder de vista que esta resolución no es vinculante y sólo es un pequeño paso hacia un alto el fuego que, de aplicarse, sería una medida que salvaría la vida de la población civil de Gaza, sometida a bombardeos constantes y, ahora, a un nivel extremo de inseguridad alimentaria.

Además de la falta de alimentos y agua, también escasean artículos de primera necesidad como pañales, toallitas y detergente. "Las madres cuidan a sus hijos con diarrea, a veces con sangre, sin agua, sin toallitas, sin pañales. La gente está enfadada, deprimida y desesperada por la situación que viven. Tienen mucho miedo", afirma Saccardi.

El sistema de salud ha colapsado, los ataques a hospitales han dejado a gran parte de la población de Gaza sin acceso a ningún tratamiento y no quedan medicamentos básicos. Se informa de hepatitis A y la diarrea y los piojos son comunes entre la población. En espacios superpoblados y sin infraestructura de agua y saneamiento, esto es sólo el comienzo de una crisis sanitaria a punto de explotar.

Acción contra el Hambre pide una vez más que se alcance un alto el fuego permanente, con la máxima urgencia, si la comunidad internacional quiere evitar que la gente muera de hambre y enfermedades. Los niños, los enfermos y los ancianos corren el mayor riesgo. Debemos actuar ahora. El cese del conflicto es un requisito previo para una respuesta humanitaria significativa, así como para garantizar el acceso humanitario y poder ofrecer una respuesta multisectorial de forma masiva y cuanto antes. Hemos dejado atrás las alertas y ya hemos alcanzado el punto de catástrofe.

Acción contra el Hambre es una organización humanitaria internacional que lucha contra las causas y los efectos del hambre. En 2022, llegamos a 28 millones de personas con nuestras actividades. Salvamos la vida de niños y niñas en situación de desnutrición. Garantizamos a las familias acceso a agua segura, alimentos, formación y cuidados básicos de salud. Apoyamos a las personas refugiadas en sus necesidades más básicas. En España facilitamos el acceso al empleo a personas vulnerables como herramienta para huir de la exclusión, la pobreza y la inseguridad alimentaria.

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