Según el ‘Monitor de Empresas de la Economía Sénior 2023’ del Centro de Investigación Ageingnomics de Fundación MAPFRE, el 56% de las entidades reconoce que más del 40% de su facturación procede del colectivo sénior.
Sólo el 21% de las empresas españolas indica contar con una estrategia productiva o comercial concreta orientada al colectivo sénior.
Teniendo en cuenta que los trabajadores sénior pueden contribuir al impulso de estas estrategias en sus entidades, sólo 3 de cada 10 compañías tienen alguna medida encaminada a la retención, incorporación o gestión del talento sénior.
El incremento en la esperanza de vida en España ha convertido al colectivo sénior (mayores de 55 años) en una generación clave para el impulso de la actividad económica y de las empresas. Y no es para menos. Los denominados silver, grupo de consumidores de gran poder adquisitivo comprendidos en esta franja de edad, demandan productos y servicios específicos, adaptados a sus necesidades y deseos, y, dado que su presencia será cada vez mayor en el mercado, es clave que los negocios les otorguen el papel protagonista que merecen.
Sin embargo, lamentablemente, a la hora de relacionar el concepto “envejecimiento poblacional” con determinados aspectos económicos y empresariales, solo 2 de cada 5 empresas españolas (21%) lo vinculan con el término “oportunidades”, y exclusivamente un 3% hace lo propio con el término “rentabilidad”. Así lo demuestra el ‘Monitor de Empresas de la Economía Sénior 2023’ publicado por el Centro de Investigación Ageingnomics de Fundación MAPFRE, que analiza las estrategias, productos, campañas y ofertas comerciales dirigidas al segmento sénior de las entidades de nuestro país.
No obstante, a la hora de pedir a las empresas encuestadas que valoren de qué manera la economía silver podría actuar como elemento dinamizador, resulta positivo comprobar cómo la gran mayoría de las entidades la relaciona con la creación de nuevos bienes y servicios, otorgándole en este ámbito una puntuación de 8 sobre 10. También la consideran como un elemento fundamental para el desarrollo económico del país, con un 7,5/10. En un segundo plano dejan su posible relevancia en el impulso a la innovación tecnológica (6,6/10), o su poder como generadora de empleo (6,4/10).
Y es que el mercado de la economía sénior puede, efectivamente, generar riqueza, pero, sobre todo, funcionar como factor dinamizador en la creación de bienes y servicios. De hecho, en el ‘III Barómetro del Consumidor Sénior’ elaborado por esta misma entidad, ya se destacaba que el 25% del PIB en España lo aportan los mayores de 55 años, lo que demuestra que, lejos de ser una carga para el crecimiento económico, son el colectivo con la mayor capacidad de gasto.
Las empresas comienzan a integrar en sus estrategias a los consumidores sénior
Conscientes de las oportunidades que presenta este grupo a nivel empresarial, el 42% de las empresas españolas reconoce haber aumentado su orientación hacia la economía silver en los últimos 5 años. Y no es para menos, ya que sus resultados empresariales demuestran que el papel que tiene este grupo poblacional en las cifras de negocio es muy importante: el 56% de las organizaciones encuestadas reconoce que más del 40% de su facturación procede del colectivo sénior, y el 52% afirma que el peso del segmento silver en el consumo de unidades de productos y servicios es mayor al 41% del total.
Esto podría revelar el motivo por el cual estas acciones orientadas al segmento sénior se impulsen vinculándose, principalmente, con el propio desarrollo de negocio. A la hora de preguntar a las compañías con qué aspecto relacionan la puesta en marcha de iniciativas dirigidas a los silver, el 52% menciona la estrategia empresarial como el principal motivo, por encima de otros como la Responsabilidad Social Corporativa (30%) o la competitividad (12%).
Aun así, y pesar del impacto positivo de la economía sénior en la facturación de las empresas, todavía hay muy pocas organizaciones que se hayan especializado exclusivamente en las necesidades de este grupo: sólo el 21% de las entidades españolas reconoce tener una estrategia productiva o comercial concreta orientada al colectivo sénior. Del porcentaje restante, el 39% afirma tenerlos en cuenta, pero no de forma exclusiva, y 4 de cada 10 indica no disponer de ninguna iniciativa vinculada con este grupo poblacional.
Del total de las compañías encuestadas, la importancia otorgada a este público difiere en función del ámbito empresarial al que se haga referencia. Si hablamos de productos y servicios, menos de la mitad (44%) indica destinar sus esfuerzos a la denominada generación silenciosa (1930-1948), frente al 75% que sí se dirige a los Baby Boomers (1949-1968). Unos porcentajes que, sin embargo, bajan en lo que respecta a las políticas de comunicación, con un 19% de empresas que orientan estas acciones al primer grupo y un 53% de compañías al segundo. También resulta llamativo la consideración de los sénior dentro de sus expectativas de crecimiento, puesto que solo el 6% de las entidades encuestadas vinculan estas previsiones con la posibilidad de dirigirse a los nacidos entre 1930-1948, y únicamente el 28% con aquellos procedentes de la época comprendida entre 1949 y 1968.
¿Y qué pasa con el talento sénior?
Teniendo en cuenta que los trabajadores sénior pueden contribuir en mayor medida a la identificación de necesidades y diseño de soluciones y campañas para estos clientes, el ‘Monitor de Empresas la Economía Sénior 2023’ recoge también dos indicadores relativos al peso de los trabajadores mayores de 55 años en la estructura de personal de la empresa, así como en los planes o medidas concretas encaminadas a la incorporación, retención o gestión del talento sénior en la plantilla.
En este caso, tal y como muestra el estudio, sólo 3 de cada 10 empresas confirman que tienen algún plan o medida concreta encaminada a la retención, incorporación o gestión del talento sénior, y únicamente 2 de cada 10 trabajadores de las empresas tienen 55 años o más.