Una de las principales causas de la deforestación es la agricultura, y el cacao es uno de los productos citados entre los principales contribuyentes. Oikocredit, la mayor cooperativa de inversión de impacto enfocada en los Países del Sur Global, colabora con organizaciones para desarrollar soluciones innovadoras para afrontar los desafíos del cultivo de cacao
Según la Resolución de la Asamblea General de la ONU de 1989, "la causa principal del deterioro continuo del medio ambiente global es el insostenible modelo de producción y consumo de los países industrializados y la degradación ambiental asociada a la pobreza de los países en desarrollo". Oikocredit, la mayor cooperativa de inversión de impacto enfocada en los Países del Sur Global, apuesta por el Comercio Justo como práctica comercial que, no solo permite a las personas más desfavorecidas el acceso al mercado en unas condiciones justas, sino que también respeta el medioambiente y contribuye a la lucha contra la deforestación.
La degradación forestal del cacao es la principal causa de pérdida de bosques en algunos de los países de Latinoamérica como Paraguay, Perú o Colombia y África como Ghana o Costa de Marfil.
A diferencia del comercio tradicional, el modelo justo se centra en aspectos como el crecimiento económico y el máximo beneficio con el fin de mejorar las condiciones de vida para los pequeños productores, al tiempo que se preocupa por el cuidado y la protección del medio ambiente.
A tal fin, Oikocredit lleva apoyando este tipo de comercio desde 1978 y ha financiado y apoyado los procesos de desarrollo de cientos de cooperativas en Latinoamérica Asia y África mediante la inversión en capital social de comercializadoras, proyectos de generación de capacidades y financiación tradicional. Según los datos recogidos en su Informe de Impacto 2022, Oikocredit ha financiado a 79 cooperativas, con una inversión de 0,4 millones en desarrollo de capacidades.
La deforestación una de las principales amenazas del cacao
Los árboles del cacao necesitan sombra para crecer adecuadamente. Sin embargo, para habilitar tierra para su cultivo, es necesario talar algunos árboles y a menudo se elimina el bosque completo para potenciar un crecimiento más rápido de dichos árboles y aumentar su rendimiento a corto y medio plazo.
Cuando los árboles del cacao envejecen, su productividad desciende y se hacen más vulnerables a las enfermedades. Además, la pérdida de árboles de sombra y de otras especies disminuye la humedad y fertilidad de la tierra y provoca erosión y alteración de los ciclos de lluvias, lo que provoca una reducción de las cosechas a medio plazo. En estas circunstancias, la replantación suele ser más costosa que hacerlo en otro bosque, con lo que se instaura un modelo en el cual la producción de cacao migra de un bosque a otro, eliminándolos de manera paulatina.
En este sentido, el área destinada a la producción de cacao en Ghana y Costa de Marfil ascendió de 2,3 millones a 5,8 millones de hectáreas entre 1990 y 2017. En ambos países solo quedan vestigios del bosque primario que existió en el pasado, perdiendo costa de Marfil el 80% de sus bosques entre 1960 y 2010.
Entre los efectos de la deforestación está la pérdida de la biodiversidad, la destrucción de los medios de subsistencia de aquellas comunidades que dependen de los productos del bosque más allá del cacao y la transformación medioambiental local y regional.
Inclusión financiera para luchar contra los desafíos del cultivo del cacao
"Nuestro objetivo es mejorar los medios de vida de los agricultores y prevenir la deforestación mediante la inversión en cooperativas de pequeños agricultores y el apoyo a iniciativas para aumentar la productividad, replantar las plantaciones y promover la diversificación de cultivos" explica Rose Serrano, responsable de relaciones con inversores de Oikocredit en España.
Así con el objetivo de contribuir a la conservación de la biodiversidad, los agricultores de Comercio Justo financiados por Oikocredit llevan a cabo una amplia gama de actividades como el compostaje, la reducción del uso de productos químicos, la recuperación de especies como el cacao blanco criollo, la producción orgánica y la plantación de árboles.
Asimismo, Oikocredit se ocupa para ello de la capacitación técnica y de aportar los recursos económicos necesarios para que los pequeños campesinos de los países empobrecidos -uno de los colectivos más vulnerables a las amenazas ambientales del cambio climático, la contaminación y la escasez del agua, la pérdida de fertilidad de los suelos y las plagas- puedan adoptar mejores prácticas medioambientales, dando respuesta a los elevados estándares de respeto al medio ambiente que tanto el Comercio Justo como las certificaciones ecológicas promueven.
De Madagascar a Perú, pasando por Paraguay, las cooperativas de cacao financiadas por Oikocredit
Oikocredit considera que la producción del cacao bajo unas condiciones dignas y respetuosas con los derechos humanos, especialmente los de la infancia, y el calentamiento global son los principales escollos que deberá salvar la industria del cacao para mantener una producción constante a lo largo del tiempo. Además, también destaca la importancia de escuchar al consumidor que pide, cada vez más, una trazabilidad responsable, un comercio justo y una producción ética.
Las cooperativas agrarias Norandino (Perú) y Manduvirá (Paraguay) son dos claros ejemplos de cómo Oikocredit mejora la calidad de vida de las personas a través de la inclusión financiera, apoyando a pequeños agricultores que tienen un nulo o limitado acceso al mercado y a los recursos de financiación. Mediante la concesión de préstamos de Oikocredit, Norandino logró financiar una nueva oficina central, mientras que Manduvirá construyó una planta procesadora de azúcar orgánica respetuosa con el medioambiente.
A pesar de que los países africanos producen más del 70% del cacao consumido en todo el mundo, los países latinoamericanos (14%) se posicionan como el principal proveedor de cacao fino de aroma del mundo, según la Organización Internacional del Cacao. Un ejemplo es el cacao blanco criollo, cultivado en la región de Piura en Perú, uno de los más premiados y valorados del planeta, cuya producción representa el 0,25 de la producción mundial.