Es muy complicado resumir todo lo que experimentamos en esta última edición. Nuestro cerebro está saturado con tantas imágenes memorables, con tantas sensaciones irrepetibles, con tantos recuerdos brillantes y con tantas actuaciones musicales de una calidad apabullante. Todos los miedos, las preocupaciones típicas que se acumulan antes del comienzo del festival se disiparon desde el primer minuto, ya que se respiraba en el ambiente que íbamos a vivir dos jornadas de ensueño. Dos jornadas que fueron un auténtico éxito en primer lugar gracias a las 75.000 personas que os pasasteis por A Summer Story, sin vosotr@s nada de esto hubiera sido posible.
También tenemos que agradecer a todos los trabajadores de A Summer Story. Os merecéis el máximo respeto y admiración por vuestra labor. Gracias a vosotros todo salió a la perfección, conseguisteis un festival con una organización inmaculada, con un comportamiento pro activo insuperable, con una amabilidad en el trato de admirar y con una incansable actitud de trabajo para que nada quedara al azar. Sois la envidia de cualquier festival.
Y cómo nos vamos a olvidar a todos y cada uno de los artistas que se subieron a los diferentes escenarios de A Summer Story y que nos hicieron vivir momentos de ensueño. Como el regreso de Armin Van Buuren en el Main Stage con sus melodías contagiosas, los temazos de Fisher con los que surfeamos por primera vez en el festival, el cierre de I Hate Models el viernes generando un terremoto sónico de proporciones bíblicas, los sets divertidos y llenos de frescura de Dimitri Vegas & Like Mike y Vini Vici, la arrebatadora actuación final del sábado en el Main Stage de Wildstylez y las master class de techno a cargo de Paco Osuna, Sam Paganini, Fatima Hajji y Loco Dice. A estos nombres hay que sumar al ejército de DJs que se dejó hasta la última gota de sudor en la cabina, transmitiendo su pasión desbordante por la música electrónica. Os merecéis lo mejor y regresar pronto a otra edición de A Summer Story.
No podemos olvidarnos de lo ocurrido el sábado en el Stage 2, de nuevo Oro Viejo nos regaló 12 horas de diversión sin igual. DJ Nano y sus invitados nos acompañaron de sol a sol desplegando lo mejor de su repertorio en un viaje por La Jungla que finalizó con uno de los amaneceres más bellos de la historia del festival, plagado de sonrisas, de caras de felicidad y de amor por la música.