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La fundación savia pide una gestión del territorio transversal en la expansión de las renovables

La producción de energía de manera sostenible y renovable está cogiendo impulso en nuestro territorio, cuestión fundamental para acabar con la dependencia de las energías fósiles contaminantes que son parte causante del calentamiento global. La Fundación Savia se declara “defensora de la energía renovable, pero no de cualquier forma”, así lo manifiestan en una carta remitida a la Ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, en la que le trasladan una serie de propuesta para establecer solución a muchos problemas.

En su misiva, la entidad considera necesario reducir la demanda energética, “la energía más limpia es la que no se necesita”, creen que es la primera medida que se debe poner en marcha y, para ello, habría que concienciar a la población para ser más eficientes y racionales.

Demandan una coordinación y planificación transversal “para lograr una verdadera ordenación del territorio. Según la organización, se están desarrollando parques eólicos y fotovoltaicos con especial valor agrario, ocupando miles de hectáreas que amenazan con sacrificar al sector primario, la biodiversidad y el arraigo de las personas a su territorio, para generar energía que será consumida a muchos kilómetros del lugar donde se produce. Esto significa que estamos poniendo “al medio rural al servicio de otros intereses” nuevamente, por eso proponen “utilizar e integrar el concepto de generación distribuida” con pequeñas fuentes distribuidas cercanas a los puntos de consumo, y “potenciando las comunidades energéticas”.

La Fundación Savia estima que “las renovables nos brindan la gran oportunidad de aplicar el concepto kilómetro cero a un modelo energético realmente sostenible, eficiente y generador de empleo y riqueza a nivel local”. Para ello plantean que parte de los criterios decisionales en el desarrollo del sector de renovables se basen en explotaciones energéticas de reducido tamaño; acercar los centro de producción de energía a los centros de consumo; impulso de las comunidades energéticas; ubicación en parcelas de menos valor para el sector primario;  guía de recomendaciones a los municipios; mejora de la eficiencia energética y reducción del consumo; vigilancia y rigor en el cumplimiento de las normas vigentes; estudios rigurosos e imparciales del impacto ambiental; implantación de requisitos mínimos para inversores y operadores de estas instalaciones; estudio de control de implantación fuera de toda oportunidad de negocio; y creación de una mesa de control y gestión de las implantaciones de estas actividades.

La organización presidida por Francisco Casero cree que “es responsabilidad de todos lograr que la energía sea foco de mejora, progreso y competitividad para nuestros pueblos”. Para ellos es necesario apostar por las comunidades energéticas en municipios de menos de 5.000 habitantes para que sean autosuficientes energéticamente en 2030, y con ello crear empleo y riqueza para el territorio y atajar el despoblamiento rural, y que los suelos rurales no sean objeto de especulación, “Es indispensable la planificación, la consideración de otros factores (sociales, ambientales, productivos, crisis climática, despoblamiento)”.

La Fundación Savia pide que se primen criterios como la conciencia, la transversalidad, el reto de las gestión del territorio, la equidad, la justicia social, la sostenibilidad, y que la población rural tenga “una voz decisiva en este proceso, porque son los que están viendo cambiada directamente su vida”, democratizando la generación, la distribución y el consumo de energía en el estado español.

Carta remitida a la Ministra para la Transición Ecológica

La transición hacia un modelo energético más sostenible está cogiendo forma y velocidad. Se suceden a diario las noticias, en la Fundación Savia lo estamos viviendo de primera mano, sobre el impulso que está cogiendo en nuestro territorio el desarrollo de la producción energética procedente de fuentes renovables y nos parece, en primera instancia una gran noticia para todos.

En la Fundación Savia somos unos firmes defensores de las fuentes de energía renovable, ir acabando con la dependencia de las energías fósiles contaminantes es un camino que deberíamos haber iniciado desde hace tiempo con decisión pues, como bien sabe, es una de las causas más importantes del calentamiento global que tantas amenazas y problemas nos está causando.

Defendemos la energía renovable, pero no de cualquier forma, es en ese aspecto donde queremos compartir nuestra inquietud y trasladar nuestra propuesta para que lo que a priori es la solución a muchos problemas, no acabe siendo otro problema nuevo. Así, la primera consideración que queremos compartir es la necesidad de reducir la demanda energética. El hecho de que pueda ser menos contaminante, no quiere decir que no tenga impactos, por ello, para nosotros la primera premisa es que la energía más limpia es la que no se necesita. Echamos muy en falta medidas y campañas que animen a reducir el consumo, a ser más eficientes en el mismo, más racionales, más útiles y sensatos.

El desarrollo del sector de las renovables debe coordinarse y planificarse con una visión más transversal para lograr una verdadera ordenación del territorio que, según las noticias que estamos siguiendo, parece no existir pues en no pocos casos, se proyectan parques eólicos y fotovoltaicos en lugares de especial valor agrario. Se proyectan macro huertos solares que ocupan y ocuparán miles de hectáreas en lo que amenaza con convertirse en un monocultivo industrial y con el que sacrificaremos una de las piezas esenciales de nuestra gestión territorial y mecanismo de arraigo de las personas al territorio, la pérdida para nuestro sector primario y de biodiversidad será irreversible con unas consecuencias impredecibles. No podemos permitir que las renovables se conviertan en una competencia con el sostenimiento y viabilidad de otros sectores productivos esenciales. El día a día nos está diciendo que no vamos por el buen camino, no estamos haciéndolo suficientemente bien.

Esas macroinstalaciones fotovoltaicas, diseñadas, construidas y explotadas por grandes compañías, generarán energía que será consumida a muchos kilómetros de donde se produce. A menudo, segmentan artificial y burocráticamente los proyectos para acogerse a la ley más favorable para sus intereses. Los afectados se enteran en la mayoría de los casos cuando el proyecto está aprobado, publicado y en marcha.

Generamos con ello un nuevo sector de economía extractiva, que vuelve a utilizar nuestro territorio y explotar sus recursos, que vuelve a poner al medio rural al servicio de otros intereses, revertiendo muy poco a cambio, además de los graves problemas de generación de residuos industriales que supondrán un mayor y deterioro ambiental. Lo venimos exponiendo y defendiendo desde hace años, Proponemos, como principio de planificación y desarrollo básico, utilizar e integrar el concepto de generación distribuida, fuentes de generación pequeñas distribuidas en el territorio cercanas a los puntos de consumo.

Tenemos la oportunidad de que sea la sociedad la protagonista en este cambio de modelo energético que estamos ya abordando. En el fondo de todas las políticas progresistas debe estar el objetivo de movilizar a la sociedad para dar respuestas a sus propias necesidades. En este caso, pueden, claramente canalizarse aplicando los criterios de generación distribuida y potenciando las comunidades energéticas.

Queremos, Sra. Vicepresidenta, renovables, sí, pero como dice un lema recientemente acuñado, no así. Rogamos considere esta reflexión y valoración, y atienda a criterios que no incremente los problemas de nuestra población rural, que acaban traduciéndose en fenómenos tan lamentables como es el despoblamiento de nuestras comarcas rurales y de interior.

Las renovables nos brindan la gran oportunidad de aplicar el concepto "kilómetro cero" a un nuevo modelo energético realmente sostenible, eficiente ygenerador de empleo y riqueza a nivel local.

En nuestra opinión, hay aspectos que deben formar parte de los criterios decisionales en el desarrollo del sector de energías renovables; además de una adecuada planificación territorial que minimice el impacto global y favorezca la integración de este sector de forma positiva en la actividad de los sectores ya existentes, como pueden ser:

Explotaciones energéticas de reducido tamaño, en las que se reduzca el impacto sobre el territorio.

Acercar los centros de producción de energía a los centros de consumo, permitiendo una mayor compatibilidad con la ordenación del territorio. Utilizar e integrar el concepto de generación distribuida, fuentes de generación pequeñas distribuidas en el territorio cercanas a los puntos de consumo.

Impulso claro y decidido por las comunidades energéticas locales.

Ubicación en parcelas con menor valor para el sector primario, teniendo en cuenta los efectos que se pueden producir en el valor medioambiental de zonas de montaña con poco uso, zonas forestales o zonas agrícolas de secano poco productivas.

Guía de recomendaciones a los municipios para integrar el desarrollo energético en sus planes municipales con el menor impacto ambiental y el mayor beneficio económico y social para el territorio.

Mejora de la eficiencia energética y la reducción del consumo.

Vigilancia y rigor en el cumplimiento de las normas vigentes.

Estudios rigurosos e imparciales del impacto ambiental donde no solo se ensalcen las bondades del proyecto sino q afloren sus posibles efectos negativos ya que será el único modo de evitarlos, así como incidir en los posibles impactos directos e indirectos sobre la población local y su economía.

Implantación de requisitos mínimos para inversores y operadores de estas instalaciones en la presentación de nuevos proyectos o ampliaciones de los existentes, donde exista un compromiso de reversión de las plusvalías en el territorio donde estén ubicados, independientemente de los impuestos municipales y tasas por presentación de nuevas licencias.

Estudio por parte de los distintos ministerios correspondientes de control de implantaciones fuera de toda oportunidad de negocio, y donde exista una ley de régimen general con el correspondiente reglamento de aplicación.

Creación de una mesa de control y gestión de las implantaciones de estas actividades.

La energía es uno de los insumos básicos de cualquier actividad económica, en muchos casos uno de los principales costes, y con ello, un elemento clave para lograr la competitividad. Una vez que la tecnología hace posible obtener energía limpia y barata en las zonas rurales, es responsabilidad de todos lograr que sea foco de mejora, progreso y competitividad para nuestros pueblos. Potenciar las comunidades energéticas tiene que convertirse en uno de nuestros objetivos prioritarios pues sin duda se convertirían en un magnífico acicate para el emprendimiento en zonas rurales, para la sostenibilidad de las arcas municipales, para el progreso de las mujeres y hombres de los pequeños pueblos. Que nuestros pueblos de menos de 5.000 habitantes sean autosuficientes energéticamente en 2.030, pensamos, sería un objetivo factible, alcanzable si nos lo proponemos, y sobre todo un mecanismo fundamental para revertir uno de nuestros grandes males estructurales, el despoblamiento rural.

Lamentablemente, comprobamos como, en demasiadas ocasiones, son las grandes compañías las que están copando las instalaciones de energías renovables. Se está compitiendo en el uso del suelo, y muchas fincas muy fértiles y de gran valor para la producción agraria están industrializándose por el simple hecho de tener una ubicación cercana a los nudos de conexión, siendo este el criterio fundamental, provocando una especulación del suelo y una degradación de ecosistemas enteros. No podemos permitir que agricultores y ganaderos tengan que enfrentarse solos a estos dilemas. Es indispensable la planificación, la consideración de otros factores (sociales, ambientales, productivos, crisis climática, despoblamiento). Los malos ejemplos, tristemente, se acumulan: Andévalo de Huelva, Altiplano de Granada, Campiña de Córdoba son algunas muestras.

La transición energética no puede basarse en criterios económicos y de eficiencia, deben primar la conciencia, la transversalidad, el reto de la gestión del territorio. La población afectada, las mujeres y hombres del medio rural tienen que tener una voz decisiva en este proceso, porque son los que están viendo cambiada directamente su vida. Tenemos que aprovechar esta oportunidad para incluir criterios de equidad y justicia social, logrando sostenibilidad, abaratamiento de la energía, pero, sobre todo, y esto nos parece fundamental, democratizar el ciclo de generación, distribución y consumo de energía en el estado español.

Rogamos considere estas valoraciones y propuestas, estamos a su disposición para mantener una entrevista con usted y con los miembros de su equipo para profundizar en estos temas y ayudar en lo que pueda estar en nuestra mano. Un cordial saludo, 

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