¿Recuerdas cuando tenías tu hucha de pequeño? ¡Qué tiempos aquellos! La verdad es que siempre nos ha preocupado el futuro de nuestros hijos, y no es para menos. Por eso, no hay nada mejor que dejarles una buena educación para que puedan labrarse un buen porvenir.
Estudiar no es barato, ya que los gastos pueden variar dependiendo de la carrera elegida, de la enseñanza privada o pública, o si se estudia en el extranjero. Además de los gastos académicos, el alojamiento y la manutención pueden ser aún mayores para aquellos que se desplazan para estudiar. A los padres, este es un tema que les preocupa mucho, ya que es una de las principales razones para pensar en el capital de futuro. La oferta y especialización del mercado universitario han aumentado notablemente, y con ello, el presupuesto que se destina a la educación, un capítulo fundamental y posiblemente el más importante.
Por ello, coincidiendo con el Día Internacional de la Familia, Manuel Alonso, director comercial y consejero de OVB España, comparte la hoja de ruta para afrontar la llegada a la universidad de nuestros hijos gozando de una buena salud financiera:
Empieza a planificar su futuro cuanto antes
Pañales, potitos, escuela infantil... puede que pienses que no es el momento de sacar otra partida de tu presupuesto para sus estudios universitarios. Sin embargo, generar el hábito de ahorro es el primer paso, cuanto antes empieces, mejor, no importa que la cantidad sea simbólica, puedes hacerlo desde 50 € al mes. Lo bueno de empezar cuanto antes es que tendrás mucho tiempo por delante y eso hará que te beneficies del interés compuesto, la fuerza más poderosa del Universo, como dijo alguna vez Albert Einstein.
Analiza opciones
Con el tiempo suficiente e invirtiendo en el producto adecuado, incluso las pequeñas sumas ahorradas en nombre de un niño se convertirán en un fondo considerable para su futuro.
En este punto nos encontramos con dos opciones, abrir una cuenta de ahorro que nos permita ir sumando cantidades con un interés limitado, o la alternativa de invertir, que nos ofrecerá mayores ganancias, pero con un mayor riesgo; riesgo, por otra parte, que se ve diluido por el largo plazo de la inversión.
Busca rentabilidad
Aunque las preocupaciones y objetivos sean los mismos generación tras generación, es indudable que los tiempos cambian, igual que los tipos de interés ya no son lo que eran. Ya no basta con abrir una cuenta de ahorro y depositar los regalos en metálico de los abuelos, hay que buscar nuevas fórmulas.
Piensa en lo que puedes comprar hoy con 100 euros y lo que podrás comprar dentro de 18 años con ese mismo dinero. Por ello, invertir los ahorros es la mejor opción para que no se devalúen.
Piensa a largo plazo
"Aunque algunas de las recientes caídas del mercado pueden haber disuadido a los padres de invertir para el futuro de sus hijos, esta es la mejor oportunidad para obtener beneficios a largo plazo", afirma Manuel Alonso.
Cuando el proyecto de invertir es a largo plazo, es importante minimizar el riesgo
combinando dos factores: durante la fase inicial, es aconsejable buscar una mayor rentabilidad, aunque la exposición al riesgo sea mayor y, a medida que se acerque el momento en que necesites recuperar la inversión, plantearte opciones más conservadoras.
Y, ahora, la gran pregunta: ¿Dónde invertir?
Los fondos de inversión son un producto ideal cuando se pretende constituir un capital a largo plazo.
En este tipo de inversiones tienen cabida todos los perfiles, desde el más conservador al más agresivo. No se pagan impuestos hasta la retirada de la inversión, se pueden realizar aportaciones periódicas desde cantidades muy pequeñas, combinar varios fondos o cambiar de un fondo a otro sin gastos ni cargas fiscales.
Como el dinero permanecerá invertido durante muchos años, tiene tiempo para soportar las subidas y bajadas del mercado, y las acciones suelen producir un mejor rendimiento que el efectivo a largo plazo.
Si no es necesario utilizar el dinero en una fecha concreta, se puede aguantar el nerviosismo del mercado bursátil y beneficiarnos en el momento adecuado.
Esto es solo un ejemplo de una de las herramientas que hay en el mercado. Lo mejor es acudir a un consultor financiero de confianza, que te recomendará el producto que más se adecúe a ti, a tus necesidades y objetivos. E incluso te ayudará a elaborar tu planificación financiera a corto, medio y largo plazo, para que tengas el futuro de tus hijos asegurado, tú y los tuyos estéis protegidos y tu economía doméstica no se resienta.
Sin duda, tus hijos te lo agradecerán.