Uno de los cambios en la forma de vivir el embarazo con respecto a anteriores generaciones es que ya no se cuenta el tiempo de embarazo en meses, sino en semanas. Este cambio puede hacer que más de uno necesite hacer cálculos, pero en realidad, resulta mucho más preciso.
Tal y como afirma El Médico Interactivo, el motivo de hacer el cálculo en semanas es contar con una medición mucho más exacta y que pueda contextualizar de una forma más concreta todos los cambios que sufren tanto la madre gestante como el futuro bebé durante todo el embarazo. No obstante, hay que tener en cuenta que no todos los meses tienen los mismos días, ni siquiera las mismas semanas, mientras que una semana siempre cuenta invariablemente con siete días. Así, más que contar 9 meses de embarazo, se asume que este dura un total de 280 días.
Conocer la edad gestacional
Para realizar este cálculo lo que se tiene en cuenta es la llamada edad gestacional. Esta, según datos de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), se refiere a la edad del embrión o feto contada desde el primer día de la última menstruación (FUR, por sus siglas en inglés). De esta forma, lo que se cuantifica es la progresión del embarazo desde unas dos semanas antes de que ocurra la unión entre el óvulo y el espermatozoide. Se considera que un embarazo ha llegado a término cuando se alcanzan las 37 semanas de edad gestacional, por lo que los bebés que nacen antes se consideran prematuros.
Sin embargo, la mayoría de los bebés nacen entre las 38 y 42 semanas después del primer día del último período menstrual de la madre. La realidad es que no hay una fecha exacta, sino que la mayoría de partos se mueve en este intervalo, a modo de referencia. Así, este margen se llama “periodo de tiempo de latencia”, considerando que este es el tiempo que tarda el organismo en prepararse para el parto, una vez el embarazo ha llegado a término. El tiempo de latencia es más largo en las mujeres primerizas.
Pese a que la fecha de parto es algo relativa, el médico calcula la llamada fecha de parto estimada (EDD, por su sigla en inglés). Esta sería precisamente al cumplir las 40 semanas después del primer día de la última menstruación.
Calcular las semanas de embarazo
La pregunta, entonces, es, ¿cómo calcular de cuántas semanas está embarazada una mujer? En general, existen dos métodos. Uno, el más común, es recurrir a una calculadora embarazo. Las mismas permiten introducir datos, como la fecha del primer día de la última menstruación, para calcular la fecha de parto estimada. En muchas ocasiones, para un cálculo más preciso, se sumarán datos como cuáles son los días de duración del ciclo.
El cálculo permite saber la fecha prevista de parto y la edad gestacional del bebé, que servirá como referencia para conocer cuáles son los cambios que está experimentando en ese momento, cuáles son las pruebas médicas que corresponde realizar en ese momento o incluso síntomas que pueden ir asociados al embarazo, según cada semana de gestación. Para ello existe esta calculadora de embarazo.
Cabe recordar que el embarazo es un proceso largo y que conlleva una serie de cambios en el cuerpo de la madre. Conocer las semanas de gestación permite saber en qué etapa se está en ese momento, pero también qué etapas quedan por delante, para no tener sorpresas y contar con una mejor planificación. Esto ayuda a aliviar el estrés de la madre y a una mejor preparación tanto física como mental.
Otras herramientas a tener en cuenta
Además de la calculadora de semanas de embarazo, otra opción es recurrir al llamado gestograma, también llamado rueda de embarazo o disco gestacional. Este consiste en una calculadora en forma circular del embarazo, siendo un método más habitual en las consultas de las matronas que de cara al usuario.
Igualmente, cabe recordar que será en la ecografía cuando, según el desarrollo del embrión dentro del útero de la madre gestante, se podrá calcular con más exactitud la fecha probable de parto. No obstante, si bien la fecundación suele ocurrir hacia el día 14 del ciclo menstrual, hay excepciones y no siempre ocurre así. En algunas ocasiones la ovulación se adelanta o se retrasa y la fecundación también se altera. En estos casos es necesario reevaluar la fecha posible de parto mediante ecografía. Otra opción es que la madre no recuerde o desconozca la fecha de su última menstruación por diferentes motivos, por ello también será útil calcular la fecha a través de observar el desarrollo embrionario mediante ecografía.