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La honestidad brutal de Niños Mutantes en su nuevo disco, «Cuchillos y diamantes»

Niños Mutantes traen un rayo de esperanza. La banda granadina presenta su nuevo disco, «CUCHILLOS Y DIAMANTES», como una luz al final del túnel, como un abrazo de los que abrigan y reparan almas dañadas, empezando por las suyas, para que empiecen a sanar. 

Tras las cartas de presentación de ‘No has venido a sufrir’, ‘Mensajes’ y ‘Buena suerte’, ahora llega el todo y nos descubre que «CUCHILLOS Y DIAMANTES» es, ante todo, un disco honesto en el que NM reconocen que lo han pasado mal. Motivos personales y colectivos los han situado en un estado vulnerable que hace nacer las canciones desde un lugar diferente desde el que se pueden conjurar los males y, a la vez, celebrar por todo lo alto las alegrías.

“Todos nuestros discos anteriores se grabaron en un ambiente festivo y espontáneo. Pero a este disco llegamos tocados, cada uno por lo suyo, y con mil dudas, y la única forma de salir de ellas fue trabajar más duro que nunca, cuestionándolo todo, de un modo casi enfermizo, hasta que conseguimos llegar a un punto en el que nunca habíamos estado. Un punto difícil, que genera mucha inseguridad, pero que es muy libre al no dar nada por sentado. Han sido muchas horas, muchos cambios de planteamiento, muchas búsquedas. Nos hemos partido la cabeza como nunca lo habíamos hecho, pero ha merecido la pena porque al final, con mucho esfuerzo, hemos logrado lo que necesitábamos para acostarnos tranquilos”.

Asumir retos, admitir miedos. Abrirse en canal y optar por la sinceridad como mensaje principal. Para lo bueno y para lo malo. 

«CUCHILLOS Y DIAMANTES» parte de la etiqueta ‘indie-rock’ que se les atribuye, pero va mucho más allá. Ha supuesto, para la banda granadina, un gran salto artístico. Artesanía y orfebrería musical revisando cada sonido (se recomienda escuchar con auriculares), pasando del post punk melódico a la electrónica, de la psicodelia folk al pop atemporal, pero a la vez recuperando las guitarras a un volumen que hace tiempo no tenían en sus discos. Cada escucha revela nuevos detalles y el trabajo inspirado y minucioso de Ángel Luján como productor, y el de Migue, Nani, Andrés y Juan Alberto explorando sus límites bajo su batuta, sin olvidar las imprescindibles aportaciones musicales de Toni Jiménez (Lori Meyers, Unidad y Armonía, Nievla) y Alonso Díaz (Napoleón Solo), que han formado parte de la banda en directo en estos últimos años, y que se han sumado a los encierros de la banda en La Casa Estudio (Albuñuelas, Granada) y Gismo 7 (Motril, Granada) desde diciembre de 2021 a agosto de 2022. 

Las letras de «Cuchillos y diamantes» van también un paso más allá; frases que nos interpelan directamente como sociedad, mensajes que nos calan como individuos. Confesiones a tripas abiertas que a la vez son fragmentos de una historia común. Canciones que Niños Mutantes comparten desde dentro, y que nos llegan y nos tocan porque su verdad, su realidad, también es la nuestra.

LAS CANCIONES

‘Buena suerte’ abre el disco con sonido electrónico, actual y sofisticado, quizás su incursión más profunda en un género con el que ya habían coqueteado. Tener amor es un regalo que no podemos dar por supuesto, y esta es una fiesta de exaltación de la fortuna de haberlo encontrado. Y cuando termina, el cuerpo nos pide más, y nos lo dan con ‘Lo que va a pasar’, donde un sintetizador/mano amiga nos conduce a otra fiesta en un bar más allá del horizonte que no es otra cosa que un futuro abierto en el que, lo que va a pasar, es que tenemos que disfrutar de la vida. Eso es lo que nos cuenta ‘No Has Venido a Sufrir’, el siguiente tema, un abrazo; pura empatía. Una maraña de guitarras que apoya y reconforta, que recuerda que hay alguien ahí. Una canción que nace de la propia historia vital de la banda, un tema en el que se reconocen tocados tras dos años complicados. Una cuerda para ayudar a salir del pozo, un escudo para que, «a la caída del sol, podamos vencer».

‘16’ repasa una vida completa, una radiografía en la que quedan reflejados nuestros anhelos, nuestros logros, y nuestros fracasos. Ese deseo común cuando la vida pesa, el de volver a la adolescencia; «con las ventanas abiertas, viajando en verano por la carretera nacional», desde un sonido que nos remite a sus primeros discos. 

La magia de ‘El refugio’ reside en su luz. Batería y guitarras guiándonos hasta ese lugar que nos arropa y es casa. El refugio en la tormenta. Un poco de calma que nos incita a disfrutar el presente dejando atrás la prisa, sin pensar tanto en el mañana. Un sitio en el que quedarse a vivir. Pero como «Cuchillos y diamantes» es pura honestidad, ‘No tengo remedio’ nos devuelve a la realidad; «qué más da lo que hagamos si no tenemos remedio». Cuando el afán de cambio se convierte en un eco vacío que no arreglan ni los psicólogos, ni las drogas legales, ni las ilegales. El ritmo y la intensidad guitarrera vuelven a crecer y nos vuelven a colocar delante del espejo: «puede que mañana ya sea tarde» y acabemos en el momento más bajo. Ahí nace ‘La ola’,  en aguas turbulentas, de demonios y autoestima baja. El paseo por los infiernos personales, con un saludo a los que nos acompañan en las buenas pero no se sabe dónde están cuando vienen mal dadas. Directa a quien esté dispuesto a escarbar en sus zonas pantanosas, porque ahí puede encontrar su luz y la esperanza en lo mejor de uno mismo.

‘Mensajes’ suma otra pieza al puzzle. Una reflexión social sobre la hipercomunicación de nuestros días y la paradójica soledad que al mismo tiempo provoca. La épica de la canción conjuga emoción y reflexión de manera magistral; una canción tan cruda como bella. En el plano musical, caminos nunca antes transitados por NM; una estructura atípica guiada por Alonso Díaz con pianos, armonio y unos acertados arreglos orquestales. 

Cierra el disco ‘Madreselvas’, momento de hippismo contemporáneo y psicodelia que enlaza naturaleza y tiempo, música y lírica, como un final que nos deja la libertad de encajar piezas, y rellenar huecos. ¿Positivismo? ¿negativismo?; lo único que nos queda claro es que en realidad el viaje aún no ha terminado, y siempre tendrá luces y sombras. 

«CUCHILLOS Y DIAMANTES» es el aterrizaje exitoso de un doloroso salto al vacío. NM se han abierto en canal; han añadido trabajo duro, aprendizaje y equipo a los cimientos de su sólida trayectoria. Al final, «Cuchillos y diamantes» habla, directa y claramente, de la vida. La banda reflexiona en sus temas sobre todas sus experiencias, que son mucho más que buenos momentos y destellos de felicidad. También transitan el dolor y los momentos más oscuros. En esto del pasar de los años, no hay mal que no acabe ni hay bien que dure para siempre -salvo la buena música, como este «Cuchillos y diamantes», que solo puede reproducirse en bucle. 

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