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Cristóbal López Vivar explica su experiencia desde el inicio

Cristóbal López Vivar es un personaje de esos que no deja indiferente a nadie. Ese tipo de personas con las que la equidistancia no es posible. Odiado por quienes no le conocen y admirado por los que siguen de cerca su historia.

Quizá algunos lo conozcan como DJ Cristóbal de Hook y otros como Cristóbal el de Funnydent. Y como toda buena historia, la de Cristóbal López Vivar no es lineal, tiene sus luces y sus sombras; éxitos y fracasos, pero, sobre todo, fortaleza y resiliencia.

Los éxitos de Cristóbal López Vivar durante su etapa al frente de la famosa discoteca Hook y convertido en uno de los DJ más célebres de los noventa se vieron incluso sobrepasados cuando años después lograría montar el holding empresarial Funnydent. Sin embargo, a finales de enero de 2016 su vida dio un giro de ciento ochenta grados. Una decisión empresarial para asegurar la supervivencia del grupo Funnydent (el cierre de la actividad durante unos días para solventar problemas de tesorería a corto plazo), desencadenó una oleada de pánico colectiva de sus clientes, que creyeron erróneamente que esa decisión suponía el cierre definitivo de la actividad.

La alarma social desembocó en agresiones al propio Cristóbal López por algunos afectados que asediaron su casa y oficinas y su detención por parte de la autoridad judicial por una posible defraudación. Sin embargo, ya despojado de sus empresas y asumido el control de ellas por parte del juzgado que lo investigaba, los administradores judiciales designados llegaron a la conclusión de la viabilidad empresarial del grupo y que, por tanto, la empresa del Sr. López era lo suficientemente robusta para salir adelante pese a los cambios sufridos. Pero, una vez más, la historia dio un giro copernicano y esos administradores judiciales nombrados para proteger a las empresas Funnydent y a sus clientes acabaron siendo investigados por, presuntamente, quedarse con el patrimonio empresarial que les había sido encomendado en administración por la jueza que investigaba al Sr. López.

Los años siguientes de Cristóbal López Vivar fueron aciagos. Ese amargo trago de verse despojado injustamente de todo aquello por lo que había luchado le llevó a la desesperación y, con ella, las malas decisiones vitales. Un hombre de éxito tocó fondo, pero durante todo ese tiempo siempre le dio fuerzas una idea: la de soñar con que llegaría un día en que la injusticia desaparecería y resplandecería la justicia.

Por el camino, muchas han sido las lágrimas que ha derramado, incluso no han faltado las ocasiones en las que vivir un día más era una carga muy pesada, incluso insoportable. Pero, una vez más, Cristóbal López Vivar decidió salir de ese espiral de tormento para alzarse y luchar para restablecer su honor injustamente arrebatado y ser resarcido por todos los perjuicios sufridos por una administración de justicia que se sumó al carro del populismo y la alarma social. En ese resurgir, se ve el talante de Cristóbal López Vivar, quien manifiesta que este esfuerzo no solo es por él mismo y su familia, sino también por todos esos clientes ninguneados por la administración judicial que también sufrieron daños por el sistema judicial.

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