La época estival nos deja un importante avance del uso de sal marina para la desinfección de piscinas, por delante del cloro. Su menor precio y sostenibilidad se han impuesto como la clave para el mantenimiento de estas instalaciones.
Conocida como electrocloración o electrólisis salina, supone el uso de la sal marina como desinfectante natural, con ventajas importantes para la salud de los bañistas, para el medio ambiente y también para el mismo mantenimiento de las piscinas.
Desde Salimar, la Asociación de Salinas Marinas, estiman que en este 2022 se destinen aún más toneladas de sal marina al mantenimiento de piscinas que las registradas en 2021. El año pasado, según datos de los productores asociados a Salimar, se destinaron a este fin unas 26.890 toneladas, un 4,8% más que el año anterior, lo que confirma la mayor penetración en el mercado de esta solución.
Las piscinas que utilizan para su desinfección cloradores salinos obtienen como resultado un cloro inodoro e incoloro caracterizado por ser un potente desinfectante capaz de destruir cualquier microorganismo existente en el agua de las piscinas.
Basta con echar una pequeña cantidad de sal marina, entre 4 y 6 gramos por litro de agua de la piscina, lo que supone una concentración muy inferior a la salinidad del mar e incluso inferior a la de la lágrima humana o de las soluciones fisiológicas.
Esta sal pasa por unos electrodos previamente instalados en las tuberías de retorno del sistema de depuración de la piscina, que la convierten en cloro activo. Lo interesante del proceso es que es totalmente circular. Es decir, que este agente desinfectante se transforma nuevamente en sal, de forma que el ciclo se renueva constantemente.
Ventajas de la electrólisis salina
La primera de la ventajas de este tratamiento es para el medio ambiente, porque se trata de un sistema mucho más sostenible y con un carácter netamente ecológico, ya que la electrólisis salina parte del uso de dos elementos totalmente naturales (agua y sal marina), que gracias a la electricidad se reciclan constantemente en un circuito cerrado y totalmente respetuoso con la naturaleza.
La salud de las personas es otro de los aspectos donde cobra ventaja la electrocloración. En primer lugar, porque el agua de las piscinas con este sistema de desinfección es más suave y ligera, sin el fuerte y característico olor a cloro. Y en segunda instancia, porque la baja concentración salina se traduce en menos trastornos en la piel y en los ojos respecto a los producidos por el cloro.
También hay beneficios para los encargados del mantenimiento, ya que hablamos de un sistema de funcionamiento semi-automático que garantiza constantemente la buena calidad sanitaria del agua sin requerir muchas horas de trabajo; a la vez que permite un importante ahorro económico respecto al cloro comercial y evita añadir productos químicos directamente sobre el agua de la piscina y, por tanto, el tener que almacenarlos y manipularlos, con los riesgos que ello supone.