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Así es como combatir la vuelta a la rutina sin procrastinar

La vuelta al trabajo puede suponer todo un reto, pero si además le añades el listado de tareas que has ido postergando a lo largo del curso, la ecuación se complica provocando un malestar con nosotros mismos

El equipo de Sowo Coworking te proponen las mejores técnicas con las que mantener la productividad y anticiparse a cualquier distracción

Septiembre para muchos es un punto de inflexión, similar al que se produce en enero. Un nuevo año con sus respectivos objetivos. Y si un objetivo coincide en la gran mayoría de personas es el de no procrastinar. Lo cierto es que muy probablemente lo hayas estado practicando más de lo que deberías y si no, tarde o temprano todos caemos, ya que forma parte de la naturaleza humana. Seguro que en más de una ocasión has iniciado tu jornada laboral con la TO-DO List llena, y con una sensación de agobio insaciable, pero aun así lo primero que has hecho ha sido revisar tus apps favoritas y leer algún que otro artículo. A esto, precisamente, se le llama procrastinar.

Cuando hablamos de procrastinar, nos referimos al hecho de postergar las tareas pendientes y dejarlo todo para último momento, lo que a la larga puede afectar a la salud mental de uno mismo, impactando incluso a la autoconfianza. Este fenómeno suele producirse con aquellas tareas que no hacen especial ilusión o bien, si existe un miedo frente a la tarea pendiente.

Para muchos no procrastinar puede parecer una tarea casi imposible, lo que se traduce en el objetivo que año tras año encabeza el listado. Conscientes de su dificultad, el equipo de Sowo, un espacio de coworking adaptado a las necesidades de sus integrantes, proponen una serie de técnicas a incorporar a la jornada laboral para que estos momentos de procrastinación no consuman tus días y semanas.

Aunque realmente no existe una única respuesta, si puedes ir probando distintas técnicas hasta encontrar aquella con la que vayas viendo los mejores resultados:

Domina tú el tiempo. Cada vez más, existen expertos que popularizan técnicas con las que poder moldear el tiempo a las necesidades de uno mismo y es precisamente una de las mejores técnicas contra la procrastinación. La técnica Pomodoro consiste en usar un temporizador con el que dividir el tiempo de trabajo en bloques de 25 minutos, generalmente separados por descansos de breves minutos. Una vez completados 4 bloques enteros, se toma un descanso de entre 20 y 30 minutos. Esta es una técnica perfecta para mantener la concentración y evitar distracciones durante los intervalos de trabajo.

Las listas de tareas serán tus mejores aliadas. Otra de las técnicas más populares para combatir la temida procrastinación es hacer una lista de tareas para el día encabezada por aquella que menos apetece hacer, ya que generalmente suele ser la tarea que acabas posponiendo. El truco del listado está en que si por lo que fuera acabas procrastinando y no completas todo lo anotado, lo ideal es pasar esa o esas tareas al día siguiente y anotarla con un paréntesis al lado indicando el número de veces que lo has pospuesto. Con esto vamos presionando poco a poco, y permite tomar conciencia de esa tarea que está costando más. Es el método perfecto para tomar cartas en el asunto y hacer de una vez por todas esa odiada pero necesaria faena del día.

Cuestión de actitud. No se es plenamente consciente de que no solamente se procrastina por distracciones o por cansancio, sino que en ocasiones es una cuestión de cómo se afrontan las tareas diarias. Y es que puede ocurrir que alguna tarea genere un sentimiento desagradable y por ello se busque evitarla a toda costa. Para evitar esta sensación, es recomendable que antes de iniciar el proyecto se adopte una actitud relajada. Esto, en muchas ocasiones, empieza por cuidar el entorno de trabajo, así pues es importante preparar una zona donde se perciba orden, espacio suficiente e incluso una gama cromática que resulte agradable. Una vez logrado este espacio, es momento de sentarse frente al escritorio. Con ello, se logra un entorno que no resulta una fuente inmediata de distracción.

La tecnología como herramienta para incrementar la productividad. Aunque pueda parecer mentira, internet es una de las opciones perfectas con la que incentivar la productividad y la organización en el día a día. Lo cierto es que se han ido desarrollando aplicaciones concretamente ideadas para tomar conciencia de la inversión que hacemos de nuestro tiempo a lo largo del día. Quality Time, por ejemplo, es una app la cual hace un registro del tiempo que dedicas a las distintas redes sociales. También existe Forest, una especie de caja fuerte en la que encerrar tu móvil. Y es que cuando introduces el tiempo estimado en hacer una determinada tarea, la pantalla de tu móvil se bloqueará y no volverá a encenderse hasta que termine ese intervalo de tiempo previamente introducido. Muchas son las opciones que existen para procrastinar lo menos posible de la mano de la tecnología, una opción perfecta para invertir el uso que se le da a la tecnología.

Coworking, el espacio ideal para no procrastinar. Esta opción es perfecta si eres una persona que te gusta trabajar con gente que se encuentre en tu misma situación a tu alrededor. Rodearse de una comunidad con la que motivaros mantener el día a día es, en ocasiones, la forma perfecta para mantener un orden en tu jornada laboral. Este espacio es el ideal en un coworking, donde personas de distintas empresas o proyectos se unen bajo un mismo techo para trabajar y potenciar sus tareas. Y es que si te cuesta mantener un horario por ti mismo, unirte a una comunidad como la que ofrece un espacio de coworking de Sowo será tu mejor decisión para no procrastinar.

Y es que procrastinar, es un fenómeno que ha sido estudiado de forma estratégica por muchos expertos en psicología a lo largo de los años, pero su estudio se ha acentuado más con la inclusión de la tecnología en el día a día. Para entender cómo esta actitud ha ido avanzando hasta la actualidad, basta con fijarse en su origen etimológico. La palabra “procrastinación” proviene del verbo en latín procrastinare, es decir, postergar hasta mañana. Esto nos ofrece una leve pista de cómo verdaderamente es una actitud de naturaleza humana, pero frente a la cual cada vez más, existen soluciones adaptadas a todas las necesidades y con las que combatir una vuelta a la rutina con éxito personal y laboral.  

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