Aunque la industria vinícola en España es, tal vez, una de las más afectadas por las consecuencias del cambio climático, son más bien pocas las bodegas que han optado por iniciar un tránsito paulatino a un modelo de producción más amigable con el medioambiente.
La resistencia que encuentran estas empresas al cambiar sus procesos tiene que ver, en parte, con el imaginario de que dicho cambio necesariamente impacta negativamente en el sabor tradicional del vino.
Dispuestos a desmentir este mito y a diseñar un proceso de preparación que mitigue las consecuencias ambientales, la compañía de vinos Bodegas Robles se propuso desde los años 90 diseñar un plan de producción sostenible, con el cual pudiesen preparar un vino ecológico con los sabores de antaño, pero pensando en las necesidades climáticas del presente.
Un proceso que se piensa desde la tierra
La producción con enfoque ecológico parte con una iniciativa gestionada por la generación más joven de la familia Robles, quienes recibieron el liderazgo de la compañía en la última década del siglo pasado.
Con el interés de seguir haciendo buen vino, pero de una manera más sostenible, buscaron implementar ciertos cambios en las etapas de la producción, tanto en el cultivo de la uva, como en el empaquetado y embalaje del vino. Gracias a los resultados de una investigación de casi 30 años, la compañía ahora puede contar con un proceso de producción completamente agroecológico, el cual es un referente de innovación en toda España.
Bodegas Robles realizó un completo plan de reforestación en todas sus hectáreas de cultivo donde, además de la uva, ahora es posible encontrar trebolinas, amapolas, tréboles y flores silvestres. Estas plantas ayudan a conservar en perfectas condiciones la tierra, aportan grandes cantidades de nitrógeno que sirven para disminuir la erosión del suelo y permiten que la uva crezca sana y en buenas condiciones. Por otra parte, todas estas plantas y flores atraen insectos que cuidan y fertilizan naturalmente las uvas, defendiéndolas de invasores y plagas, lo que a largo plazo implica una reducción considerable en el uso de pesticidas químicos que afectan la salud de la tierra.
Una amplia variedad de vino ecológico
Después de la cosecha, la compañía se encarga de preparar el fruto para la fermentación, utilizando únicamente levaduras autóctonas, presentes en la tierra del viñedo y que llegan adheridas a la piel de la uva. Con este tratamiento natural, la compañía ha logrado que sus vinos adquieran sabores únicos y especiales, que se traducen en más de 11 variedades. Entre ellas destacan el vino espumoso, Pedro Ximénez, vino fino, vermut, vino en rama, amontillado, tinto, generoso dulce, blanco, entre otras.
Con esta iniciativa ecológica, Bodegas Robles espera contribuir en el cuidado del medio ambiente y en la mitigación de los efectos del cambio climático, a la misma vez que ofrece a sus clientes un vino de excelente calidad, preparado con las uvas de calidad de la región.