El cambio climático está favoreciendo periodos de actividad más largos y el establecimiento en España de especies tropicales como el mosquito tigre
Islandia es uno de los pocos países del mundo donde no existen estos insectos, gracias a sus excepcionales condiciones climáticas.
Evitar cualquier acumulación de agua en domicilios, diseñar y ejecutar planes de Control Vectorial en ayuntamientos y encargar la vigilancia y control de los focos a empresas profesionales son algunas de las claves para mantener a raya a estos animales.
Por extraño que parezca, existen lugares en el mundo que cuentan con el privilegio de carecer de mosquitos. Ejemplo de ello es Islandia, un país donde las condiciones climatológicas son tan particulares y extremas que durante años han impedido el desarrollo de este insecto. Sin embargo, fruto del cambio climático y la globalización, esto puede cambiar en los próximos años.
Por norma general, un mosquito suele vivir entre 30 y 50 días y su existencia está claramente determinada por dos factores: el calor y el agua estancada. La hembra se encarga de poner los huevos directamente en el agua o cerca de ella. Pasados unos días o incluso escasas horas según la temperatura, estos eclosionan y entran en una etapa de larva, alimentándose durante 5 o 6 días de multitud de microorganismos y partículas disueltas en el agua.
Antes de convertirse en adultos, pasan a un estado de pupa, donde no se alimentan aunque sí se mueven muy rápido por la lámina de agua. De las pupas emergerán las formas adultas de los mosquitos que se aparearán y las hembras picarán a algún hospedador para extraer su sangre y poder así obtener un alimento suficientemente energético para poner los huevos. De este modo se cerraría su ciclo vital.
Sin embargo, en Islandia sucede algo excepcional: se estima que en la isla los períodos cálidos no son suficientemente largos ni intensos para favorecer que los mosquitos completen sus ciclos de reproducción.
España, un país predilecto para los mosquitos
En España la situación es muy diferente. Aunque el país cuenta con diferentes tipos de clima, la distancia entre las épocas frías y calientes son suficientes para permitir al mosquito completar su ciclo biológico. Normalmente en abril-mayo, con la subida de las temperaturas, comienza a intensificarse su actividad. Durante los meses de junio-julio, se reducen los tiempos para completar el ciclo reproductivo, incrementándose las poblaciones. Finalmente, es entre agosto y septiembre cuando estos insectos suelen alcanza el pico poblacional más alto, disminuyendo con la llegada del frío hacia noviembre-diciembre.
Además, según confirman técnicos expertos como Rubén Bueno, Director Técnico de Rentokil Initial y Lokímica: "El cambio climático está favoreciendo, no solo periodos de actividad más largos de estos insectos (hoy en día en muchos territorios de España tenemos actividad de mosquitos prácticamente todo el año), sino también el establecimiento de especies típicamente tropicales en nuestras latitudes, como sería el caso del mosquito tigre".
Desde Rentokil Initial se han detectado situaciones de proliferación masiva de mosquitos al comienzo de la primavera o en otoño, incidencias por el mosquito común o Culex pipiens durante todo el año e, incluso, que el mosquito tigre o Aedes albopictus haya afectado con sus picaduras a personas de municipios del sur de España durante meses invernales.
En España, encontramos tanto al mosquito común, como al mosquito Anopheles, mientras que el mosquito tigre se concentra en el arco mediterráneo, ciertos puntos del oeste, centro y norte peninsular.
A estas se suman otras nuevas especies de mosquitos que durante los últimos años se han hecho un hueco en el país, como el mosquito japonés (Aedes japonicus), del que se ha encontrado presencia en algunas provincias del norte, o el mosquito de la fiebre amarilla (Aedes aegypti), que ocasionalmente ha sido detectado en las Islas Canarias.
En lo que respecta a su peligrosidad, para Rubén Bueno, tanto el mosquito tigre como el mosquito de la fiebre amarilla son dos especies que "pueden transmitir diferentes virus muy relevantes desde el punto de vista sanitario. Tampoco olvidemos su impacto negativo directo en el turismo y en la calidad de vida de los habitantes de las zonas afectadas".
Por otro lado, una de las cuestiones que más dificulta el control de las infestaciones está en la facilidad con la que estos pueden criar larvas. Por ejemplo, la especie Anopheles suele desarrollarse en aguas limpias de estanques, zonas remansadas de ríos e incluso arrozales, el denominado mosquito común puede colonizar casi cualquier tipo de hábitat acuático estancado incluso caracterizado por aguas que estén muy contaminadas como acequias de riego o fosas sépticas, mientras que el mosquito tigre puede crecer en cualquier espacio por pequeño que sea pero que tenga un mínimo de agua estancada para poder desarrollar sus larvas como es el caso de recipientes de reducidas dimensiones e incluso pequeños agujeros en árboles que retengan agua.
Cómo prevenir y actuar contra los insectos
La globalización, el crecimiento de las ciudades y el cambio climático son algunos de los factores que están contribuyendo a la transmisión de enfermedades y al aumento de poblaciones de mosquitos en España y en el resto del mundo. Por ello, cada vez es más importante invertir en prevención y reforzar los protocolos de vigilancia y control, de cara no solo a evitar que se produzcan molestas plagas de mosquitos sino, sobre todo, para impedir que dichos mosquitos se conviertan en vectores de enfermedades y se tenga una situación de mayor trascendencia sanitaria todavía si cabe.
Conociendo la facilidad que tienen estos insectos para su reproducción, la mejor medida para evitar su cría y multiplicación en domicilios y propiedades privadas es evitar cualquier tipo de acumulación de agua, incluso por pequeña que sea.
Además, fomentar el diseño y la ejecución de los programas de Control Vectorial es clave para asegurar la salud de los ciudadanos. Las empresas profesionales de control de plagas como Rentokil Initial garantizan, en sus zonas de intervención, el control y vigilancia de los focos de proliferación de mosquitos que se detecten en los espacios públicos y privados sometidos a seguimiento.