El mundo empresarial puede parecer bastante amplio y complejo desde un punto de vista interno, sobre todo si es una empresa con muchos años de experiencia, gran cantidad de empleados, gran alcance y un capital enorme.
Sin embargo, tanto en pequeñas como medianas y grandes empresas, es necesario apegarse al cumplimiento normativo, para así poder prevenir posibles riesgos legales que pudieran ocurrir en el ejercicio de sus funciones. A este conjunto de medidas y prácticas adoptadas dentro de una compañía se le conoce como Compliance Penal, y tiene como principio proteger la reputación de las empresas como personas jurídicas.
En SpainCompliance, el equipo de expertos en derecho normativo está al servicio de todas aquellas organizaciones que deseen mantenerse protegidas frente a casos de sobornos, fraudes o daños al medioambiente, así como cualquier posible incidente que pueda presentarse dentro de la empresa y conllevar responsabilidades penales.
La importancia del Compliance Penal
Entre los principales objetivos del Compliance Penal, se puede mencionar la lucha contra la corrupción, ya que se encarga de prevenir este tipo de prácticas y, con ello, minimizar la responsabilidad legal y penal de las empresas. Asimismo, gracias a las medidas preventivas es posible detectar las acciones irregulares que puedan ocurrir entre directivos y empleados.
A través del Compliance Penal, las actividades son organizadas teniendo en cuenta los marcos regulatorios pertinentes, generando confianza en inversionistas, personal y clientes, debido al cumplimiento de los estándares internacionales, aumentando la transparencia y la ética.
En caso de incumplimiento normativo, las diferentes penas que pueden afectar a las personas jurídicas según el código penal pueden ser multas, disolución de la persona jurídica y suspensión de actividades si la empresa favoreció o encubrió un delito.
Relación del Compliance Penal con la ética empresarial
Por ser un mecanismo que afecta los aspectos de la sociedad, para las empresas es indispensable cumplir con las normas internas y externas establecidas, creando la cultura de cumplimiento a través de códigos de conducta y ética, socialmente aceptados y válidos, como lo son la integridad, honestidad, transparencia y buena fe, velando porque se lleve a cabo y estableciendo sanciones cuando se ignoran.
Para que una empresa pueda cumplir con sus deberes de cumplimiento, esta debe establecer una cultura de cumplimiento, la cual resulta ser el punto de partida para tal fin, independientemente del tamaño o actividad que la empresa presente.
El objetivo de esta figura es que una organización cumpla con todas sus obligaciones, de modo que se trata de un sistema de gestión eficaz para las empresas.